¿Qué significa Hebreos 9:15?
El escritor de Hebreos ha tenido mucho cuidado a la hora de señalar que el plan de Dios siempre fue proporcionar un "nuevo pacto" para Su pueblo. El sacerdocio de Melquisedec es una de esas pruebas (Hebreos 7:11). El propio decreto que Dios le ofreció a Jeremías es otro (Hebreos 8:8–9). Los defectos e inconvenientes del antiguo pacto no fueron un accidente; sino que estaban destinados a ayudarnos a comprender la necesidad que teníamos de recibir un nuevo pacto (Hebreos 8:7). En algunos de los anteriores versículos, el escritor nos ha indicado que los sacrificios de animales tienen valor, pero ese valor es limitado: pueden proporcionarnos pureza ritual, pero no pueden cambiarnos por dentro. Esos sacrificios realmente no pueden eliminar la pena del pecado. El sacrificio de Cristo, por otro lado, puede lograr lo que esos otros sacrificios no pueden.Todo esto convierte al nuevo pacto en la "promesa de la herencia eterna" que Dios preparó como el destino final de la humanidad. La audiencia original de esta carta eran cristianos judíos que estaban siendo perseguidos. Esta referencia que se hace sobre la herencia les recordaba que seguir a Cristo no significaba que tuvieran que abandonar sus raíces judías. En cambio, seguir a Cristo era en sí mismo el cumplimiento de esa herencia. El sacrificio de Cristo, de hecho, es el evento que en realidad nos ofrece el perdón de todos los pecados, incluidos todos los que ocurrieron antes de Su nacimiento.
Según este pasaje, el sacrificio de animales no puede expiarnos completamente de nuestros pecados. Esta es una de las razones por las que los sacerdotes del antiguo pacto tenían que ofrecer sacrificios constantemente; y un sacerdote humano pecador también tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados. Cristo, por el contrario, ofrece un sacrificio que es completamente humano, sin pecado y es completamente efectivo en lo que consigue lograr.
Este es uno de los tres lugares en el libro de Hebreos donde se describe a Jesús usando el término mediador (Hebreos 8:6; 12:24). Un mediador resuelve un conflicto entre dos partes.