¿Qué significa Génesis capitulo 15?
Génesis 15 trata sobre un encuentro prolongado que ocurrió entre el Señor y Abrán, el hombre que luego sería rebautizado con el nombre de Abrahán. Esta conversación concluyó con el establecimiento formal de la promesa del pacto que Dios le hizo a Abrán: darle a él y a sus descendientes la tierra de Canaán.El capítulo comienza con la "palabra del Señor" que le llega a Abrán a través de una visión. Esto hizo que Abrán se tranquilizara mucho, ya que Dios le dijo que estaría con él y no tuviera miedo. El señor sería su escudo, y su recompensa sería grandiosa. Abrán, sin embargo, aprovechó la oportunidad de esta visita del Señor para hacerle algunas preguntas difíciles, ya que sentía curiosidad por las repetidas promesas que Dios le había hecho.
Primero, refiriéndose a la promesa de que Dios haría de él una gran nación, Abrán señaló respetuosamente que su heredero actual era uno de sus sirvientes, no su hijo. En este punto, Abrán tenía más de setenta y cinco años (Génesis 12:4). La respuesta de Dios fue mostrarle las estrellas del firmamento a Abrán. Usando eso como una analogía, Dios repitió Su promesa de que los descendientes de Abrán llegarían a ser tan numerosos que serían incontables.
Abrán creyó al Señor. Esta declaración que aparece en Génesis 15:6, es uno de los versículos más importantes de toda la Biblia. La fe que Abrán había puesto en Dios le fue acreditada como justicia. En el Nuevo Testamento, tanto Pablo como Santiago citan este versículo (Romanos 4:3; Gálatas 3:6; Santiago 2:23), convirtiéndolo en una piedra angular de la enseñanza cristiana de que Dios nos acepta a través de Su gracia y nuestra fe.
Aunque Abrán tenía fe, respetuosamente le hizo una pregunta más al Señor, en respuesta a la repetida promesa de que Dios iba a darle la tierra de Canaán: "¿Cómo puedo saber que esto va a ocurrir?" Dios, en ese momento, no rechazó la pregunta de Abrán. En cambio, le dijo a Abrán que reuniera cinco animales específicos, que cortara algunos por la mitad y que los dispusiera de una manera específica. Esto inició un ritual de alianza entre Dios y Abrán que fue momentáneamente interrumpido por aves de presa que intentaron comerse los restos de los animales sacrificados de Abrán.
Antes de que Dios completara el ritual, hizo que un sueño profundo cayera sobre Abrán y le reveló una profecía sobre el futuro de sus descendientes. Sus descendientes vivirían cautivos durante 400 años en otro país, y servirían a esa nación como esclavos. Cuando llegara el momento, serían liberados junto con abundantes posesiones y regresarían para ejecutar el juicio de Dios sobre los amorreos y otros habitantes de la tierra de Canaán. Abrán se enteró de que viviría por mucho tiempo, pero que no viviría lo suficiente como para ver los inquietantes acontecimientos a los que se refería esta profecía.
Finalmente, Dios completó el ritual del pacto de una manera dramática. Abrán fue testigo de cómo una olla humeante y una antorcha encendida pasaron por mitad de los pedazos de los animales, un espectáculo que probablemente recordaría durante mucho tiempo como evidencia de las promesas del pacto que Dios le había hecho. Dios completó el pacto describiendo las fronteras sur y norte de la Tierra Prometida, así como identificando a los pueblos que ocuparían previamente las diversas regiones de la tierra cuando los descendientes de Abrán se hicieran dueños de ella.