Ester capitulo 9
La Biblia de las Américas
1En el mes doce (es decir, el mes de Adar ), el día trece cuando estaban para ejecutarse el mandato y edicto del rey, el mismo día que los enemigos de los judíos esperaban obtener dominio sobre ellos, sucedió lo contrario, porque fueron los judíos los que obtuvieron dominio sobre los que los odiaban. 2Se reunieron los judíos en sus ciudades por todas las provincias del rey Asuero para echar mano a los que buscaban su daño ; y nadie podía oponérseles, porque el temor a ellos había caído sobre todos los pueblos. 3Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los que manejaban los negocios del rey ayudaron a los judíos, porque el temor a Mardoqueo había caído sobre ellos, 4pues Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama se había extendido por todas las provincias, porque Mardoqueo se hacía más y más grande. 5Y los judíos hirieron a todos sus enemigos a filo de espada, con matanza y destrucción ; e hicieron lo que quisieron con los que los odiaban. 6En la fortaleza de Susa los judíos mataron y destruyeron a quinientos hombres, 7también a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8Porata, Adalía, Aridata, 9Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, 10los diez hijos de Amán, hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no echaron mano a los bienes.
11Aquel mismo día comunicaron al rey el número de los que fueron muertos en la fortaleza de Susa. 12Y el rey dijo a la reina Ester: En la fortaleza de Susa los judíos han matado y exterminado a quinientos hombres y a los diez hijos de Amán. ¡Qué habrán hecho en las demás provincias del rey! ¿Cuál es tu petición ahora? Pues te será concedida. ¿Qué más quieres? También te será hecho. 13Entonces Ester dijo: Si le place al rey, que mañana también se conceda a los judíos que están en Susa hacer conforme al edicto de hoy ; y que los diez hijos de Amán sean colgados en la horca. 14El rey ordenó que así se hiciera; y un edicto fue promulgado en Susa, y los diez hijos de Amán fueron colgados. 15Los judíos que se hallaban en Susa se reunieron también el día catorce del mes de Adar y mataron a trescientos hombres en Susa, pero no echaron mano a los bienes.
16Y los demás judíos que se hallaban en las provincias del rey se reunieron para defender sus vidas y librarse de sus enemigos; y mataron a setenta y cinco mil de los que los odiaban, pero no echaron mano a los bienes. 17Esto sucedió el día trece del mes de Adar, y el día catorce descansaron, y lo proclamaron día de banquete y de regocijo. 18Pero los judíos que se hallaban en Susa se reunieron el trece y el catorce del mismo mes, y descansaron el día quince y lo proclamaron día de banquete y de regocijo. 19Por eso los judíos de las áreas rurales, que habitan en las ciudades abiertas, proclaman el día catorce del mes de Adar día festivo para regocijarse, hacer banquetes y enviarse porciones de comida unos a otros.
20Entonces Mardoqueo escribió estos hechos, y envió cartas a todos los judíos que se hallaban en todas las provincias del rey Asuero, tanto cercanas como lejanas, 21ordenándoles que celebraran anualmente el día catorce del mes de Adar, y el día quince del mismo mes, 22porque en esos días los judíos se libraron de sus enemigos, y fue para ellos un mes que se convirtió de tristeza en alegría y de duelo en día festivo. Los harían días de banquete y de regocijo, para que se enviaran porciones de comida unos a otros e hicieran donativos a los pobres. 23Así los judíos llevaron a cabo lo que habían comenzado a hacer, y lo que Mardoqueo les había escrito. 24Pues Amán, hijo de Hamedata, agagueo, enemigo de todos los judíos, había hecho planes contra los judíos para destruirlos, y había echado el Pur, es decir, la suerte, para su ruina y destrucción. 25Pero cuando esto llegó al conocimiento del rey, éste ordenó por carta que el perverso plan que había tramado contra los judíos recayera sobre su cabeza, y que él y sus hijos fueran colgados en la horca. 26Por eso estos días son llamados Purim, por el nombre Pur. Y a causa de las instrucciones en esta carta, tanto por lo que habían visto sobre este asunto y por lo que les había acontecido, 27los judíos establecieron e hicieron una costumbre para ellos, para sus descendientes y para todos los que se aliaban con ellos, de que no dejarían de celebrar estos dos días conforme a su ordenanza y conforme a su tiempo señalado cada año. 28Así estos días serían recordados y celebrados por todas las generaciones, por cada familia, cada provincia y cada ciudad; para que estos días de Purim no dejaran de celebrarse entre los judíos, ni su memoria se extinguiera entre sus descendientes.
