Eclesiastés capitulo 1
La Biblia de las Américas
3¿Qué provecho recibe el hombre de todo el trabajo con que se afana bajo el sol ? 4Una generación va y otra generación viene, mas la tierra permanece para siempre. 5El sol sale y el sol se pone, a su lugar se apresura, y de allí vuelve a salir. 6Soplando hacia el sur, y girando hacia el norte, girando y girando va el viento; y sobre sus giros el viento regresa. 7Todos los ríos van hacia el mar, y el mar no se llena; al lugar donde los ríos fluyen, allí vuelven a fluir. 8Todas las cosas son fatigosas, el hombre no puede expresarlas. No se sacia el ojo de ver, ni se cansa el oído de oír. 9Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará ; no hay nada nuevo bajo el sol. 10¿Hay algo de que se pueda decir: Mira, esto es nuevo? Ya existía en los siglos que nos precedieron. 11No hay memoria de las cosas primeras ni tampoco de las postreras que sucederán; no habrá memoria de ellas entre los que vendrán después.
12Yo, el Predicador, he sido rey sobre Israel en Jerusalén. 13Y apliqué mi corazón a buscar e investigar con sabiduría todo lo que se ha hecho bajo el cielo. Tarea dolorosa dada por Dios a los hijos de los hombres para ser afligidos con ella. 14He visto todas las obras que se han hecho bajo el sol, y he aquí, todo es vanidad y correr tras el viento.
16Yo me dije : He aquí, yo he engrandecido y aumentado la sabiduría más que todos los que estuvieron antes de mí sobre Jerusalén ; mi corazón ha contemplado mucha sabiduría y conocimiento. 17Y apliqué mi corazón a conocer la sabiduría y a conocer la locura y la insensatez ; me di cuenta de que esto también es correr tras el viento.
Nueva Biblia de las Américas
3¿Qué provecho recibe el hombre de todo el trabajo Con que se afana bajo el sol? 4Una generación va y otra generación viene, Pero la tierra permanece para siempre. 5El sol sale y el sol se pone, A su lugar se apresura. De allí vuelve a salir. 6Soplando hacia el sur, Y girando hacia el norte, Girando y girando va el viento; Y sobre sus giros el viento regresa. 7Todos los ríos van hacia el mar, Pero el mar no se llena. Al lugar donde los ríos fluyen, Allí vuelven a fluir. 8Todas las cosas son fatigosas, El hombre no puede expresarlas. No se sacia el ojo de ver, Ni se cansa el oído de oír. 9Lo que fue, eso será, Y lo que se hizo, eso se hará; No hay nada nuevo bajo el sol. 10¿Hay algo de que se pueda decir: “Mira, esto es nuevo?” Ya existía en los siglos Que nos precedieron. 11No hay memoria de las cosas primeras Ni tampoco de las postreras que sucederán; No habrá memoria de ellas Entre los que vendrán después.
12Yo, el Predicador, he sido rey sobre Israel en Jerusalén. 13Y apliqué mi corazón a buscar e investigar con sabiduría todo lo que se ha hecho bajo el cielo. Tarea dolorosa dada por Dios a los hijos de los hombres para ser afligidos con ella. 14He visto todas las obras que se han hecho bajo el sol, y he observado que todo es vanidad y correr tras el viento.
16Yo me dije: “Yo he engrandecido y aumentado en sabiduría más que todos los que estuvieron antes de mí sobre Jerusalén; mi corazón ha contemplado mucha sabiduría y conocimiento.” 17Y apliqué mi corazón a conocer la sabiduría y a conocer la locura y la insensatez. Me di cuenta de que esto también es correr tras el viento.
Nueva Versión Internacional
1Estas son las palabras del Maestro, hijo de David, rey en Jerusalén. 2Lo más absurdo de lo absurdo, —dice el Maestro—, lo más absurdo de lo absurdo, ¡todo es un absurdo! 3¿Qué provecho saca el hombre de tanto afanarse en esta vida? 4Generación va, generación viene, mas la tierra siempre es la misma. 5Sale el sol, se pone el sol, y afanoso vuelve a su punto de origen para de allí volver a salir. 6Dirigiéndose al sur, o girando hacia el norte, sin cesar va girando el viento para de nuevo volver a girar. 7Todos los ríos van a dar al mar, pero el mar jamás se sacia. A su punto de origen vuelven los ríos, para de allí volver a fluir. 8Todas las cosas hastían más de lo que es posible expresar. Ni se sacian los ojos de ver, ni se hartan los oídos de oír. 9Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol! 10Hay quien llega a decir: «¡Mira que esto sí es una novedad!» Pero eso ya existía desde siempre, entre aquellos que nos precedieron. 11Nadie se acuerda de los hombres primeros, como nadie se acordará de los últimos. ¡No habrá memoria de ellos entre los que habrán de sucedernos!
12Yo, el Maestro, reiné en Jerusalén sobre Israel. 13Y me dediqué de lleno a explorar e investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Penosa tarea ha impuesto Dios al género humano para abrumarlo con ella!
14Y he observado todo cuanto se hace en esta vida, y todo ello es absurdo, ¡es correr tras el viento! 15Ni se puede enderezar lo torcido, ni se puede contar lo que falta.
16Me puse a reflexionar: «Aquí me tienen, engrandecido y con más sabiduría que todos mis antecesores en Jerusalén, y habiendo experimentado abundante sabiduría y conocimiento. 17Me he dedicado de lleno a la comprensión de la sabiduría, y hasta conozco la necedad y la insensatez. ¡Pero aun esto es querer alcanzar el viento!
Reina-Valera 1960
2Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 4Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. 5Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. 6El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 7Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. 8Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. 9¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 10¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. 11No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.
12Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. 13Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él. 14Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. 15Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse.
16Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. 17Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. 18Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.
Biblia del Jubileo
1Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. 2Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 4Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. 5Y sale el sol, y se pone el sol, y con deseo retorna a su lugar donde vuelve a nacer. 6El viento va al mediodía, y rodea al norte; va rodeando de continuo, y por sus rodeos vuelve el viento de nuevo hasta completar su ciclo. 7Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. 8Todas las cosas andan en trabajo más de lo que el hombre pueda decir; los ojos nunca se sacian de ver, ni los oídos de oír. 9¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 10¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. 11No hay memoria de los primeros, ni tampoco de los postreros habrá memoria en los que serán después.
12Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. 13Y di mi corazón a inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo (este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, en que se ocupen). 14Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. 15Lo torcido no se puede enderezar; y lo falto no puede contarse. 16Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. 17Y di mi corazón a conocer la sabiduría, y la ciencia; y las locuras y los desvaríos conocí al fin que aun esto era aflicción de espíritu. 18Porque en la mucha sabiduría hay mucha tristeza; y quien añade ciencia, añade dolor.