¿Qué significa Gálatas 5:11?
Durante los versículos anteriores, Pablo condenó enérgicamente la idea de que alguien tenga que circuncidarse para que Dios lo pueda aceptar, y dejó muy clara su posición. Por tanto, la fe en Cristo es lo único que puede hacer que Dios justifique a esa persona (Gálatas 5:6). Pablo les llegó a decir, quizás retóricamente, si los gálatas lo veían como si fuera su enemigo por haberles dicho la verdad (Gálatas 4:16).Aquí, Pablo aborda otro problema que parece que estaba confundiendo a los gálatas. Basándonos en este versículo, parece que alguien había estado difundiendo la idea de que Pablo también enseñaba que la circuncisión era necesaria para que las personas alcancen la salvación; quizás los falsos maestros utilizaron ese mismo argumento en las iglesias de Galacia, y estaban sugiriendo que su mensaje era el mismo que el de Pablo, y que Pablo también exigía que los hombres se circuncidaran para alcanzar la salvación (Gálatas 2:4).
Aquí, Pablo deja claro que él no estaba enseñando tal cosa. Después de todo, eso era exactamente lo que esas personas que estaban persiguiendo a los cristianos querían que Pablo dijera. ¡Si Pablo estuviera predicando que los hombres debían ser circuncidados, los líderes religiosos judíos dejarían de perseguirlo! La lógica es aplastante: ¿por qué estaban persiguiendo estos líderes a Pablo? ¿Por qué estaban tan enojados? Pablo lo describe como “el tropiezo de la cruz". Los judaizantes estaban furiosos porque Pablo decía que no podemos hacer nada en base a nuestros propios esfuerzos humanos para salvarnos. Cristo pagó por todos nuestros pecados en la cruz. La cruz satisfizo completamente todas las demandas que Dios nos impuso, y punto. (Gálatas 3:23–29).
Para las personas que todavía estaban apegadas a la ley de Moisés, la cruz era un escándalo, una piedra de tropiezo, es decir, una gran ofensa. Si Pablo realmente hubiera estado diciéndoles a los cristianos que debían circuncidarse, esa ofensa habría desaparecido por completo. Sin embargo, Pablo estaba diciendo todo lo contrario. La ofensa de la cruz permanecía firme a ojos de aquellos que todavía seguían la ley.