29Entonces la reina Ester, hija de Abihail, y el judío Mardoqueo escribieron con toda autoridad para confirmar esta segunda carta acerca de Purim. 30Y se enviaron cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero, palabras de paz y de verdad, 31para establecer estos días de Purim en sus tiempos señalados, tal como habían establecido para ellos el judío Mardoqueo y la reina Ester, según habían fijado para ellos y sus descendientes, con instrucciones para sus tiempos de ayuno y de lamentaciones. 32El mandato de Ester estableció estas costumbres acerca de Purim, y esto fue escrito en el libro.
Nueva Biblia de las Américas
1En el mes doce (es decir, el mes de Adar), el día trece cuando estaban para ejecutarse el mandato y edicto del rey, el mismo día que los enemigos de los Judíos esperaban obtener dominio sobre ellos, sucedió lo contrario, porque fueron los Judíos los que obtuvieron dominio sobre los que los odiaban. 2Se reunieron los Judíos en sus ciudades por todas las provincias del rey Asuero para echar mano a los que buscaban hacerles daño. Nadie podía oponérseles, porque el temor a ellos había caído sobre todos los pueblos. 3Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los que manejaban los negocios del rey ayudaron a los Judíos, porque el temor a Mardoqueo había caído sobre ellos. 4Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama se había extendido por todas las provincias, porque Mardoqueo se engrandecía más y más.
5Los Judíos hirieron a todos sus enemigos a filo de espada, con matanza y destrucción; e hicieron lo que quisieron con los que los odiaban. 6En la fortaleza de Susa los Judíos mataron y destruyeron a 500 hombres, 7también a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8Porata, Adalía, Aridata, 9Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, 10los diez hijos de Amán, hijo de Hamedata, enemigo de los Judíos; pero no echaron mano a sus bienes.
11Aquel mismo día comunicaron al rey el número de los que fueron muertos en la fortaleza de Susa. 12Y el rey dijo a la reina Ester: “En la fortaleza de Susa los Judíos han matado y exterminado a 500 hombres y a los diez hijos de Amán. ¡Qué habrán hecho en las demás provincias del rey! ¿Cuál es tu petición ahora? Pues te será concedida. ¿Qué más quieres? También te será hecho.” 13Entonces Ester dijo: “Si le place al rey, que mañana también se conceda a los Judíos que están en Susa hacer conforme al edicto de hoy; y que los diez hijos de Amán sean colgados en la horca.”
14El rey ordenó que así se hiciera; y un edicto fue promulgado en Susa, y los diez hijos de Amán fueron colgados. 15Los Judíos que se hallaban en Susa se reunieron también el día catorce del mes de Adar y mataron a 300 hombres en Susa, pero no echaron mano a sus bienes.
16Los demás Judíos que se hallaban en las provincias del rey se reunieron para defender sus vidas y librarse de sus enemigos. Mataron a 75,000 de los que los odiaban, pero no echaron mano a sus bienes. 17Esto sucedió el día trece del mes de Adar, y el día catorce descansaron, y lo proclamaron día de banquete y de regocijo. 18Pero los Judíos que se hallaban en Susa se reunieron el trece y el catorce del mismo mes, y descansaron el día quince y lo proclamaron día de banquete y de regocijo. 19Por eso los Judíos de las áreas rurales, que habitan en las ciudades abiertas (sin murallas), proclaman el día catorce del mes de Adar día festivo para regocijarse, hacer banquetes y enviarse porciones de comida unos a otros.
20Entonces Mardoqueo escribió estos hechos, y envió cartas a todos los Judíos que se hallaban en todas las provincias del rey Asuero, tanto cercanas como lejanas, 21ordenándoles que celebraran anualmente el día catorce del mes de Adar, y el día quince del mismo mes. 22Porque en esos días los Judíos se libraron de sus enemigos, y fue para ellos un mes que se convirtió de tristeza en alegría y de duelo en día festivo. Los harían días de banquete y de regocijo, para que se enviaran porciones de comida unos a otros e hicieran donativos a los pobres. 23Así los Judíos llevaron a cabo lo que habían comenzado a hacer, y lo que Mardoqueo les había escrito.
24Pues Amán, hijo de Hamedata, el Agagueo, enemigo de todos los Judíos, había hecho planes contra los Judíos para destruirlos, y había echado el Pur, es decir, la suerte, para su ruina y destrucción. 25Pero cuando esto llegó al conocimiento del rey, éste ordenó por carta que el perverso plan que Amán había tramado contra los Judíos recayera sobre su cabeza, y que él y sus hijos fueran colgados en la horca.
