Capítulo
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Verso

Hebreos capitulo 9

La Biblia de las Américas

11Pero cuando Cristo apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, 12y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna. 13Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, 14¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo ? 15Y por eso El es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16Porque donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador. 17Pues un testamento es válido sólo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador. 18Por tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre. 19Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo, 20diciendo: ESTA ES LA SANGRE DEL PACTO QUE DIOS OS ORDENO. 21Y de la misma manera roció con sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios del ministerio. 22Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.
Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

1Tenía sin embargo el primero sus justificaciones del culto, y su santuario mundano. 2Porque un Tabernáculo fue hecho: el primero, en que estaba el candelero, y la mesa, y los panes de la proposición, lo que llaman el santuario. 3Tras el segundo velo estaba el Tabernáculo, que llaman el Lugar Santísimo; 4que tenía un incensario de oro, y el Arca del Pacto cubierta por todas partes de oro; en donde estaba una urna de oro que contenía el maná, y la vara de Aarón que reverdeció, y las Tablas del Testamento. 5Y sobre ella los querubines de la gloria que cubrían el propiciatorio, cosas de las cuales no se puede ahora hablar en detalle. 6Y con estas cosas así ordenadas, en el primer Tabernáculo siempre entraban los sacerdotes para hacer los oficios de los sacrificios. 7Mas en el segundo, sólo el sumo sacerdote entraba una vez en el año, no sin sangre, la cual ofrece por su propia ignorancia y la del pueblo. 8Dando en esto a entender el Espíritu Santo, que aún no estaba descubierto camino para el Santuario, entre tanto que el primer Tabernáculo estuviese en pie. 9Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto al que servía con ellos, en cuanto a la conciencia, 10sino en viandas y en bebidas, y en diversos lavamientos, y ordenanzas de la carne impuestas hasta el tiempo de la corrección. 11Mas Cristo ya estando presente, Sumo Sacerdote de los bienes que habían de venir, por otro más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es a decir, no de esta creación, 12y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre entró una sola vez en el Santuario diseñado para eterna redención. 13Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y la ceniza esparcida de una becerra, santifica a los inmundos para purificación de la carne, 14¿cuánto más la sangre del Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios viviente? 15Así que, por eso es Mediador del Nuevo Testamento, para que interviniendo muerte para la remisión de las rebeliones que había debajo del primer Testamento, los que son llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16Porque donde hay testamento, necesario es que intervenga la muerte del testador. 17Porque el testamento con la muerte es confirmado; de otra manera no es válido entre tanto que el testador vive. 18De donde vino que ni aun el primero fue consagrado sin sangre. 19Porque habiendo leído Moisés todos los mandamientos de la Ley a todo el pueblo, tomando la sangre de los becerros y de los machos cabríos con agua, y lana de grana, e hisopo, roció a todo el pueblo, y juntamente al mismo libro, 20diciendo: Esta es la sangre del Testamento que Dios os ha mandado. 21Y además de esto roció también con la sangre el Tabernáculo y todos los vasos del ministerio. 22Y casi todo es purificado según la ley con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

¿Qué significa Hebreos capitulo 9?

El libro de Hebreos busca tranquilizar a los cristianos judíos que estaban siendo perseguidos a través de la idea de que Cristo, no la Ley del Antiguo Testamento, representa el plan supremo de Dios para su salvación. Esto se presenta principalmente al mostrarnos cómo Dios dejó claro en las Escrituras que Su intención era establecer un nuevo pacto. Hasta ahora, el escritor de Hebreos ha demostrado sus ideas utilizando varios ejemplos y citas del Antiguo Testamento. En particular, el ejemplo de Melquisedec se usó para demostrar que la solución final de Dios para el pecado no estaba ligada a los sacerdotes descendientes de Aarón. En el capítulo 8, una cita del libro de Jeremías nos mostraba la manera en la que Dios nos prometió un nuevo pacto que estaba libre de las limitaciones del que ya existía.

El capítulo 9 continúa explicando la preeminencia del nuevo pacto enfocándose en dos aspectos: primero, la superioridad que viene del "lugar" en el que finalmente se aplica el sacrificio por el pecado (el cielo). En segundo lugar, está la superioridad del sacrificio de Cristo, el cual se compara con el del antiguo pacto. Esto nos conduce, en el capítulo 10, hasta un pasaje que resume esta parte del libro de Hebreos.

Las instrucciones que Dios le dio a Moisés en el Antiguo Testamento involucraban la construcción de un tabernáculo, que el pueblo de Israel usaba como un templo móvil. Este edificio contenía varios artefactos, así como dos habitaciones. El propósito de estos elementos era representar la verdad a través del simbolismo: estaban destinados a ser "sombras" del futuro (Hebreos 8:5; 10:1), un futuro en el que Cristo cumpliría completamente con el plan de Dios (Hebreos 9: 23–24). Según este capítulo, el simbolismo aquí está destinado principalmente a mostrar cómo el antiguo pacto tenía una naturaleza limitada. Las cortinas que separaban el Lugar Santo y el Lugar Santísimo simbolizaban la separación que existía entre las personas y Dios (Hebreos 9:8). La naturaleza terrenal del templo, así como la naturaleza limitada de los sacrificios de animales, indicaban que existía la necesidad de que hubiera una solución espiritual permanente para el pecado (Hebreos 9:9–10).

Dado que Cristo sirve como sumo sacerdote en el cielo, no en la tierra, Su servicio proviene de los lugares santos "perfectos" (Hebreos 9:11–12). En lugar de ser una sombra o un símbolo, las acciones de Cristo representan la verdad absoluta.

El sacrificio de Cristo también es superior al uso de sacrificios de animales que existía durante el antiguo pacto. Los sacerdotes tenían que ofrecer sacrificios continuamente, no solo por los pecados del pueblo, sino por los suyos propios (Hebreos 9:7). En última instancia, la muerte de un animal solo podría aliviar los sentimientos de culpa y la pureza ceremonial (Hebreos 9:9–10). La sangre animal no puede lograr que una persona cambie dentro de sí mismo o sí misma.

En contraste, el sacrificio de Cristo fue perfecto y estaba libre de pecado (Hebreos 7:26). Su vida fue enteramente humana (Hebreos 4:15). Esto hace que Su sacrificio sea perfecto y un acto que solo debe realizarse una vez. Este único sacrificio, entonces, no sólo se aplica en un "templo" mejor que el de la tierra, sino que también acaba siendo una expiación más eficaz y perfecta por nuestro pecado.

El escritor termina esta sección en particular con una analogía sobre la relación entre la muerte y el juicio (Hebreos 9:27–28). Cada hombre, al contrario de lo que enseñan otras religiones, experimenta una sola muerte y un juicio posterior. De manera paralela, Cristo vino a la tierra para morir —de una vez por todas— y cuando regrese, no será como un sacrificio. Más bien, será para finalizar la salvación de Dios para aquellos que aceptan a Cristo, y el juicio de todos aquellos que no lo hacen.
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