¿Qué significa Hebreos 6:5?
Un componente clave de este versículo es la palabra "saborearon", que a veces se usa para sugerir que el versículo se refiere a aquellos que no se han comprometido plenamente con Cristo; y, sin embargo, el mismo término se usa para describir la experiencia que Jesús tuvo con la muerte (Hebreos 2:9), la cual no fue algo superficial. El versículo 4 se refiere a aquellos que también habían "saboreado" el don celestial (Efesios 2:8) y "tuvieron parte" en el Espíritu Santo (Efesios 1:13–14; Gálatas 3:2). En otras palabras, estas personas no son "casi" creyentes, sino creyentes de verdad. Dado que la Biblia, en general, deja claro que la salvación no se puede perder (Juan 10:28–30; 1 Juan 1:9), este pasaje no se debe entender como una advertencia sobre la condenación.Este pasaje se presenta en relación con la historia de la desobediencia de Israel en los límites de la Tierra Prometida (Números 13–14). Este fue uno de los temas principales de los capítulos 3 y 4 (Hebreos 3:12–19; 4:11). Allí, la falta de fe acarreó un período de desobediencia. Esto resultó en el juicio severo de Dios, y solo después de ese sufrimiento Israel pudo seguir progresando. Aquí, desde el versículo 4 hasta el 8, se pone en práctica la misma dinámica. Aquellos que se apartan de los fundamentos de la fe, en respuesta a las dudas o la desobediencia, están más allá de cualquier argumento racional, y su única esperanza de restauración es la misma que la de Israel en el desierto, o un campo ahogado con maleza y espinos: el "fuego" del juicio de Dios.
Tenga en cuenta que este juicio no se refiere a la destrucción. Dios no envió a Israel de regreso a Egipto ni los aniquiló. El agricultor no desecha el campo en sí, sino que quema lo que lo asfixia. El término griego en el versículo 6 no es apostasia, del cual obtenemos el término apostasía, sino parapesontas, que denota un error, un desvío del camino o una caída.
Aquí, el escritor de Hebreos no nos advierte sobre que podemos perder nuestra salvación, sino que nos someteremos a un juicio severo de Dios si nuestra fe superficial nos hace caer en la duda y la desobediencia (Hebreos 3:6; 14).