26Por eso estos días son llamados Purim (Suertes), por el nombre Pur. Y a causa de las instrucciones en esta carta, tanto por lo que habían visto sobre este asunto y por lo que les había acontecido, 27los Judíos establecieron e hicieron una costumbre para ellos, para sus descendientes y para todos los que se aliaban con ellos, que no dejarían de celebrar estos dos días conforme a su ordenanza y conforme a su tiempo señalado cada año. 28Para que estos días fueran recordados y celebrados por todas las generaciones, por cada familia, cada provincia y cada ciudad; y que estos días de Purim no dejaran de celebrarse entre los Judíos, ni su memoria se extinguiera entre sus descendientes.
29Entonces la reina Ester, hija de Abihail, y el Judío Mardoqueo escribieron con toda autoridad para confirmar esta segunda carta acerca de Purim. 30Y se enviaron cartas a todos los Judíos, a las 127 provincias del reino de Asuero, palabras de paz y de verdad, 31para establecer estos días de Purim en sus tiempos señalados, tal como habían establecido para ellos el Judío Mardoqueo y la reina Ester, según habían fijado para ellos y sus descendientes, con instrucciones para sus tiempos de ayuno y de lamentaciones. 32El mandato de Ester estableció estas costumbres acerca de Purim, y esto fue escrito en el libro.
Nueva Versión Internacional
1El edicto y la orden del rey debían ejecutarse el día trece del mes doce, que es el mes de adar. Los enemigos de los judíos esperaban dominarlos ese día; pero ahora se habían invertido los papeles, y los judíos dominaban a quienes los odiaban. 2En todas las provincias del rey Asuero, los judíos se reunieron en sus respectivas ciudades para atacar a los que procuraban su ruina. Nadie podía combatirlos, porque el miedo a ellos se había apoderado de todos. 3Los funcionarios de las provincias, los sátrapas, los intendentes y los administradores del rey apoyaban a los judíos, porque el miedo a Mardoqueo se había apoderado de todos ellos. 4Mardoqueo se había convertido en un personaje distinguido dentro del palacio real. Su fama se extendía por todas las provincias, y cada vez se hacía más poderoso.
5Los judíos mataron a filo de espada a todos sus enemigos. Los mataron y los aniquilaron, e hicieron lo que quisieron con quienes los odiaban. 6En la ciudadela de Susa mataron y aniquilaron a quinientos hombres. 7También mataron a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8Porata, Adalías, Aridata, 9Parmasta, Arisay, Ariday y Vaizata, 10que eran los diez hijos de Amán hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos. Pero no se apoderaron de sus bienes.
14El rey ordenó que se hiciera así. Se emitió un edicto en Susa, y los diez hijos de Amán fueron colgados. 15Los judíos de Susa se reunieron también el día catorce del mes de adar, y mataron allí a trescientos hombres, pero no se apoderaron de sus bienes.
16Mientras tanto, los judíos restantes que estaban en las provincias del rey también se reunieron para defenderse y librarse de sus enemigos. Mataron a setenta y cinco mil de quienes los odiaban, pero tampoco se apoderaron de sus bienes. 17Esto sucedió el día trece del mes de adar. El día catorce descansaron, y lo celebraron con un alegre banquete.
20Mardoqueo registró estos acontecimientos y envió cartas a todos los judíos de todas las provincias lejanas y cercanas del rey Asuero, 21exigiéndoles que celebraran cada año los días catorce y quince del mes de adar 22como el tiempo en que los judíos se libraron de sus enemigos, y como el mes en que su aflicción se convirtió en alegría, y su dolor en día de fiesta. Por eso debían celebrarlos como días de banquete y de alegría, compartiendo los alimentos los unos con los otros y dándoles regalos a los pobres.
23Así los judíos acordaron convertir en costumbre lo que habían comenzado a festejar, cumpliendo lo que Mardoqueo les había ordenado por escrito. 24Porque Amán hijo de Hamedata, el agagueo, el enemigo de todos los judíos, había maquinado aniquilar a los judíos y había echado el pur —es decir, la suerte— para confundirlos y aniquilarlos. 25Pero, cuando Ester se presentó ante el rey, este ordenó por escrito que el malvado plan que Amán había maquinado contra los judíos debía recaer sobre su propia cabeza, y que él y sus hijos fueran colgados en la estaca. 26Por tal razón, a estos días se los llamó Purim, de la palabra pur. Conforme a todo lo escrito en esta carta, y debido a lo que habían visto y a lo que les había sucedido, 27los judíos establecieron para ellos y sus descendientes, y para todos los que se les unieran, la costumbre de celebrar sin falta estos dos días cada año, según la manera prescrita y en la fecha fijada. 28Toda familia, y cada provincia y ciudad, debía recordar y celebrar estos días en cada generación. Y estos días de Purim no debían dejar de festejarse entre los judíos, ni debía morir su recuerdo entre sus descendientes.
