¿Qué significa Génesis 27:40?

En el versículo anterior, Isaac comenzó a responder a la petición de Esaú para que lo bendijera. El problema aquí es que lo que Isaac acaba diciendo no suena como una bendición en absoluto. La intención original de Isaac era bendecir a su hijo mayor, Esaú, pero la madre del niño, Rebeca, escuchó su plan (Génesis 27:1–6). Ella y Jacob llevaron a cabo una estafa para hacerse pasar por Esaú, engañando al anciano y ciego Isaac para que bendijera al hijo equivocado (Génesis 27:5–7). Tanto la madre como el padre estaban motivados por un favoritismo flagrante (Génesis 25:28). En el caso de Isaac, esto significaba que su bendición le otorgaría el dominio y el éxito casi total al hijo que la recibiera (Génesis 27:27–29). Mientras que Esaú esperaba recibir algo — cualquier cosa — de su padre, Isaac le ha dejado claro que no había nada más que pudiera hacer por él debido a que había sido engañado por Jacob.

Lo que Isaac sí hizo fue describir la vida de un nómada vagando por lugares desolados de la tierra lejos del rocío del cielo y la grosura de la tierra. Isaac continúa aquí prediciendo que Esaú viviría gracias a la espada y que también serviría a su hermano. Sin embargo, un día se liberaría del dominio de Jacob.

La descendencia de Jacob y Esaú cumpliría claramente estas profecías. Los descendientes de Esaú se convirtieron en los edomitas, un pueblo violento y guerrero que de hecho sirvió a Israel bajo el gobierno de David, aunque más tarde se liberaron y se vengaron (2 Reyes 8:20–22). El destino final de estas personas se predice en el breve libro de Abdías.