Capítulo

Génesis 31:43

LBLA Respondió Labán y dijo a Jacob: Las hijas son mis hijas, y los hijos mis hijos, y los rebaños mis rebaños, y todo lo que ves es mío. ¿Pero qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas dieron a luz?
NBLA Respondió Labán a Jacob: “Las hijas son mis hijas, y los hijos mis hijos, y los rebaños mis rebaños, y todo lo que ves es mío. ¿Pero qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas dieron a luz?
NVI Labán le replicó a Jacob: ?Estas mujeres son mis hijas, y estos muchachos son mis nietos; mías también son las ovejas; todo lo que ves me pertenece. Pero ¿qué podría hacerles ahora a mis hijas y a mis nietos?
RV1960 Respondió Labán y dijo a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?
JBS Y respondió Labán, y dijo a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, son hijos míos, y las ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío; ¿y que puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?

¿Qué significa Génesis 31:43?

Jacob ha presentado su caso contra su suegro Labán, y ha descrito con enojo los veinte años de servicio fiel que le había ofrecido a su tío. Jacob ha demostrado que, si el Señor no hubiera intervenido para protegerlo, el engaño y la codicia de Labán habrían dejado a Jacob con las manos vacías. Dios había sido fiel con Jacob, y finalmente Labán lo había perdido casi todo.

¿Cómo respondió Labán a esta confrontación? Simplemente afirmó los que se suponían que eran sus derechos, pero también su incapacidad para reclamarlos. Labán parece comprometido a presentarse a sí mismo como una víctima hasta el final, y ahora insiste en que las esposas, los hijos, los rebaños y las posesiones de Jacob eran legalmente suyos. Labán creía que era el dueño legítimo de todo lo que Jacob tenía porque Labán lo consideraba como uno de sus siervos. En otras palabras, todo lo que Jacob poseía era propiedad de Labán en última instancia, de acuerdo con la opinión de Labán.

Sin embargo, Labán había sido visitado por el "el Dios que Isaac temía" en un sueño. Dios le advirtió, en esencia, que no le hiciera daño a Jacob. Labán concluyó rindiéndose: "¿qué puedo hacerles hoy a estas hijas mías, o a los hijos que ellas han tenido?" Al final, Labán se negó a reconocer que sus hijas estaban huyendo de él (Génesis 31:14–16).
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