¿Qué significa Génesis capitulo 37?
A partir de este capítulo, Génesis se centra en la historia de José, el hijo de Jacob. La familia de José, quien solo tenía 17 años en ese momento, amaba y odiaba a José al mismo tiempo. José fue el hijo que Jacob tuvo cuando ya era mayor, y era el primogénito de Raquel, su amada esposa difunta. Jacob favorecía claramente a su hijo José. Por eso, no nos resulta raro saber que sus hermanos lo odiaban. Jacob le dio una túnica multicolor a José, y esta túnica podía haberles indicado de alguna manera que el plan de Jacob era hacer que José recibiera la mayor parte de la herencia. José tampoco es que lo disimulara, ya que José le contaba a su padre las cosas que sus hermanos hacían. José también compartió los poderosos sueños proféticos que había tenido, los cuales sugerían que todos ellos algún día se inclinarían ante él (Génesis 37:1–11).Después de eso, la furia y los celos de los hermanos mayores de José llegó hasta el punto en el que se descontrolaron, y comenzaron a querer matarlo. Aparentemente inconsciente de lo mal que estaban las cosas, Jacob les ofreció esa oportunidad en bandeja. Los diez estaban apacentando los rebaños de la familia cerca de Siquén, al norte de la casa de la familia, quienes vivían en Hebrón. Esta es el mismo lugar donde los hijos de Jacob demostraron que si llegara el punto en el que fueran necesario, ellos no tendrían ningún pudor al usar la violencia para conseguir lo que quisieran (Génesis 34:26–27). Jacob le pidió a José que fuera a ver qué es lo que estaban haciendo sus hermanos con los rebaños (Génesis 37:12–14).
José obedeció, y al final se encontró a sus hermanos cerca de Dotán, la cual se sitúa mucho más hacia el norte. Cuando vieron venir a José, los hermanos inmediatamente tramaron un plan para matarlo directamente. Esta era la oportunidad que habían estado esperando. Su plan fue matarlo, arrojar su cadáver a un pozo cercano e informar a su padre de que José había sido asesinado por un animal salvaje. El mayor, sin embargo, se opuso a todo esto. Rubén insistió en que arrojaran a José vivo al pozo, lo cual implicaba que dejarían a José morirse solo en el desierto. Sin embargo, el plan secreto de Rubén era regresar y rescatar a José más tarde y llevárselo de vuelta sano y salvo a Jacob. Habiéndose deshonrado a sí mismo (Génesis 35:22), es posible que Rubén viera esto como una oportunidad para redimirse (Génesis 37:15–22).
Los hermanos aceptaron el plan de Rubén. Entonces, le quitaron a José su túnica multicolor y metieron en la fosa. Cuando se sentaron a comer juntos, mientras Rubén no estaba allí, vieron una caravana de comerciantes que viajaba de camino a Egipto. Entonces, Judá les sugirió un nuevo plan. ¿Por qué no nos ganamos algo de dinero y nos deshacemos de José al mismo tiempo? Si lo vendían como esclavo en lugar de matarlo o permitir que se muriera, también podían decir que eran inocentes y que no lo habían matado. El resto de los hermanos estuvieron de acuerdo y vendieron a José como esclavo (Génesis 37:23–28).
Cuando Rubén regresó y vio que la fosa estaba vacía, se le rompió el corazón. Gran parte de este dolor quizás surgió desde su egoísmo. Su madre, Lea, esperaba que, al dar a luz a un hijo, Jacob la amaría; ese hijo fue el mismo Rubén (Génesis 29:31–32). Su plan fracasó, y el plan de Rubén de rescatar a José también lo hizo (Génesis 37:29–30).
Los hermanos, entonces, comenzaron a planear la manera en que le contarían todo esto a su padre. Para ello, mataron a una cabra y untaron su sangre en la túnica de José. Una vez estuvieron con su padre Jacob y, con mucha crueldad, le pidieron que confirmara si la túnica le pertenecía a José. Jacob llegó a la conclusión exacta a la que ellos querían que llegara: que un animal salvaje se había comido a José (Génesis 37:31–33).
Los hermanos se habrían esperado que Jacob estuviera intensamente afligido por la pérdida de su hijo favorito. Aun así, la reacción de Jacob parece que los pilló por sorpresa. El duelo por la muerte de un hijo duraba normalmente un mes. Sin embargo, Jacob se negó a dejar de afligirse y lamentarse, o incluso a recibir consuelo incluso después de que llegara el momento de dejar de hacerlo cultural y socialmente. Esta exhibición de dolor fue tan emotiva que Judá, el autor intelectual de la trama, ofrecerá su propia libertad para salvar la vida de otro de sus hermanos (Génesis 44:18, 30–34). Por el momento, no había nada más que hacer, y Jacob se había quedado completamente desolado (Génesis 37:34–35).
Mientras tanto, José llegó a Egipto, y se convirtió en un esclavo de un oficial que se llamaba Potifar (Génesis 37:36).
El capítulo 38 nos relatará algunos de los desagradables eventos que le sucedieron a la familia de Jacob mientras José no estaba con ellos. El capítulo 39 resumirá la historia de José, quien en esos momentos era un esclavo.