¿Qué significa Génesis 50:20?
La declaración que se hace aquí resume brillantemente la diferencia que existe entre cuando Dios permite que algo ocurra, y cuando Dios deliberadamente causa algo "sin hacer nada". Incluso cuando los seres humanos tratan de hacer el mal, e incluso cuando tienen éxito al hacerlo, aún así Dios puede usar sus esfuerzos para lograr alcanzar un bien mayor. Este versículo tan importante no debe entenderse como si fuera una excusa para pecar, sino que enfatiza que las cosas que no podemos entender forman parte del plan y la providencia de Dios (Romanos 8:28).En el versículo anterior, José trató de calmar el temor de sus hermanos, quienes creían que se iba a vengar de ellos (Génesis 50:15–18). José ya los había perdonado, había dejado que Dios se encargara del juicio, y también dijo que él no era nadie para cuestionar las decisiones de Dios (Génesis 50:19).
Al mismo tiempo, José no minimiza lo que le hicieron: venderlo como esclavo cuando era un adolescente fue algo horrible (Génesis 37:26–28), y lo hicieron con maldad: no había ninguna buena intención detrás de ese acto. Los hermanos sabían muy bien que eran culpables de haberlo hecho (Génesis 42:21–22). Tal y como lo había hecho antes (Génesis 45:5–7), José insiste en que el poder de Dios y el plan que Dios tiene para Su pueblo va mucho más allá de la capacidad que unos pocos seres humanos simples puedan tener para hacer el mal en la Tierra. José estaba convencido de que Dios no solo había sido el responsable de permitir que ocurriera ese acto malvado en última instancia, sino que también hizo que formara parte de un plan más amplio para así poder salvar a su pueblo, y a muchos otros, de los estragos de una hambruna mortal.
Sin sus trece años de sufrimiento (Génesis 37:2; 41:46), José no habría experimentado ochenta años de inmenso poder y prestigio (Génesis 41:46; 50:26). José incluso nombró a sus dos hijos mayores con nombres que hablaban de los eventos más importantes que le ocurrieron durante su vida (Génesis 41:50–52). Tanto durante como después de sus momentos difíciles, José siempre mantuvo la fe en que Dios estaba en control de todo lo que estaba ocurriendo.
Para el mundo moderno, esta es una perspectiva sorprendente y muy inusual. Sin embargo, así es como Dios les pide a los cristianos que vean sus vidas también. Romanos 8:28 insiste en que "sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su propósito". Tal y como el ejemplo de José nos lo muestra claramente, eso no quería decir que el pueblo de Dios nunca sufriría por ello. Más bien, Dios quiere que tengamos confianza en que Él todavía se preocupa por nosotros (Romanos 8:31) y que nada nos separará del amor que siente por nosotros en Cristo (Romanos 8:34–38).