¿Qué significa Génesis 3:9?

Los versículos anteriores nos revelaron la primera consecuencia que el pecado humano trajo consigo: sentir vergüenza y culpa. La combinación del conocimiento, la desobediencia y la fragilidad humana los llevó a cubrirse y a esconderse de Dios. Antes de esto, la desnudez de Adán y Eva no era nada de lo que debieran avergonzarse; sus mentes eran puras e inocentes, por lo que no había razón para sentirse avergonzado o cohibido. El resultado inmediato de tener los ojos abiertos en cuanto al bien y al mal se refiere fue que el hombre y la mujer se dieron cuenta de dos cosas: una, su propia maldad, y dos, del hecho de que acababan de perder la bondad de Dios.

Adán nunca se había escondido de Dios, y Dios nunca había tenido que preguntar dónde estaba Adán; y no es que Dios no lo supiera, por supuesto. La pregunta de Dios aquí es similar a las preguntas que los padres les hacen a sus niños para ver si los niños eligen por sí mismos confesar algo o decir la verdad. Por lo tanto, los padres ya saben la respuesta para este tipo de respuestas. Lo que Dios quiere es que Adán responda, se presente ante Dios y confiese lo que ha hecho por voluntad propia.

Cabe señalar que la palabra hebrea para "tú", tanto aquí como en el versículo 11, es singular. En otras palabras, en este momento, Dios no está llamando a Eva ni desafiando sus acciones, ni tampoco está preguntando "¿dónde andan?" en plural. Dios está preguntando específicamente, "¿dónde andas, [Adán]?"

Dios trata a Adán, desde el principio, como el único responsable de la caída de la humanidad (Romanos 5:12).