Verso

Gálatas 3:21

LBLA ¿Es entonces la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo ! Porque si se hubiera dado una ley capaz de impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido de la ley.
NBLA ¿Es entonces la Ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Porque si se hubiera dado una ley capaz de impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido de la ley.
NVI Si esto es así, ¿estará la ley en contra de las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Si se hubiera promulgado una ley capaz de dar vida, entonces sí que la justicia se basaría en la ley.
RV1960 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.
JBS ¿Luego la ley es contra las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si alguna ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

¿Qué significa Gálatas 3:21?

Pablo está presentando sus argumentos, usando las razones por las que la ley no puede lograr lo que puede lograr la fe en Cristo. Es decir, se está refiriendo a la salvación, porque la fe en Cristo nos salva de nuestros pecados, no la ley. Pablo ha comenzado a responder a la pregunta "¿para qué sirve la ley, entonces?” Ahora anticipa una pregunta diferente que él creyó que sus lectores le harían: ¿estás sugiriendo que la ley de Moisés y las promesas que Dios le hizo a Abrahán están en conflicto?

Pablo responde sin tapujos: "¡de ninguna manera!" En griego esto es mē genoito, que significa algo así como "¡muerte a esa idea!" Por lo tanto, ¡Pablo realmente lo está diciendo en serio! Tanto las promesas que Dios le hizo a Abrahán como la ley de Moisés fueron regalos de Dios después de todo. Por tanto, no se oponen entre sí; simplemente sirven diferentes propósitos en el plan general de redención que Dios puso en marcha desde el principio.

Si Dios nos hubiera dado la ley con el objetivo de alcanzar la vida a través de ella, entonces los seres humanos podrían llegar a ser justos—"justificados"—siguiendo la ley. Sin embargo, la ley no puede darnos la vida, porque ningún ser humano ha podido cumplirla perfectamente, aparte de Cristo mismo (Hebreos 4:15). En cambio, tal y como Pablo dirá en el siguiente versículo, la ley provocó que cada ser humano acabará estando en una prisión establecida por su propia pecaminosidad. Sin embargo, debido a las promesas a Abrahán, las cuales se cumplieron en Jesús, ese no fue el final de la historia.
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