29La reina Ester, hija de Abijaíl, junto con Mardoqueo el judío, escribieron con plena autoridad para confirmar esta segunda carta con respecto a los días de Purim. 30Él envió decretos a todos los judíos de las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero —con palabras de buena voluntad y seguridad— 31para establecer los días de Purim en las fechas fijadas, como lo habían decretado para ellos Mardoqueo el judío y la reina Ester, y como lo habían establecido para sí mismos y para sus descendientes, con algunas cláusulas sobre ayunos y lamentos. 32El decreto de Ester confirmó estas normas con respecto a Purim, y quedó registrado por escrito.
Reina-Valera 1960
1En el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece días del mismo mes, cuando debía ser ejecutado el mandamiento del rey y su decreto, el mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban enseñorearse de ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían. 2Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para descargar su mano sobre los que habían procurado su mal, y nadie los pudo resistir, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos. 3Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, capitanes y oficiales del rey, apoyaban a los judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos. 4Pues Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; Mardoqueo iba engrandeciéndose más y más. 5Y asolaron los judíos a todos sus enemigos a filo de espada, y con mortandad y destrucción, e hicieron con sus enemigos como quisieron. 6En Susa capital del reino mataron y destruyeron los judíos a quinientos hombres. 7Mataron entonces a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8Porata, Adalía, Aridata, 9Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, 10diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no tocaron sus bienes. 11El mismo día se le dio cuenta al rey acerca del número de los muertos en Susa, residencia real.
12Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa capital del reino los judíos han matado a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán. ¿Qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál, pues, es tu petición? y te será concedida; ¿o qué más es tu demanda? y será hecha. 13Y respondió Ester: Si place al rey, concédase también mañana a los judíos en Susa, que hagan conforme a la ley de hoy; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán. 14Y mandó el rey que se hiciese así. Se dio la orden en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán. 15Y los judíos que estaban en Susa se juntaron también el catorce del mes de Adar, y mataron en Susa a trescientos hombres; pero no tocaron sus bienes.
16En cuanto a los otros judíos que estaban en las provincias del rey, también se juntaron y se pusieron en defensa de su vida, y descansaron de sus enemigos, y mataron de sus contrarios a setenta y cinco mil; pero no tocaron sus bienes. 17Esto fue en el día trece del mes de Adar, y reposaron en el día catorce del mismo, y lo hicieron día de banquete y de alegría. 18Pero los judíos que estaban en Susa se juntaron el día trece y el catorce del mismo mes, y el quince del mismo reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo. 19Por tanto, los judíos aldeanos que habitan en las villas sin muro hacen a los catorce del mes de Adar el día de alegría y de banquete, un día de regocijo, y para enviar porciones cada uno a su vecino.
20Y escribió Mardoqueo estas cosas, y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanos y distantes, 21ordenándoles que celebrasen el día decimocuarto del mes de Adar, y el decimoquinto del mismo, cada año, 22como días en que los judíos tuvieron paz de sus enemigos, y como el mes que de tristeza se les cambió en alegría, y de luto en día bueno; que los hiciesen días de banquete y de gozo, y para enviar porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres. 23Y los judíos aceptaron hacer, según habían comenzado, lo que les escribió Mardoqueo. 24Porque Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de todos los judíos, había ideado contra los judíos un plan para destruirlos, y había echado Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos. 25Mas cuando Ester vino a la presencia del rey, él ordenó por carta que el perverso designio que aquél trazó contra los judíos recayera sobre su cabeza; y que colgaran a él y a sus hijos en la horca. 26Por esto llamaron a estos días Purim, por el nombre Pur. Y debido a las palabras de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llevó a su conocimiento, 27los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su descendencia y sobre todos los allegados a ellos, que no dejarían de celebrar estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año; 28y que estos días serían recordados y celebrados por todas las generaciones, familias, provincias y ciudades; que estos días de Purim no dejarían de ser guardados por los judíos, y que su descendencia jamás dejaría de recordarlos. 29Y la reina Ester hija de Abihail, y Mardoqueo el judío, suscribieron con plena autoridad esta segunda carta referente a Purim. 30Y fueron enviadas cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad, 31para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según les había ordenado Mardoqueo el judío y la reina Ester, y según ellos habían tomado sobre sí y sobre su descendencia, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor. 32Y el mandamiento de Ester confirmó estas celebraciones acerca de Purim, y esto fue registrado en un libro.
