¿Qué significa Génesis 31:2?

Jacob se siente vulnerable. El versículo anterior nos reveló que sus cuñados, los hijos de Labán, se estaban quejando de él. Dios había bendecido abundantemente el acuerdo que Jacob había hecho con Labán, a pesar de que Labán tenía la intención de engañar a Jacob una vez más. Tal y como se nos explicará más adelante (Génesis 31:10–12), fue la intervención directa de Dios en la cría de los animales lo que hizo que la riqueza de Jacob creciera enormemente mientras que la fortuna de su suegro aparentemente comenzó a disminuir. Los hijos de Labán eran tan codiciosos y miopes como su padre, por lo que consideraban que la riqueza de Jacob era en realidad de su padre y de ellos.

Jacob también era consciente de que Labán ya no lo favorecía. En realidad, no nos sorprende que a Labán siempre le hubiera gustado Jacob cuando Labán se estaba aprovechando de él. Jacob tuvo que quedarse con Lea debido a Labán, a cambio de siete años más de servicio (Génesis 29:20–28), y Labán sabía que el Señor lo había bendecido porque Jacob estaba trabajando para él. Según las quejas que se plantean en este capítulo, Labán también ha sido cauteloso y poco confiable durante el trato que había hecho con Jacob (Génesis 31:6–7).

Ahora, sin embargo, las intrigas de Labán han fracasado. Su plan de engañar a Jacob una vez más ha provocado que Jacob se enriqueciera, mientras que la riqueza de Labán comenzó a disminuir gradualmente. Ahora que se le había dado una ventaja a Jacob, de repente a Labán ya no le agradaba Jacob. Jacob, quien ya tenía una familia numerosa y una gran riqueza que perder, y sin una familia extensa cercana que lo protegiera, es consciente de que podría tener serios problemas si Labán decidiera volverse en su contra.