¿Qué significa Hebreos capitulo 3?
El capítulo 3 de Hebreos cambia de tema. Los dos primeros capítulos trataban principalmente sobre cómo Jesucristo es superior a los ángeles. En particular, el hecho de que Jesucristo es completamente humano es lo que le permite ser nuestro máximo ejemplo, Sumo Sacerdote y el "autor" de nuestra salvación (Hebreos 2:10). Aquí, el tema pasa a explicar cómo Jesús también es superior a figuras del Antiguo Testamento como Moisés.Según este capítulo, las obras de Moisés eran importantes, pero no se pueden comparar con las de Jesús. Moisés fue un ser creado, como nosotros podemos llegar a crear una casa. Jesús, como el "autor" de todas las cosas, incluida la casa, es digno de recibir mucha más gloria y honor (Hebreos 3:3). Moisés dijo que Dios haría grandes cosas, pero Jesucristo es quien realmente hizo esas grandes cosas (Hebreos 3:5). Moisés fue un siervo poderoso y fiel en la casa de Dios, pero Jesús es el Hijo en la casa de Dios (Hebreos 3:6).
Utilizando esta analogía, el autor de Hebreos les hace una advertencia a los cristianos judíos usando el incidente que ocurrió con Israel en el desierto (Hebreos 3:7–12). Los capítulos 13 y 14 de Números describen cómo Israel llegó a la frontera de la Tierra Prometida y luego perdió la fe. En lugar de confiar en Dios para alcanzar la victoria, dudaron de que pudieran derrotar a los "gigantes" de Canaán. Como resultado, Dios disciplinó a la nación de Israel. Todos, menos un pequeño remanente de esa nación, acabarían vagando por el desierto hasta que murieran, y nunca pudieron ver la victoria final que Dios les había ofrecido.
Este tipo de duda no implica la pérdida de la salvación, ya que el contexto dentro del que se está hablando es la experiencia que tuvo Israel después de lo que pasó durante el Éxodo. En el libro del Éxodo, la "salvación" está representada a través de cómo el pueblo de Israel se escapó de la Pascua de Egipto. Dios no envió a Israel de regreso a Egipto cuando comenzaron a dudar. En cambio, les negó la victoria de entrar en la Tierra Prometida. Por la misma razón, Canaán no puede verse aquí como una metáfora del cielo, ya que todavía quedaban batallas que pelear y luchas que experimentar, incluso para aquellos que se mantuvieron firmes en su fe. En contexto, esta advertencia no se trata de una pérdida de la salvación, sino más bien de una pérdida de compañerismo, recompensa, y también una pérdida de nuestra "herencia espiritual", lo cual ocurre cuando dudamos de la Palabra de Dios.
Esto refleja una idea similar a la advertencia que se hizo en Hebreos 2:1–4. El mensaje de Dios con respecto a nuestra salvación no puede descuidarse sin acabar teniendo consecuencias. De la misma manera, nuestra confianza en Su palabra y Su mensaje no se puede dejar de lado sin antes pagar un precio por ello.