¿Qué significa Génesis capitulo 45?
Génesis 45 es un capítulo lleno de revelaciones. El capítulo comienza con José revelándoles su identidad a sus aterrorizados hermanos y termina cuando esos hermanos le dijeron a su padre que su amado hijo José no solo no había muerto, sino que estaba viviendo como gobernante en Egipto. Si bien los eventos que aparecen en Génesis ocurrieron realmente, este pasaje también nos sirve como un ejemplo de narrativa excelente. Génesis 45 nos proporciona la "recompensa" emocional que se ha ido acumulando durante los últimos capítulos. Los diez hermanos mayores de José no pudieron reconocerlo cuando llegaron a Egipto para comprar grano (Génesis 42:7–8), y José decidió ocultar su identidad. En lugar de eso, José los puso a prueba tanto tratándolos generosamente como también tratándolos con dureza (Génesis 43—44).El objetivo de José aún no se había desvelado. En este pasaje y más adelante, nos daremos cuenta de que su intención desde el principio era ayudar a su familia (Génesis 47:11–13). Todo lo que hemos leído en este pasaje hasta ahora es la manera en que José tuvo que lidiar consigo mismo para poder controlar sus emociones (Génesis 42:24). Eso fue especialmente cierto cuando José vio a su hermano menor Benjamín (Génesis 43:29–30). Cuando Judá le hizo una súplica apasionada y se ofreció a sí mismo para salvar a Benjamín, las emociones de José finalmente se desbordaron (Génesis 44:33–34).
En este punto, José era un poderoso funcionario egipcio, por lo tenía que hacer lo posible por mantener un nivel de dignidad pública firme. Esa fue la razón por la que sacó a todos sus sirvientes de la habitación. Una vez se quedó solo con sus hermanos, comenzó a sollozar fuerte e incontrolablemente. Este llanto fue lo suficientemente fuerte como para que los hombres que había sacado de la habitación lo escucharan desde fuera. Finalmente, José les reveló su identidad. Los hermanos se quedaron estupefactos. Para convencerlos, José les dijo que él fue el hermano a quien habían vendido como esclavo hacía ya tantos años (Génesis 45:1–3).
Abrumados por la culpa que sentían por haber cometido ese crimen (Génesis 42:21–23), los hermanos de José se habrían quedado atónitos y aterrorizados al verlo. En esta situación, naturalmente se habrían esperado que José se hubiera vengado de ellos. En cambio, José se apresuró a asegurarles que, en última instancia, Dios era el que lo había enviado a Egipto cuando solo era un adolescente. Lo que sus hermanos hicieron con malos motivos, Dios lo hizo por el bien de su familia y del mundo. José claramente había pasado muchos años procesando mentalmente y en su corazón todo lo que le estaba ocurriendo. Un día, llegó a la notable conclusión de que la intención de Dios era hacerlo gobernante de Egipto para salvarlos a todos del hambre (Génesis 45:4–8).
José quería ver a su padre Jacob e inmediatamente comenzó a decirle a sus hermanos que regresaran a Canaán, empacaran todo lo que tenían y se trajeran a su padre y al resto de la familia para reasentarse en Egipto. Cuando el faraón se enteró de la situación, se alegró por José. De hecho, también le ordenó a José que cuidara de su familia. El faraón quería asegurarles que en Egipto recibirían lo mejor de la tierra. Además, el faraón ordenó que enviaran algunos carros de transporte de regreso a Canaán para ayudarles a que se trajeran todo lo que tenían a Egipto (Génesis 45:9–20).
Entonces, José llenó todos los carros con regalos, dinero y burros. Todos esto estaba destinado a servir como evidencia de que la historia que los hermanos le contarían a su padre era verdad: José estaba vivo. Los hermanos le tenían que pedir a Jacob que trasladara a toda su familia a Egipto para así poder sobrevivir a la hambruna (Génesis 45:21–24).
Como era de esperar, Jacob casi no sobrevivió al escuchar esta noticia. El hijo que creía que había estado muerto durante veinte años no solo está vivo, sino que también era un hombre inmensamente poderoso. Jacob reaccionó con un silencio de ultratumba al escuchar esta noticia, quizás tuvo algún episodio médico que la Biblia no comparte con nosotros. Finalmente, sin embargo, Jacob se acabó convenciendo. Dios lo había bendecido al saber que su hijo estaba vivo y aceptó el plan de mudarse a Egipto. Jacob estaba decidido a ver a José antes de que muriera (Génesis 45:25–28).