Hechos capitulo 24
La Biblia de las Américas
2Después que llamaron a Pablo, Tértulo comenzó a acusarlo, diciendo al gobernador: Ya que por ti hemos obtenido mucha paz, y que por providencia tuya se están llevando a cabo reformas en favor de esta nación, 3nosotros, por todos los medios y en todas partes, reconocemos esto con profunda gratitud, oh excelentísimo Félix. 4Pero para no importunarte más, te suplico que, con tu habitual bondad, nos concedas una breve audiencia. 5Pues hemos descubierto que este hombre es verdaderamente una plaga, y que provoca disensiones entre todos los judíos por el mundo entero, y es líder de la secta de los nazarenos. 6Hasta trató de profanar el templo ; entonces lo arrestamos y quisimos juzgarlo conforme a nuestra ley. 7Pero interviniendo el comandante Lisias, con gran violencia lo quitó de nuestras manos, 8mandando a sus acusadores que vinieran a ti. Si tú mismo lo interrogas sobre todo lo que he dicho, podrás confirmar las cosas de que lo acusamos. 9Los judíos se unieron también a la acusación, asegurando que, efectivamente, así era todo.
10Después que el gobernador le hizo una señal para que hablara, Pablo respondió: Sabiendo que por muchos años tú has sido juez de esta nación, con gusto presento mi defensa, 11puesto que tú puedes comprobar el hecho de que no hace más de doce días que subí a Jerusalén a adorar. 12Y ni en el templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad misma me encontraron discutiendo con nadie o provocando un tumulto. 13Ni tampoco pueden probarte de lo que ahora me acusan. 14Pero esto admito ante ti, que según el Camino que ellos llaman secta, yo sirvo al Dios de nuestros padres, creyendo todo lo que es conforme a la ley y que está escrito en los profetas ; 15teniendo la misma esperanza en Dios que éstos también abrigan, de que ciertamente habrá una resurrección tanto de los justos como de los impíos. 16Por esto, yo también me esfuerzo por conservar siempre una conciencia irreprensible delante de Dios y delante de los hombres. 17Y, después de varios años, he venido para traer limosnas a mi nación y a presentar ofrendas; 18haciendo lo cual me encontraron en el templo, después de haberme purificado, no con multitud ni con alboroto. Pero estaban allí ciertos judíos de Asia, 19y que deberían haberse presentado aquí ante ti y acusarme si tuvieran algo contra mí. 20O si no, que éstos mismos digan qué delito encontraron cuando comparecí ante el concilio, 21a no ser por esta sola declaración que hice en alta voz mientras estaba entre ellos: “Por la resurrección de los muertos soy juzgado hoy ante vosotros.”
22Entonces Félix, conociendo con mayor exactitud acerca del Camino, pospuso el fallo, diciendo : Cuando venga el comandante Lisias decidiré vuestro caso. 23Y dio órdenes al centurión de que guardara a Pablo bajo custodia, pero con alguna medida de libertad, y que no impidiera a ninguno de sus amigos que lo sirvieran.
24Pero pocos días más tarde, llegó Félix con Drusila su mujer, que era judía, y mandó traer a Pablo y lo oyó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. 25Y al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix, atemorizado dijo : Vete por ahora, pero cuando tenga tiempo te mandaré llamar. 26Al mismo tiempo, tenía esperanza de que Pablo le diera dinero ; por eso acostumbraba llamarlo con frecuencia y conversar con él. 27Pero transcurridos dos años, Porcio Festo llegó como sucesor de Félix, y deseando hacer un favor a los judíos, Félix dejó preso a Pablo.
Nueva Biblia de las Américas
1Cinco días más tarde el sumo sacerdote Ananías descendió a Cesarea con algunos ancianos y con un abogado llamado Tértulo; y presentaron al gobernador sus cargos contra Pablo. 2Después que llamaron a Pablo, Tértulo comenzó a acusarlo, diciendo al gobernador: “Ya que por usted hemos obtenido mucha paz, y que por providencia suya se están llevando a cabo reformas en favor de esta nación, 3nosotros, por todos los medios y en todas partes, reconocemos esto con profunda gratitud, oh excelentísimo Félix.
4“Pero para no molestarle más, le suplico que, con su habitual bondad, nos conceda una breve audiencia. 5Pues hemos descubierto que este hombre es verdaderamente una plaga, y que provoca disensiones entre todos los Judíos por el mundo entero, y es líder de la secta de los Nazarenos. 6Hasta trató de profanar el templo. Entonces lo arrestamos y quisimos juzgarlo conforme a nuestra Ley.
7“Pero interviniendo el comandante Lisias, con gran violencia lo quitó de nuestras manos, 8mandando a sus acusadores que vinieran a usted. Si usted mismo lo interroga sobre todo lo que he dicho, podrá confirmar las cosas de que lo acusamos.” 9Los Judíos se unieron también a la acusación, asegurando que, efectivamente, así era todo.