Biblia del Jubileo
1Y en el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece del mismo, donde llegó el mandamiento del rey y su ley, para que se pusiera por obra, el mismo día en que esperaban los enemigos de los judíos enseñorearse de ellos, fue lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían. 2Los judíos se juntaron en sus ciudades en todas las provincias del rey Asuero, para meter mano sobre los que habían procurado su mal; y nadie se puso delante de ellos, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos. 3Y todos los príncipes de las provincias, y los virreyes, y capitanes, y oficiales del rey, ensalzaban a los judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos. 4Porque Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; pues el varón Mardoqueo iba engrandeciéndose. 5E hirieron los judíos a todos sus enemigos con plaga de espada, y de mortandad, y de perdición; e hicieron en sus enemigos a su voluntad. 6Y en Susa capital del reino, mataron y destruyeron los judíos a quinientos hombres. 7Mataron entonces a Parsandata, y a Dalfón, y a Aspata, 8y a Porata y a Adalía, y a Aridata, 9y a Parmasta, y a Arisai, y a Aridai, y a Vaizata, 10diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; mas en el despojo no metieron su mano. 11El mismo día vino la cuenta de los muertos en Susa capital del reino, delante del rey. 12Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa, capital del reino, los judíos han matado y destruido a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán; ¿qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál pues es tu petición, y te será concedida? ¿Y qué más es tu demanda, y será hecho? 13Y respondió Ester: Si place al rey, concédase también mañana a los judíos en Susa, que hagan conforme a la ley de hoy; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán. 14Y mandó el rey que se hiciese así; y fue dada por ley en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán. 15Y los judíos que estaban en Susa, se juntaron también el catorce del mes de Adar, y mataron en Susa trescientos hombres; mas en el despojo no metieron su mano. 16Y los otros judíos que estaban en las provincias del rey, también se juntaron y se pusieron en defensa de su vida, y tuvieron reposo de sus enemigos, y mataron de sus enemigos setenta y cinco mil; mas en el despojo no metieron su mano. 17En el día trece del mes de Adar fue esto; y reposaron en el día catorce del mismo, y lo hicieron día de banquete y de alegría. 18Mas los judíos que estaban en Susa se juntaron en el trece y en el catorce del mismo mes; y al quince del mismo reposaron, y lo hicieron día de banquete y de alegría. 19Por tanto los judíos aldeanos que habitan en las villas sin muro, hacen a los catorce del mes de Adar el día de alegría y de banquete, y buen día, y de enviar porciones cada uno a su vecino. 20Y escribió Mardoqueo estas cosas, y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanos y distantes, 21Constituyéndoles que celebrasen el día décimocuarto del mes de Adar, y el decimoquinto del mismo, cada año, 22por aquellos días en que los judíos tuvieron reposo de sus enemigos, y el mes que se les fue tornado de tristeza en alegría, y de luto en día bueno; que los hiciesen días de banquete y de gozo, y de enviar porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres. 23Y los judíos aceptaron y comenzaron a hacer, lo que les escribió Mardoqueo. 24Porque Amán hijo de Hamedata, agageo, enemigo de los judíos, había ideado contra los judíos para destruirlos, y echó Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y echarlos a perder. 25Mas cuando ella vino a la presencia del rey, él ordenó por escrito: El perverso designio que aquél trazó contra los judíos, recaiga sobre su cabeza; y cuélguenlo a él y a sus hijos en la horca. 26Por esto llamaron a estos días Purim, del nombre Pur. Por todas las palabras pues de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llegó a su noticia, 27establecieron y tomaron los judíos sobre sí, y sobre su simiente, y sobre todos los allegados a ellos, y no será traspasado, el celebrar estos dos días según está escrito en orden a ellos, y conforme a su tiempo cada año; 28y que estos dos días serían en memoria, y celebrados en todas las naciones, y familias, y provincias, y ciudades. Estos días de Purim no pasarán de entre los judíos, y la memoria de ellos no cesará de su simiente. 29Y la reina Ester hija de Abihail, y Mardoqueo judío, escribieron con toda autoridad, para confirmar esta segunda carta de Purim. 30Y envió Mardoqueo cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad, 31para confirmar estos días del Purim en sus tiempos señalados, según les había constituído Mardoqueo judío y la reina Ester, y como habían ellos tomado sobre sí y sobre su simiente las palabras de los ayunos y de su clamor. 32Y el mandamiento de Ester confirmó estas palabras del Purim, y fue escrito en el libro.