Capítulo
Verso

Génesis 47:19

LBLA ¿Por qué hemos de morir delante de tus ojos, tanto nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra a cambio de pan, y nosotros y nuestra tierra seremos siervos de Faraón. Danos, pues, semilla para que vivamos y no muramos, y no quede la tierra desolada.
NBLA ¿Por qué hemos de morir delante de sus ojos, tanto nosotros como nuestra tierra? Cómprenos a nosotros y a nuestra tierra a cambio de alimento, y nosotros y nuestra tierra seremos siervos de Faraón. Denos, pues, semilla para que vivamos y no muramos, y no quede la tierra desolada.”
NVI ¿Va usted a permitir que nos muramos junto con nuestras tierras? Cómprenos usted a nosotros y a nuestras tierras, a cambio de alimento. Así seremos esclavos del faraón junto con nuestras tierras. ¡Pero dénos usted semilla, para que podamos vivir y la tierra no quede desolada!
RV1960 ¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos de Faraón; y danos semilla para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.
JBS ¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos del Faraón: y danos simiente para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.

¿Qué significa Génesis 47:19?

Antes de que comenzara la hambruna, José acumuló mucho grano usando un sistema de impuestos simple (Génesis 41:33–36). Luego les vendió estas reservas a las personas de Egipto y Canaán cuando la tierra dejó de producir comida (Génesis 41:55–57). Con el tiempo, la gente de la región le dio todo su dinero al gobernante de Egipto a cambio de comida. Luego intercambiaron y/o hipotecaron sus animales (Génesis 47:13–17). Finalmente, a la gente no le quedó nada más que ofrecer, solo sus tierras y sus propias vidas.

La creciente desesperación de la gente se puede ver en sus súplicas. Al principio, le preguntaron al faraón qué hacer, y él los mandó a que visitaran a José, quien estaba organizando la venta del grano (Génesis 41:55). Luego, fueron directamente hacia José para pedirle comida (Génesis 47:15) y aceptaron sus términos. En ese momento, parecieron volver a visitar a José con una oferta inmediata: le darían sus tierras y sus propias vidas a cambio de comida.

El comentario de la gente sobre la desolación de la tierra es clave para comprender lo grave que la situación se había vuelto. A menos que la gente pudiera continuar recibiendo grano de José, no podrían cultivar nada en la tierra. Claramente, la tierra producía tan poco que no podía mantener a la gente (Génesis 47:13). Si la gente moría o se iba, la tierra misma se volvería intratable. Esta vez, José no tuvo que sugerir ningún trato, ya que la gente se le acercó con una idea que ellos mismos habían ideado: comenzaron a ofrecerle a José su tierra y sus propias vidas a cambio de granos y semillas para que pudieran plantarlas en la tierra y evitar que la misma tierra se quedara completamente desolada.

Si José finalmente aceptara esta propuesta, el faraón se acabaría convirtiendo en el dueño de todo el dinero, el ganado, la tierra y la gente de la región.
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