¿Qué significa Génesis 29:25?
Jacob le hizo una oferta extravagante a Labán: trabajar siete años para él a cambio de recibir el derecho a casarse con su hija menor, Raquel (Génesis 29:18–19). Los años pasaron volando debido al amor que sentía por ella (Génesis 29:20). Sin embargo, Labán traicionó tanto a Jacob como a Raquel al cambiar a Lea por Raquel durante su noche de bodas. Jacob se acostó con Lea, creyendo que era Raquel. Las Escrituras no nos explican exactamente cómo pudo haberlo hecho sin haber notado una diferencia. Génesis 29:17 nos indica que Raquel era hermosa tanto en su rostro como en su cuerpo, mientras que Lea era menos atractiva (Génesis 29:16–17). Es posible que el vino, los velos elaborados, la modestia cultural o el nerviosismo de la noche de bodas de Jacob hicieran que Jacob se confundiera, pero esto solo son especulaciones.Jacob se da cuenta ahora de lo que había pasado. En realidad, esto es un poco cómico, aparte de las trágicas implicaciones que esto tenía para Jacob y Rachel. Jacob se sorprendió de verdad al descubrir que se había acostado con la hermana mayor de Raquel, Lea; y, según las leyes de esa cultura, ya estaba legalmente casado con ella. Cuando comprendió lo que había sucedido, fue inmediatamente a ver a Labán para preguntarle por qué le había mentido. Jacob había cumplido íntegramente su parte del trato. ¿Por qué no hizo Labán lo mismo?
El engaño de Labán nos parece algo escandaloso, injusto e incluso monstruoso; y de hecho lo es. Sin embargo, es difícil no ver algún tipo de similitud con la manera en que Jacob había engañado a su padre Isaac, quien estaba moribundo y era completamente ciego (Génesis 27:19). Juntos, Isaac y Esaú experimentaron un terrible momento de conmoción similar a este cuando se dieron cuenta de que Jacob se había hecho pasar por Esaú y le había robado la bendición familiar (Génesis 27:30–36).
Las Escrituras nunca etiquetan explícitamente esto como un acto de retribución de Dios por el engaño de Jacob en el pasado. Se podría argumentar que el paralelismo es tan obvio que no necesita ser declarado, pero el hecho es que la Biblia no nos dice directamente que esto sea un castigo. Quizás, sin embargo, Jacob comenzó a aprender a sentir empatía por aquellos a quienes había lastimado. Uno esperaría que esto lo inspirara a no seguir los pasos de su madre Rebeca y su tío Labán.
Más adelante en su vida, tanto el engaño previo de Jacob como este momento se reflejarán en un encuentro que tendrá con Dios. Durante ese encuentro, se le pedirá a Jacob que diga su nombre para que pudiera ser bendecido (Génesis 32:24–28).