¿Qué significa Hebreos 9:13?
El tema principal del libro de Hebreos es que el nuevo pacto, en Jesucristo, es superior al antiguo pacto, el cual era representado por los sacerdotes y los sacrificios del templo. Más recientemente, el autor nos ha hablado sobre cómo los componentes de los sacrificios en el templo señalaban sus propias limitaciones y simbolizaban el ministerio futuro de Jesús. Un aspecto importante de esto es la diferencia que había entre la efectividad de los sacrificios en cada pacto. En el antiguo pacto, los sacerdotes ofrecían repetidos sacrificios por los pecados, incluido el suyo. Cristo ofreció un solo sacrificio perfecto, sin que Él mismo tuviera ningún pecado por el cual debiera ser perdonado (Hebreos 7:26–28; Hebreos 9:12).En los versículos 13 y 14, el autor cambia un poco su argumento anterior. En lugar de argumentar sobre los errores de los sacrificios del antiguo pacto, señala que esos sacrificios tenían cierto poder, ya que podían proporcionarle pureza ritual a la carne física. Si la sangre animal puede proporcionarles ese tipo de beneficio a las personas, el poder de la sangre de Cristo sería entonces inconmensurable. Tal y como se señaló anteriormente, el antiguo pacto no podía resolver el pecado interior de las personas; la sangre de Jesús, sin embargo, puede hacer precisamente eso.
Hebreos 9:11–28 continúa explicando cómo el nuevo pacto en Jesucristo es superior al antiguo pacto. Este pasaje se enfoca en dos ventajas principales de este nuevo pacto: que Cristo sirve en un templo mejor y que Cristo ofrece un sacrificio superior. El templo físico y sus implementos estaban destinados a ser símbolos del "verdadero" lugar de servicio de Cristo en el cielo. A diferencia de los sacrificios limitados de animales, la muerte única de Jesús pudo salvarnos completamente del pecado.
El capítulo 9 de Hebreos explica cómo el antiguo pacto incluía varios lugares y rituales físicos. Estos, según el escritor de Hebreos, siempre fueron concebidos como símbolos. Todos sus detalles, y los inconvenientes que sufrieron, estaban destinados a apuntar hacia el medio "verdadero" de nuestra redención, que es Cristo. A diferencia de los sacrificios de animales, que deben repetirse y que no pueden cambiar a las personas por dentro, el sacrificio de Jesucristo ofrece una solución para el pecado de una vez por todas, permanente y completamente eficaz. El hecho de que Cristo murió por el pecado solo una vez y para siempre también significa que la próxima vez que Cristo venga, no vendrá como un sacrificio, sino para cumplir finalmente el plan de Dios.