¿Qué significa Génesis capitulo 32?
Jacob había resuelto su conflicto con Labán y ahora se encontraba de regreso en la tierra de Canaán. Sin embargo, tenía que enfrentarse a otro conflicto que todavía no había resuelto, ya que debía pasar cerca de la región donde vivía su hermano gemelo Esaú para así poder regresar a casa.Después de encontrarse con algunos ángeles de Dios y declarar que ese lugar era algo así como el "campamento de Dios", Jacob comenzó a trabajar en una estrategia para saber si podía hacer las paces con Esaú. Habían pasado veinte años desde que Jacob le quitara a Esaú la bendición familiar, y había hecho esto fingiendo ser Esaú, engañando con esto a su padre Isaac. Esaú, al enterarse esto, quiso matarlo (Génesis 27). Cuando su madre Rebeca se enteró de que Esaú quería matar a Jacob, huyó desesperadamente hacia la casa de su tío en Padan-Aram (Génesis 28:1–5).
En este momento, ya de regreso a su tierra natal, Jacob no podía saber si Esaú lo había perdonado. Entonces, Jacob comenzó enviándole mensajeros a Esaú para hacerle saber que estaba de regreso en la tierra, que era rico y que esperaba encontrar el favor de Esaú. Jacob se refirió a Esaú como su señor y se consideraba a él mismo como el siervo de Esaú (Génesis 32:1–5).
Cuando el siervo de Jacob regresó después de haber estado con Esaú, dijo que Esaú se estaba acercando con 400 hombres. Jacob no sabía si Esaú iba a atacarlo o no, y se angustió y tuvo mucho miedo. De hecho, estaba tan aterrorizado que se arriesgó a perder a la mitad de su propia gente. Jacob decidió dividir a su gente en dos grupos. Si Esaú atacaba a un grupo, quizás la otra mitad de la compañía tendría tiempo para sobrevivir (Génesis 32:6–8).
Aunque Jacob parecía esperarse lo peor, oró con gran fe y humildad. Se dirigió al Dios de Abrahán e Isaac y le recordó a Dios, y se recordó a sí mismo, que había llegado a estar en esa situación gracias a Dios. Jacob estaba obedeciendo la orden de Dios de regresar y confiar en la promesa que Dios le había hecho. Jacob reconoció que Dios le había mostrado Su amor y fidelidad mucho más allá de lo que Jacob se merecía. Entonces, Jacob expresó claramente el miedo que le tenía a Esaú y le pidió a Dios que lo liberara, recordándole a Dios una vez más la promesa que le había hecho de que un día una gran nación vendría de él (Génesis 32:9–12).
A continuación, Jacob preparó un enorme regalo y se lo envió a su hermano Esaú, con la esperanza de apaciguar su presunto enojo. Antes de que Jacob se marchara, Esaú quería matarlo (Génesis 27:41–45). Este regalo incluía cinco rebaños de animales: cabras, ovejas, camellos, vacas y burros, unos 550 animales en total. Todos estos rebaños debían llegarle a Esaú uno tras otro, y cada uno llevaría un mensaje para su "señor Esaú" de que su "siervo Jacob" le estaba ofreciendo estos regalos (Génesis 32:13–20).
Después de enviarle los regalos, Jacob se levantó por la noche, preparó a su familia y todo lo que poseía, y cruzó el río Jaboc hacia el otro lado. Allí se encontró inesperadamente, y sin que se nos explique en la Biblia, con un extraño con el que comenzó un combate. Jacob y este agresor desconocido parecían estar muy igualados durante este combate físico, el cual continuó casi hasta el amanecer. Finalmente, este hombre misterioso logró sacarle una gran ventaja a Jacob, y le dislocó la cadera (Génesis 32:21–25).
Jacob, al darse cuenta de alguna manera de que había estado luchando contra Dios mismo, o quizás contra un ángel, se negó a liberar a su combatiente sin que antes lo bendijera. En un momento profundamente simbólico, el hombre insistió en que Jacob, antes de que lo bendijera (Génesis 27:36), se identificara. Jacob lo hizo honestamente, pareciendo admitir no solo su verdadero yo, sino el actual estado de impotencia en el que se encontraba. En respuesta, el hombre, el cual se había revelado y había dicho que era Dios, le cambió el nombre a Jacob y le puso Israel. Israel significa "Dios lucha". El hombre dijo que Jacob se había peleado con Dios y con los hombres, y que había prevalecido (Génesis 32:26–30).
El hombre bendijo a Jacob y Jacob le cambió el nombre a ese lugar; le puso de nombre Peniel, que significa "rostro de Dios". Jacob declaró que había visto el rostro de Dios y se le había permitido vivir. Cuando salió el sol, Jacob cojeó de regreso para reunirse con su familia y encontrarse con su hermano (Génesis 32:31–32).