¿Qué significa Hebreos capitulo 7?
En el capítulo 5, el autor de Hebreos comenzó a explicar cómo Jesús es el supremo y perfecto Sumo Sacerdote de la humanidad. Esto también incluía una referencia sobre el misterioso Melquisedec, un personaje de la historia de Abrahán en el Antiguo Testamento. Esa explicación fue interrumpida con una de las muchas advertencias que aparecen en esta carta contra la infidelidad y la apostasía. El capítulo 6 se ocupó principalmente de esta advertencia, antes de volver al tema de Melquisedec a través de una serie de metáforas relacionadas con las promesas de Dios.Aquí, en el capítulo 7, el autor se sumerge en esta discusión sobre el sacerdocio de Melquisedec. La idea principal de la que se está hablando, comenzando aquí, es que Cristo es el cumplimiento máximo y perfecto de las promesas de Dios. Entonces, nuestro pacto con Él es superior en todos los aspectos al pacto de la ley Levítica. Esto es crucial para la audiencia original de la carta: cristianos judíos que estaban siendo perseguidos. Esta idea es tan importante, de hecho, que el autor dedicará mucho tiempo a hablar sobre ella. De todas las explicaciones que se dan en el libro de Hebreos, esta es la más larga, una que va desde aquí en el capítulo 7 hasta el comienzo del capítulo 10.
En resumen, Melquisedec sirve como una metáfora del ministerio de Jesucristo. Mientras que el Antiguo Testamento separaba la línea de reyes de la línea de sacerdotes, Melquisedec tiene ambos títulos (Génesis 14:18). Su falta de genealogía, al menos en los registros, simboliza la falta de un principio y un fin; y, dado que Abrahán lo honra, su sacerdocio es lógicamente superior al de los hijos de Abrahán: los sacerdotes de Israel. La promesa de Dios de establecer una figura profética en el sacerdocio de Melquisedec (Salmo 110:4) se cumple solo en Jesucristo.
El capítulo 7 comienza con dos puntos básicos. Primero, Melquisedec es superior a Abrahán y a los sacerdotes aarónicos. Esto se demuestra a través del respeto que Abrahán tenía por Melquisedec, lo que se demuestra cuando le dio los diezmos. Al mismo tiempo, Melquisedec carece simbólicamente de genealogía; en un sentido poético, no tiene ni principio ni fin. Según el escritor de Hebreos, esto, en cierto sentido, es la misma manera en que el sacerdocio de Cristo no tiene principio ni fin, como Cristo no tiene principio ni fin.
El segundo punto principal es que el sacerdocio de Melquisedec es superior al de Aarón o los demás sacerdotes levitas. El sistema de la Ley, establecido bajo Moisés, era imperfecto y solo temporal. Jesús, por otro lado, es el Sumo Sacerdote de un pacto perfecto, uno que puede salvarnos completamente y que nunca termina. Para aclarar este punto, el autor hace referencia a las escrituras del Antiguo Testamento y compara las fortalezas y debilidades de los dos pactos. Jesús es superior a los sacerdotes del Antiguo Pacto, ya que es inmortal, eterno y no tiene pecado.
Esta explicación del sacerdocio de Melquisedec continuará durante el capítulo 8 e incluso más allá. Habiendo establecido que el sacerdocio de Jesús es superior al de Aarón, el autor comenzará a explicar cómo la obra de Jesús como nuestro Sumo Sacerdote también es superior.