Capítulo

Génesis 31:41

LBLA Estos veinte años he estado en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis por tu rebaño, y diez veces cambiaste mi salario.
NBLA Estos veinte años he estado en tu casa. Catorce años te serví por tus dos hijas y seis por tu rebaño, y diez veces cambiaste mi salario.
NVI De los veinte años que estuve en tu casa, catorce te serví por tus dos hijas, y seis por tu ganado, y muchas veces me cambiaste el salario.
RV1960 Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces.
JBS Así he estado veinte años en tu casa: catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado; y has mudado mi salario diez veces.

¿Qué significa Génesis 31:41?

Jacob está ahora describiendo los veinte años de servicio que le había ofrecido a Labán, quien lo había condenado por irse sin previo aviso. Peor aún, Labán acusó a Jacob de haberle robado, sin saber que era Raquel, la hija de Labán y esposa de Jacob, quien se había llevado los ídolos de su casa (Génesis 31:19). Cuando la búsqueda de los ídolos acabó fracasando (Génesis 31:30–35), Jacob comenzó a responder detallando la manera en la que había sido honesto con él durante todo ese tiempo, mientras que Labán había sido un tramposo y un defraudador. Jacob consideraba que su trabajo había sido fiel, eficaz, abnegado y muy difícil.

Ahora, Jacob le presenta a Labán un argumento con números específicos: había trabajado durante catorce años por las dos hijas de Labán, debido a los engaños de Labán y al amor que Jacob sentía por Raquel (Génesis 29:20–28). Trabajó 6 años por el rebaño que había recibido, de acuerdo con un trato que ambos habían acordado. Labán en realidad intentó aprovecharse de ese trato escapándose con parte del rebaño tan pronto como se llegó a hacer el trato (Génesis 30:31–36).

En lugar de ser amable y tratar bien a Jacob en respuesta a su trabajo, Labán trató de cambiar el salario de Jacob varias veces (Génesis 31:6–7). Más específicamente, tal y como este capítulo nos reveló anteriormente, Labán había tratado de cambiar los términos de su contrato para reducir la cantidad de animales que finalmente le pertenecerían a Jacob. Labán había dicho que Jacob podía ser el dueño de las cabras manchadas. Entonces el Señor hizo que todas las cabras nacieran manchadas. Entonces, Labán cambió las cabras de Jacob por las rayadas, y el Señor hizo que solo nacieran cabras rayadas.

Finalmente, Labán fue incapaz de burlarse del Señor, cuya voluntad siempre fue cuidar y bendecir a Jacob (Génesis 31:10–12).
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