Capítulo
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Verso
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Hebreos 2:14

LBLA Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo,
NBLA Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquél que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo,
NVI Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—,
RV1960 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
JBS Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,

¿Qué significa Hebreos 2:14?

De acuerdo con los versículos anteriores, el papel de Jesús como "Capitán" de nuestra salvación incluye el hecho de asumir el sufrimiento que experimentamos como seres humanos. El escritor de Hebreos ya ha explicado que el Mesías no podía ser un ángel, según algunos pasajes del Antiguo Testamento. Además, los ángeles no pueden experimentar verdaderamente el sufrimiento humano, por lo que no pueden ser un ejemplo a seguir para la gente. Sin embargo, como hombre, Jesucristo sí puede hacerlo. Parte de ese ejemplo se presentó en los versículos 12 y 13, que hacían citas tanto de los Salmos como del profeta Isaías. Esas referencias nos mostraron la idea de que podemos seguir confiando en Dios a pesar de cualquiera de las dificultades temporales que podamos estar atravesando.

Aquí se hace referencia a Satanás como aquel quien ejerce el poder de la muerte, algo que viene como consecuencia del papel que desempeñó durante la caída del hombre. De hecho, fue Satanás quien tentó al hombre para que pecara (Génesis 3:1–7), y es Satanás quien continúa tentando a las personas en la actualidad (Efesios 4:27; 1 Juan 3:8; 1 Pedro 5:8). Por lo tanto, seguir esa tentación conduce a una muerte tanto física como espiritual (Romanos 6:23). El pecado, en lugar de hacernos libres, nos convierte en sus esclavos. Este es un tema que el próximo versículo describirá más detalladamente.

Este versículo presenta claramente la razón por la cual Jesús, el Mesías Prometido, tuvo que hacerse humano para ser el perfecto "fundador" de la salvación. Su humanidad le permitió experimentar las mismas cosas que la gente normal experimenta. Esto hace que Su vida perfecta, su muerte en sacrificio y Su resurrección sean un ejemplo válido que podemos seguir. Específicamente, esta vida perfecta y sacrificio sin pecado "destruye" a Satanás, quien tiene el poder de la muerte. Este concepto de destrucción proviene del término griego katargēsē, que significa "contrarrestar, negar, desactivar o abolir".

En otras palabras, al convertirse en humano, Jesucristo rompió el control esclavizador que el miedo a la muerte tiene sobre la humanidad (2 Timoteo 1:10; Colosenses 2:15; 1 Juan 3:8).
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