¿Qué significa Génesis 41:13?
El gobernante de Egipto, a quien se le conoce bajo el título de "faraón", está intentando comprender a toda costa dos sueños que había tenido (Génesis 41:1–7). Esta situación inspiró a uno de sus funcionarios de la corte a contarle algo que le había sucedido durante su estancia en prisión. Este hombre era un copero, probablemente uno que estaba a cargo de servir y proteger el vino del rey. Hacía ya algún tiempo, este hombre había sido encarcelado (Génesis 40:2). En prisión, él y otro funcionario tuvieron sueños proféticos, y estos sueños fueron interpretados con precisión por uno de sus compañeros de prisión, José (Génesis 40:20–22; 41:9–12).Lo que José dijo sobre estos sueños se hizo realidad tal y como José mismo había dicho que ocurriría. Esto habría sido de gran interés para el faraón, ya que sus propios consejeros no pudieron interpretar los sueños que había tenido (Génesis 41:8). La vida de José estaba a punto de cambiar de nuevo, ya que el faraón finalmente lo iba a sacar de la cárcel (Génesis 41:14).
Génesis 41:9–36 contiene la explicación de José sobre las visiones que tuvo el faraón. El gobernante de Egipto se sentía agitado por lo sueños que había tenido y, su copero, quien anteriormente estaba en la cárcel, recordó a un joven hebreo que estaba con él en la cárcel. Este era José, quien le había explicado su sueño al copero mientras estaban en la cárcel (Génesis 40:23). José explica que los sueños de Faraón significan que habría siete años de abundancia y siete años de hambruna. José, entonces, propone audazmente un plan para manejar la crisis que se estaba avecinando.
En Génesis 41, José comienza siendo un esclavo hebreo olvidado en prisión y termina siendo el segundo hombre más poderoso de Egipto. El copero del capítulo anterior finalmente menciona a José dos años más tarde, cuando el faraón estaba preocupado por unos sueños que tuvo que los "sabios" de Egipto no pudieron interpretarle. José le reveló el significado de los sueños al faraón: siete años de abundancia serían seguidos por siete años de una gran hambruna. El faraón, reconociendo que el Espíritu de Dios estaba con José, lo convirtió en el segundo al mando de toda la nación y le encargó el trabajo de preparar al país para afrontar la hambruna.