¿Qué significa Génesis capitulo 35?
Mientras Jacob huía de Canaán (Génesis 27:42) para irse a vivir con su tío Labán, Dios se le apareció (Génesis 28:10–13). Después de esa reunión, Jacob prometió hacer del Señor su Dios y le puso de nombre a ese lugar "Betel": la casa de Dios. Después de formar una familia y dejar a Labán, la familia de Jacob tuvo un desagradable incidente en el que su hija fue violada (Génesis 34:1). Por venganza, sus hermanos aniquilaron a todo el pueblo de Siquén, lo que provocó que Jacob temiera sufrir algunas represalias (Génesis 34:25–30).En este momento, Dios le dijo a Jacob que había llegado la hora de cumplir sus promesas, y que debía construir un altar en Betel (Génesis 35:1).
Jacob comenzó liderando a su gran compañía, y les dijo a todos que reunieran a todos sus dioses e ídolos extranjeros (Génesis 31:19) y se purificaran, e incluso les dijo que se pusieran ropas nuevas y limpias. Jacob reconoció que Dios le había sido fiel durante todo este tiempo. En lugar de destruir los ídolos o reutilizar su metal, Jacob decidió enterrarlos. Esto simbolizaba un rechazo completo y total hacia estos objetos. Con los ídolos enterrados debajo de un árbol y la purificación ya completada, toda la compañía comenzó a viajar desde Siquén hasta Betel, el lugar donde Jacob y el Señor se encontraron por primera vez (Génesis 35:4).
Jacob había tenido miedo de cómo reaccionarían los otros pueblos ante la violenta venganza de sus hijos. Dios se encargó de que la gente local comenzara a tenerles miedo, para que nadie persiguiera a la familia cuando se fueran. Una vez que llegaron a Betel, Jacob obedientemente le construyó un altar al Señor. Jacob le puso de nombre a este lugar El-Betel, que significa "Dios en Betel". De hecho, se hace una referencia de pasada a Débora, la nodriza de la madre de Jacob, y el hecho de que fue enterrada en esta zona. En realidad, no está claro si acababa de morir o si esto se refiere a que ya había pasado anteriormente (Génesis 35:5–8).
Una vez que Jacob cumplió con las promesas que le había hecho al Señor, Dios se le apareció nuevamente en Betel. Esta vez, Dios le reafirmó varias cosas que ya había declarado anteriormente. Dios le dijo nuevamente que el nuevo nombre de Jacob era Israel (Génesis 32:28). Dios le recordó a Israel que de él vendrían varias naciones. La tierra prometida que Dios les había prometido a sus antepasados Abrahán e Isaac (Génesis 17:1–8; 26:3–5) le pertenecería también a él y a sus descendientes. Jacob, quien ahora se llamaba Israel, una vez más respondió a todo esto adorando a Dios. Esa es la razón por la que Jacob construyó una columna de piedra y derramó sobre ella una libación y aceite. Jacob reafirmó una vez más que el nombre de este lugar tan especial era Betel (Génesis 35:9–15).
Cuando la compañía comenzó a viajar hacia Belén en la región de Éfrata, algo terrible ocurrió. Antes de que llegaran a su destino, la esposa más amada de Jacob, Raquel (Génesis 29:30–31), murió al dar a luz a Benjamín, su segundo hijo (Génesis 30:22–24). Jacob la enterró y construyó otra columna de piedra sobre su tumba. El lugar se convirtió en un lugar importante para las futuras generaciones de los israelitas. La familia de Israel llegó a un lugar que era o una torre literal o un lugar alto que se usaba para guardar los rebaños de ovejas (Génesis 35:16–21).
Por razones desconocidas, el hijo mayor de Jacob, Rubén, le hizo algo horrible a la familia y se acostó con Bilá, la sierva de Raquel y la esposa de Jacob. Las Escrituras no nos dan detalles sobre por qué sucedió esto, o cómo, o hasta qué punto Bilá cooperó para que esto ocurriera. En esa cultura, llevarse las esposas o concubinas de un líder era un signo que se entendía como si fuera un tipo de conquista. Muchos eruditos piensan que el acto de Rubén fue algo parecido a un "golpe de estado"; o quizás podría haber sido un acto de venganza contra su padre, quien no amaba a su madre Lea. Jacob, pareció no hacer nada al principio. Sin embargo, muchos años después (Génesis 49:4; 1 Crónicas 5:1), esto le costó a Rubén la primogenitura de la familia (Génesis 35:22).
Génesis luego repite los nombres de los hijos de Jacob. Las hijas de Jacob no se mencionan, ya que en la antigüedad el énfasis de la historia recaía sobre los hombros de los futuros patriarcas de las tribus y las naciones. Los hijos de Jacob están agrupados de acuerdo con sus madres biológicas. Lea y Raquel se casaron con Jacob, incluso aunque Lea solo se casara con Jacob debido al engaño de su padre (Génesis 29:25). Esto provocó una ruptura entre Jacob y Lea (Génesis 29:30–31) y una rivalidad entre las dos hermanas. Como parte de esa rivalidad, ambas le ofrecieron a Jacob sus siervas, Zilpa y Bilá, para que Jacob tuviera más hijos con ellas. Con el nacimiento de Benjamín, Jacob ya tenía doce hijos (Génesis 35:23–26).
Finalmente, esta sección de Génesis termina con la muerte del padre de Jacob, Isaac. Isaac tenía 180 años. Jacob y Esaú lo enterraron en la cueva funeraria que la familia tenía en Mamre (Génesis 35:27–29).
Los capítulos restantes de Génesis describirán el destino de los hijos de Jacob, en el momento en el que tuvieron que irse a Egipto. Gran parte de esta historia se centrará en José, el hijo de Raquel.