Visión general de Génesis
Tipo de libro: Libro de la Ley (o Libro de Moisés); primer libro del Antiguo Testamento; primer libro de la Biblia; primer libro de la colección judía dividida en cinco partes conocida como la Torá.
Autor: Tradicionalmente, se ha reconocido que Moisés es el autor de este libro; Génesis forma parte de la "Ley de Moisés".
Audiencia: Moisés escribió Génesis para el pueblo judío durante su viaje de cuarenta años por el desierto en la Península del Sinaí.
Fecha: Escrito durante los cuarenta años en el desierto, aproximadamente entre el 1440 y el 1400 a.C. Génesis significa "principio", y este libro describe los primeros momentos de la creación de Dios. Luego, la historia continúa hasta el momento en que la nación de Israel se fue a vivir a Egipto.
Descripción general: Génesis consta de cincuenta capítulos, que nos ofrecen una descripción general rápida de la historia de la nación de Israel. Los primeros once capítulos tratan del mundo en términos generales, y nos dan una explicación extremadamente concisa del estado de la humanidad mientras se fue dispersando en varias naciones divididas y afectadas por el pecado. Los treinta y nueve capítulos restantes se centran en la historia de la nación de Israel hasta su asentamiento en la tierra de Egipto, lo cual ocurrió justo antes de los eventos que se nos presentan en el libro de éxodo.
Los capítulos 1 y 2 describen la creación del mundo. Estos versículos son los únicos detalles que se nos dan sobre todo el proceso a través del cual Dios hizo el mundo y toda la vida que hay en él, incluidos los seres humanos.
Los capítulos 3—5 explican la caída del hombre, la cual fue causada por el pecado de Adán y Eva. Además, se nos habla sobre cómo la serpiente tentó a Eva; la manera en que Caín mató a su hermano, Abel; y los comienzos de la sociedad humana.
Los capítulos 6—9 describen el diluvio, durante el que Dios aniquiló prácticamente a toda la raza humana debido a la maldad que había en sus corazones. Noé y su familia inmediata fueron los únicos que se salvaron dentro del arca, la cual fue diseñada por Dios. Después de esta catástrofe, Dios bendijo a Noé y le prometió no volver a destruir la tierra con un diluvio de agua.
Los capítulos 10—11 nos explican el linaje y la dispersión de las naciones humanas. Después del diluvio, los hombres nuevamente intentaron desafiar a Dios, en parte construyendo una gran torre. Debido a esto, Dios confundió sus idiomas y los dispersó por todo el mundo, lo que produjo la diversidad de personas que se describen en la "tabla de naciones" del capítulo 10.
Los capítulos 12—24 contienen la historia de Abrahán, originalmente llamado Abrán, quien es el primer hombre al que Dios "llama" específicamente. Dios estableció un pacto con Abrahán, y le prometió hacer de su descendencia una gran nación y que, a través de ella, un día bendeciría a toda la raza humana. Durante su vida, Abrahán aprendió a vivir con una fe confiada; la cual fue puesta a prueba cuando Dios le pidió a Abrahán que sacrificara a Isaac, el hijo de Abrahán, un acto que finalmente Dios no permitió que ocurriera.
Esta sección también incluye la destrucción de Dios de las ciudades de Sodoma y Gomorra. Estas ciudades fueron enjuiciadas por Dios debido a la gran lista de pecados depravados que se cometieron allí durante a largo período de tiempo. Lot, el sobrino de Abrahán, vivía en Sodoma y unos ángeles de Dios lo rescataron momentos antes de que Dios destruyera toda la ciudad.
Los capítulos 25—35 se componen principalmente de la historia de Isaac, el hijo de Abrahán, y el hijo de Isaac, Jacob. Jacob planeó ganarse las bendiciones de su padre a expensas de su hermano gemelo mayor Esaú. Jacob huyó de su familia para evitar la ira de Esaú y Dios lo disciplinó fuertemente durante sus viajes. No obstante, a Jacob también le fue muy bien gracias a que Dios estuvo con él en todo momento. En un momento crucial de la historia, Jacob luchó con Dios, una lucha que le provocó una cojera permanente y gracias a la que finalmente recibió un nuevo nombre: Israel.
El capítulo 36 nos describe a los descendientes de Esaú, el hermano de Jacob. Estas personas se convirtieron en los edomitas.
Los capítulos 37—50 nos relatan los orígenes de las doce tribus de la nación de Israel, dentro de la historia de José, quien a su vez era uno de los hijos de Jacob. Los hijos de Jacob, a quien más tarde se le pondrían el nombre de Israel, estaban celosos del favoritismo que Jacob le mostraba a José, así como de la asombrosa sabiduría y habilidad que José tenía para interpretar sueños. Los hermanos vendieron a José como esclavo y se lo llevaron a Egipto, y le dijeron a su padre que el niño había muerto. Mientras estuvo en Egipto, el carácter único de José lo llevó a experimentar varias dificultades, pero finalmente fue elevado hasta tal punto en el que se convirtió en el segundo al mando de toda la nación.
Una hambruna en la región provocó que los hermanos de José tuvieran que irse a Egipto en busca de comida, y esa fue la razón por la que la familia pudo reunirse de nuevo. Primero, sin embargo, José puso a prueba a sus hermanos, y los humilló un poco debido a su traición. Finalmente, José salvó a familia de Jacob y a los patriarcas de las doce tribus, y se establecieron en la tierra de Egipto. En este momento de la historia, Egipto no tenía ningún problema con la nación de Israel.
Sin embargo, estos eventos establecieron el trasfondo para que se desarrollara la historia del éxodo, la cual ocurrió varios siglos después. Para entonces, un faraón menos amistoso tomará la decisión de esclavizar a la nación de Israel y comenzará a temer a la creciente población judía, considerándolos como una posible amenaza.
Versículos clave (RVC)
Génesis 1:1: En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Génesis 2:7: Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Génesis 3:14–15: Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Génesis 6:5: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Génesis 7:20–21: Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes. Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.
Génesis 11:7–8: Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
Génesis 12:1–3: Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Génesis 17:5: Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
Génesis 19:24–25: Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.
Génesis 35:10: Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel.
Génesis 41:38–40: Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.
Génesis 45:4–5: Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.
Génesis 50:19–21: Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.