¿Qué significa Génesis capitulo 22?
Génesis 22 contiene una de las historias más emblemáticas de toda la literatura: el sacrificio de Abrahán de su hijo, Isaac (quien finalmente no fue sacrificado). Esta es una historia preocupante para muchos, principalmente porque a menudo se malinterpreta. Cuando se lee como parte de la larga y detallada historia de Abrahán, este es un evento que revela la profundidad de la confianza que Abrahán había puesto en Dios, una de las cualidades que Dios más valora en Su pueblo.Algún tiempo después del nacimiento de Isaac, mientras Abrahán aún vivía en Berseba, Dios se le apareció de nuevo. Esta vez, Dios vino poner a prueba la fidelidad y la obediencia de Abrahán con una orden muy específica. Abrahán tenía que llevarse a Isaac a la tierra de Moria. Allí, se lo ofrecería en sacrificio en uno de los montes (Génesis 22:1–2). Dios hizo que la orden fuera especialmente conmovedora, ya que reconoció desde el principio que Abrahán amaba a Isaac, el único hijo que había tenido con Sara.
La mayoría de las críticas que recibe esta historia comienzan y terminan aquí, con la idea de que Abrahán incluso pudiera llegar a pensar en obedecer lo que Dios le estaba pidiendo que hiciera. Sin embargo, es importante darse cuenta de que esta no es la primera vez que Abrahán había escuchado a Dios. Tampoco era la primera vez que se le presentó a Abrahán una situación que no comprendía del todo. Sin embargo, Dios le proporcionó fielmente un hijo a Abrahán, aunque Abrahán no pudiera entender de la manera que esto pudiera llegar a pasar (Génesis 17:17; 21:1–2). Dios fue justo en Su destrucción de Sodoma y salvó a Lot, aunque Abrahán tampoco entendió cómo Dios podría hacer algo así (Génesis 18:22–23; 19:15–16). En este momento, Abrahán tenía que decidir si confiaba en Dios lo suficiente como para obedecer esta orden, la cual parecía ser imposible de obedecerse, incluso cuando no comprendía completamente la manera en que Dios había planeado que todo acabara bien.
Abrahán no dudó en ningún momento. Se levantó temprano, convocó a dos de sus sirvientes, junto con Isaac, recogió suficiente leña para el sacrificio y cargó el burro. En realidad, no sabemos exactamente cuántos años tenía Isaac en ese momento, pero parece ser que ya era capaz de viajar sin su madre (Génesis 22:3–4), hacer preguntas inteligentes (Génesis 22:7) y llevarle la leña a su padre (Génesis 22:6). Lo más probable es que Isaac fuera un adolescente. El pequeño grupo se dirigió inmediatamente en un viaje de tres días hacia Moria. Una vez allí, Abrahán dejó atrás a los sirvientes y al burro y subió a las colinas con Isaac y la leña (Génesis 22:3–6).
¿Esperaba Abrahán que Dios lo detuviera antes de que matara a Isaac? Quizás, pero quizás no. Hebreos 11:19 nos da una pista: "Y es que Abrahán sabía que Dios tiene poder incluso para levantar a los muertos". En cualquier caso, Abrahán no se detuvo ni siquiera cuando Isaac preguntó dónde estaba el cordero. Abrahán simplemente respondió que Dios proveería el cordero. Isaac, por su parte, parecía dispuesto a cooperar con su padre (Génesis 22:6–8).
Después de construir el altar, Abrahán ató a Isaac y lo puso sobre él. Sin embargo, antes de que pudiera matar a su hijo, la voz del Señor resonó desde el cielo ordenándole a Abrahán que no dañara a Isaac. La prueba se había acabado. Abrahán había pasado la prueba: "…Yo sé bien que temes a Dios, pues no me has negado a tu único hijo" (Génesis 22:12).
Dios les ofreció un sacrificio sustituto con un carnero que se había quedado atrapado en un matorral justo detrás de Abrahán. Abrahán ofreció el carnero en sacrificio, y Abrahán el puso de nombre al monte "El Señor proveerá". Entonces el Señor renovó y enfatizó las promesas que le había hecho a Abrahán una vez más, y juró todo en Su nombre. Debido a la obediencia de Abrahán, el Señor prometió bendecir a Abrahán, multiplicar su descendencia exponencialmente y ofrecerle a la descendencia de Abrahán la victoria sobre sus enemigos (Génesis 22:15–17).
El Señor añadió otra promesa: todas las naciones de la tierra serían bendecidas a través de la descendencia de Abrahán, algo que sucedió inequívocamente cuando el descendiente de Abrahán, Jesús, se convirtió en el medio a través del cual todos pueden recibir la bendición de la gracia de Dios a través de la fe (Génesis 22:18– 19).
Génesis 22 termina con una lista de los 12 hijos de Najor, el hermano de Abrahán. Uno de esos niños, Betuel, se convertirá en el padre de Rebeca. Isaac, el hijo de Abrahán, se casará en el futuro con Rebeca (Génesis 24), y serán los padres de Jacob, cuyos hijos formarán las tribus de Israel, el pueblo elegido de Dios.