¿Qué significa Génesis capitulo 33?
Jacob hizo muchos preparativos antes de encontrarse con su hermano Esaú, tal y como se registró durante el capítulo anterior. Después de tanto esperar y pensar, finalmente había llegado el momento. Esaú había llegado. ¿Vendría en son de paz o quizás para matarlo?Jacob tomó una decisión estratégica de último momento antes de acercarse a su hermano. Organizó a su familia en al menos tres grupos distintos y puso algo de espacio entre ellos. Colocó a sus dos esposas, las que eran siervas, y a sus hijos al principio de la fila. A continuación, colocó a Lea y a sus hijos. Finalmente, colocó a su amada Raquel y a José. Dado que Jacob sería el que se acercaría a Esaú primero, esto no se debe entender como un acto cobarde en absoluto. Sin embargo, sí que mostraba el favoritismo abierto de Jacob, ya que Raquel y José tendrían el camino más fácil para escaparse en caso de que Esaú comenzara a atacarlos (Génesis 33:1–2).
Jacob se puso al frente de esta "procesión" y comenzó a dirigirse hacia Esaú, pero lentamente. Se detuvo siete veces para inclinarse hasta el suelo en el camino. Finalmente, el momento había llegado. Esaú no sacó la espada. En cambio, corrió hacia Jacob, abrazó a su hermano y lo besó. Los dos comenzaron a llorar. Al fin se habían reconciliado, a pesar de todo lo que Jacob le había hecho a Esaú hacía 20 años (Génesis 33:3–4).
Entonces Esaú se dio cuenta y le preguntó por las esposas y los hijos de Jacob. Todos los grupos comenzaron a acercarse uno por uno, y ellos mismos se inclinaron también ante Esaú, tratándolo como a un príncipe o un señor. Todos juntos formaban un grupo impresionante. Tal y como Jacob lo había dispuesto anteriormente, Jacob los presentó en orden de preferencia, por eso dejó a su esposa y su hijo predilectos para el final (Génesis 33:5–7).
Esaú le preguntó a Jacob sobre toda la compañía que había venido antes, refiriéndose con esto al enorme regalo que Jacob le había hecho, el cual se componía de cabras, ovejas, camellos, vacas y burros: 550 animales en total. Jacob respondió que estos regalos tenían el objetivo de que Esaú lo viera con buenos ojos. Quizás usando la cortesía habitual de esa época, Esaú trató de rechazarlos, diciendo que él ya tenía suficiente. Sin embargo, Jacob insistió en que Esaú se los quedara como evidencia de que realmente estaba bien con Jacob. Jacob dijo que si se los quedaba él estaría seguro de que Esaú no tenía problemas con él. Jacob dijo que ver el rostro de Esaú era como ver el rostro de Dios (Génesis 33:8–10).
Esaú finalmente aceptó el regalo e invitó a Jacob a que viajara con él de regreso a su casa en Seir. Tal y como nos lo mostrarán los versículos posteriores, Jacob no quería ir por ese camino. Aquí, sin embargo, Jacob no dice nada. En cambio, le dice a Esaú que su compañía viajaría demasiado lento como para mantenerse al ritmo al que viajarían los hombres de Esaú; los niños estaban bastante débiles y sabía que no podía forzar físicamente a los animales lactantes. Jacob rechazó la escolta de Esaú, y le dijo que iría a su propio ritmo (Génesis 33:11–16).
Una vez que Esaú se fue, se dirigió al sur hacia Seir, y Jacob viajó en la dirección opuesta. Se dirigió hacia el norte, construyó unos altares en Sucot y luego finalmente se dirigió hacia el oeste, estableciendo un campamento a las afueras de la ciudad de Siquén. De hecho, Jacob le compró la tierra en la que estaba acampando al pueblo de Siquén y le construyó un altar al Señor allí, tal y como lo había hecho Abrahán muchos años antes (Génesis 33:17–20).
Sin embargo, la presencia de Jacob cerca de Siquén no será del todo pacífica. El capítulo 34 nos describirá una terrible historia de violación y venganza que marcará el destino de las tribus de Israel para siempre.