¿Qué significa Génesis 6:5?

Este desgarrador versículo se hace eco de Génesis 1:31. Ese versículo describe a Dios viendo todo lo que había hecho después del sexto y último día de la creación y pensando que "todo ello era bueno". Ahora, cientos de años después de que el pecado humano hubiera entrado en el mundo, Dios ve que la maldad del hombre ha crecido tanto que hay que tomar medidas. Además, Dios ve que toda intención de los pensamientos del corazón humano era hacer el mal.

Si consideramos que las genealogías del capítulo anterior son literales, esto nos llevaría hacia una realidad bastante triste. La gran esperanza de vida de Génesis 5 implica que hubo una línea casi ininterrumpida de testigos oculares de la historia más temprana del hombre justo hasta el año del diluvio. El pecado de la humanidad no es el resultado del error, la desviación del plan de Dios o la ignorancia, sino que es el resultado de un rechazo deliberado de Dios.

La conclusión a la que llega Dios sobre el estado de la humanidad es que todos los hombres son malvados. Cuando los hombres y las mujeres rechazamos a Dios, siempre acabamos eligiendo el mal. Es importante tener en cuenta que no es solo lo que hacemos, sino lo que somos cuando no estamos en una continua comunión con Dios. Esto explica en gran medida la aparente decisión de Dios de reducir drásticamente la esperanza de vida humana (Génesis 6:3).

Este versículo nos ofrece otra pista sobre la naturaleza de la humanidad: nuestra pecaminosidad e inclinación a hacer lo que es dañino comienza en nuestro corazón (nuestra mente). Cuando estamos sin Dios, no es que caigamos en el pecado, sino que lo planeamos intencionalmente, siendo el pecado el lugar donde queremos ir y lo que queremos hacer. Nuestras acciones no son el único problema; sino que son los corazones y las mentes los que producen esas acciones.

En realidad, no hemos mejorado a lo largo de los siglos; nuestra naturaleza sigue siendo la misma. Al describir el Día del Señor en Mateo 24, el Juicio venidero de Dios por el pecado humano, Jesús declara que este Juicio ocurrirá de una manera similar a los días de Noé (Mateo 24:36–39). Todos estos años después, el corazón humano continúa sintiéndose inclinado a planear el mal continuamente.