¿Qué significa Génesis 22:3?

Una de las cosas más notables del capítulo 22 de Génesis es que no se registra que Abrahán fuera traicionado por sus emociones en ningún momento. La orden de Dios en el versículo anterior era matar a Isaac y ofrecerlo como holocausto. En lugar de protestar o discutir, Abrahán simplemente aceptó obedecer a Dios.

Ya hemos visto a Abrahán expresar tanto sus emociones como sus dudas en respuesta a los mandamientos de Dios en diferentes ocasiones. Por ejemplo, estaba muy disgustado con la idea de echar a su hijo primogénito Ismael, pero lo acabó haciendo cuando Dios le dijo que lo hiciera (Génesis 21:9-14). Abrahán se había reído cuando escuchó que iba a ser padre de Isaac, ya que era muy mayor (Génesis 17:17), e incluso expresó su deseo emocional de que Dios se dignara a permitir que Ismael viviera (Génesis 17:18). El hecho de que Abrahán no mostrara ningún tipo de emoción, ni incluso le preguntara nada a Dios, puede ser una pista de que Abrahán ya creía que Dios intervendría finalmente para preservar la vida de Isaac. En cualquier caso, sus acciones nos revelan la gran confianza que Abrahán había depositado en Dios.

Este tipo de confianza es, de hecho, el objetivo principal de esta prueba. Muchos de los que critican esta historia describen la disposición de Abrahán de sacrificar a su hijo como un acto de maldad. Dicha crítica no tiene en cuenta el fundamento de la obediencia de Abrahán: Abrahán confiaba en que Dios haría lo que fuera correcto, aunque no pudiera entender completamente todo en esos momentos. Abrahán, por ejemplo, no entendía en absoluto la manera en la que Dios le haría concebir un hijo natural, pero finalmente Dios le dio a Isaac (Génesis 21:1–2). Abrahán no pudo entender la manera en que Dios podía destruir Sodoma y Gomorra sin matar a los ciudadanos justos de esas ciudades, como su sobrino Lot, pero Dios finalmente demostró Su justicia y equidad y aun así salvó a la familia de Lot (Génesis 18:23; 19:15-16).

Por lo tanto, las acciones de Abrahán aquí son exactamente lo opuesto a lo que se entiende como una "fe ciega". Abrahán obedece porque ha visto, de primera mano, que Dios hará lo correcto y que los planes de Dios no requieren que Abrahán tenga que comprender todos los detalles. Abrahán está confiando en lo que ya sabe acerca de Dios, y no estaba simplemente obedeciendo la orden de Dios sin reparo alguno.

Entonces, Abrahán se levantó temprano por la mañana para emprender el viaje de tres días hacia Moriah. Rápidamente reunió lo que era necesario para hacer todo lo que el Señor le dijo que hiciera: un asno, dos sirvientes, leña para el fuego e Isaac. Isaac bien podía ser un adolescente en esos momentos. El texto se refiere a él con la palabra "niño". Los versículos posteriores nos mostrarán que Isaac tenía la edad suficiente como para viajar, hacer preguntas inteligentes (Génesis 22:7) y llevar leña (Génesis 22:6). Parece ser que Isaac no está actuando aquí con miedo o como si supiera que iba a ser sacrificado. En cambio, Isaac parece actuar con toda confianza y con la voluntad de hacer lo que su padre quisiera.