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Verso

Hebreos capitulo 10

La Biblia de las Américas

Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

1Porque la ley teniendo una sombra de los bienes venideros, no la representación misma de las cosas, nunca puede hacer perfectos a los que se allegan por los mismos sacrificios que ofrecen continuamente cada año. 2De otra manera cesarían de ofrecerse, porque los que sacrificasen, limpios de una vez, no tendrían más conciencia de pecado. 3Pero en estos sacrificios cada año se hace la misma conmemoración de los pecados. 4Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. 5Por lo cual, entrando en el mundo, dice: Sacrificio y Presente no quisiste; mas me apropiaste el cuerpo; 6holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. 7Entonces dije: Heme aquí (en la cabecera del libro está escrito de mí) para que haga, oh Dios, tu voluntad. 8Diciendo arriba: Sacrificio y presente, y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron, las cuales cosas se ofrecen según la Ley, 9entonces dijo: Heme aquí para que haga, oh Dios, tu voluntad. Quita lo primero, para establecer lo postrero. 10En esa voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesús, el Cristo, hecha UNA VEZ. 11Así que, todo sacerdote se presenta cada día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12pero éste, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre, está sentado a la diestra de Dios, 13esperando lo que resta, es a decir, hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14porque con una sola ofrenda hizo consumados para siempre a los santificados. 15Así, nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; que después dijo: 16Y éste es el testamento que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor, Daré mis leyes en sus corazones, y en sus almas las escribiré; 17y nunca más me acordaré de sus pecados e iniquidades. 18Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. 19Así que, hermanos, teniendo atrevimiento para entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, el Cristo, 20por el camino que él nos consagró nuevo, y vivo, por el velo, es a saber, por su carne, 21y teniendo aquel Gran Sacerdote, sobre la casa de Dios, 22lleguémonos con corazón verdadero, y con fe llena, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia 23retengamos firme la profesión de nuestra esperanza, que fiel es el que prometió. 24Y considerémonos los unos a los otros para provocarnos a la caridad, y a las buenas obras; 25no dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
26Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por el pecado, 27sino una horrenda esperanza de juicio, y hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. 28El que menospreciare la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere sin ninguna misericordia. 29¿Cuánto pensáis que será más digno de mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del testamento en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? 30Sabemos quién es el que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31Horrenda cosa es caer en las manos del Dios viviente. 32Pero traed a la memoria los días pasados en los cuales después de haber recibido la luz, sufristeis gran combate de aflicciones. 33De una parte ciertamente con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y de otra parte hechos compañeros de los que estaban en tal estado. 34Porque de mis prisiones también os resentisteis conmigo, y el robo de vuestros bienes padecisteis con gozo, conociendo que tenéis en vosotros una mejor sustancia en los cielos, y que permanece. 35No perdáis pues esta vuestra confianza, que tiene grande remuneración de galardón; 36porque la paciencia os es necesaria, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. 37Porque aún, un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. 38Mas el justo vivirá por la fe; mas el que se retirare, no agradará a mi alma. 39Pero nosotros no somos tales que nos retiremos para perdición, sino fieles para ganancia del alma.

¿Qué significa Hebreos capitulo 10?

El capítulo 10 de Hebreos marca el final del argumento principal del escritor y comienza una transición hacia aplicaciones más prácticas. Durante varios capítulos, el libro de Hebreos ha proporcionado evidencia de que el nuevo pacto, en Jesucristo, es superior al antiguo pacto de sacrificios de animales. El escritor también ha señalado cuidadosamente que Dios siempre tuvo la intención de reemplazar los sacrificios del templo; se suponía que eran un símbolo de Aquel que se convertiría en la solución "perfecta" para acabar con nuestros pecados de una vez por todas: Jesús.

La primera mitad del capítulo 10 completa este largo e intrincado argumento (Hebreos 10:1–18). El escritor nos ofrece una última idea lógica, así como otra referencia sobre el Antiguo Testamento. La cita del Salmo 40:6–8 proviene de la Septuaginta, una traducción griega del Antiguo Testamento que se completó unos 200 años antes del nacimiento de Cristo. El libro de Hebreos usa este pasaje para mostrarnos que la intención de Dios era que Su voluntad se cumpliera a través de un "cuerpo", y esto contrasta con la idea de hacerlo a través de los sacrificios.

Lógicamente, el escritor también nos recuerda que repetir un sacrificio es evidencia de que el ritual no podía eliminar los pecados. Si las ofrendas del antiguo pacto pudieran eliminar el juicio de nuestro pecado, no habría necesidad de ofrecerlas una y otra vez. En cambio, tenían que repetirse continuamente. Según el escritor de Hebreos, esto nos señala el verdadero propósito del Antiguo Pacto: hacernos ver lo pecadores que somos, en lugar de eliminar ese pecado. La intención de Dios al establecer el antiguo pacto era simbolizar el pacto perfecto que vendría en el futuro.

Esto también apoya el hecho de que el sacrificio de Jesús fue algo que pasó una vez y no pasará nunca más. Una vez que se ha ofrecido la solución definitiva, no hay razón para repetir ese mismo sacrificio.

La segunda mitad del capítulo, que comienza en el versículo 19, pasa a hablar sobre cómo aplicar esta idea (Hebreos 10:19–39). El tema general de esta carta es el tipo de confianza en nuestra fe que nos lleva a "mantenernos firmes" frente a la adversidad. Este cambio de tema, sin embargo, aparece acompañado de la advertencia más dura que se nos da en el libro de Hebreos.

Anteriormente, el escritor nos advirtió sobre los peligros de tener una fe descuidada (Hebreos 2:1–4), la desobediencia temerosa (Hebreos 3:12–19) y el hecho de alejarse de la verdad debido a la apatía espiritual (Hebreos 6:1–8). Aquí, el peligro se presenta en términos gráficos y nefastos. La redacción de esta sección se presta a dos posibles interpretaciones, las cuales son consistentes con el resto del libro de Hebreos y el Nuevo Testamento. Esta es una advertencia que se les da a los cristianos salvos acerca de las consecuencias de su pecado, o una advertencia para aquellos que son "casi" salvos, pero eligen rechazar a Cristo a favor de su vida de pecado. El contexto de este capítulo y el libro de Hebreos hace que la primera interpretación sea mucho más probable.

El pecado tiene consecuencias, ya sea deliberado o no (Hebreos 2:2). Sin embargo, aquellos que conocen mejor la Palabra son más responsables ante Dios (Juan 9:41). Esto significa que aquellos que son salvos, aquellos que saben de primera mano lo que significa ser perdonado, y eligen pecar, pueden esperar un castigo mucho más severo como resultado. Dado que el pecado deliberado contra el antiguo pacto se castigaba con la muerte (Números 15:27–31), es razonable suponer que aquellos que "profanan" un pacto mayor están sujetos a sufrir consecuencias mucho mayores.

Al mismo tiempo, el escritor busca animar a sus lectores. Estos judíos cristianos perseguidos habían sobrevivido a algunas dificultades y pruebas en el pasado; y podían volver a hacerlo (Hebreos 10: 32–39).

Los siguientes capítulos continuarán explorando las implicaciones de nuestra fe, la cual está asegurada en el nuevo pacto.
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