10Después que el gobernador le hizo una señal para que hablara, Pablo respondió: “Sabiendo que por muchos años usted ha sido juez de esta nación, con gusto presento mi defensa, 11puesto que usted puede comprobar el hecho de que no hace más de doce días que subí a Jerusalén a adorar. 12Y ni en el templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad misma me encontraron discutiendo con nadie o provocando un tumulto. 13Ni tampoco pueden probar de lo que ahora me acusan.
14“Pero esto admito ante usted, que según el Camino que ellos llaman secta, yo sirvo al Dios de nuestros padres (antepasados), creyendo todo lo que es conforme a la Ley y lo que está escrito en los Profetas; 15teniendo la misma esperanza en Dios que éstos también abrigan, de que ciertamente habrá una resurrección tanto de los justos como de los impíos. 16Por esto, yo también me esfuerzo por conservar siempre una conciencia irreprensible delante de Dios y delante de los hombres.
17“Después de varios años, he venido para traer limosnas a mi nación y a presentar ofrendas. 18En esto estaba cuando me encontraron en el templo, después de haberme purificado, no con multitud ni con alboroto. Pero estaban allí ciertos Judíos de Asia (provincia occidental de Asia Menor), 19y que deberían haberse presentado aquí ante usted y acusarme si tuvieran algo contra mí.
20“O si no, que éstos mismos digan qué delito encontraron cuando comparecí ante el Concilio (Sanedrín), 21a no ser por esta sola declaración que hice en voz alta mientras estaba entre ellos: ‘Por la resurrección de los muertos soy juzgado hoy ante ustedes.’”
22Entonces Félix, que conocía con bastante exactitud acerca del Camino, dejó el fallo para después, diciendo: “Cuando venga el comandante Lisias decidiré el caso de ustedes.” 23Y dio órdenes al centurión de que tuviera a Pablo bajo custodia, pero con alguna medida de libertad, y que no impidiera a ninguno de sus amigos que lo sirvieran.
24Pero pocos días más tarde, llegó Félix con Drusila su mujer, que era Judía, y mandó traer a Pablo y lo oyó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. 25Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix, atemorizado dijo: “Vete por ahora, pero cuando tenga tiempo te mandaré llamar.”
Nueva Versión Internacional
2Cuando se hizo comparecer al acusado, Tértulo expuso su caso ante Félix: ?Excelentísimo Félix, bajo su mandato hemos disfrutado de un largo período de paz, y gracias a la previsión suya se han llevado a cabo reformas en pro de esta nación. 3En todas partes y en toda ocasión reconocemos esto con profunda gratitud. 4Pero, a fin de no importunarlo más, le ruego que, con la bondad que lo caracteriza, nos escuche brevemente. 5Hemos descubierto que este hombre es una plaga que por todas partes anda provocando disturbios entre los judíos. Es cabecilla de la secta de los nazarenos. 6Incluso trató de profanar el templo; por eso lo prendimos. 7 8Usted mismo, al interrogarlo, podrá cerciorarse de la verdad de todas las acusaciones que presentamos contra él.
10Cuando el gobernador, con un gesto, le concedió la palabra, Pablo respondió: ?Sé que desde hace muchos años usted ha sido juez de esta nación; así que de buena gana presento mi defensa. 11Usted puede comprobar fácilmente que no hace más de doce días que subí a Jerusalén para adorar. 12Mis acusadores no me encontraron discutiendo con nadie en el templo, ni promoviendo motines entre la gente en las sinagogas ni en ninguna otra parte de la ciudad. 13Tampoco pueden probarle a usted las cosas de que ahora me acusan. 14Sin embargo, esto sí confieso: que adoro al Dios de nuestros antepasados siguiendo este Camino que mis acusadores llaman secta, pues estoy de acuerdo con todo lo que enseña la ley y creo lo que está escrito en los profetas. 15Tengo en Dios la misma esperanza que estos hombres profesan, de que habrá una resurrección de los justos y de los injustos. 16En todo esto procuro conservar siempre limpia mi conciencia delante de Dios y de los hombres.
17»Después de una ausencia de varios años, volví a Jerusalén para traerle donativos a mi pueblo y presentar ofrendas. 18En esto estaba, habiéndome ya purificado, cuando me encontraron en el templo. No me acompañaba ninguna multitud, ni estaba implicado en ningún disturbio. 19Los que me vieron eran algunos judíos de la provincia de Asia, y son ellos los que deberían estar delante de usted para formular sus acusaciones, si es que tienen algo contra mí. 20De otro modo, estos que están aquí deberían declarar qué delito hallaron en mí cuando comparecí ante el Consejo, 21a no ser lo que exclamé en presencia de ellos: “Es por la resurrección de los muertos por lo que hoy me encuentro procesado delante de ustedes”».
24Algunos días después llegó Félix con su esposa Drusila, que era judía. Mandó llamar a Pablo y lo escuchó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. 25Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y le dijo: «¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez». 26Félix también esperaba que Pablo le ofreciera dinero; por eso mandaba llamarlo con frecuencia y conversaba con él.
Reina-Valera 1960
2Y cuando éste fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, 3oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud. 4Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu equidad. 5Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos. 6Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. 7Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos, 8mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle, podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos.
10Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, éste respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa. 11Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; 12y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; 13ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. 14Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; 15teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. 16Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. 17Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. 18Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto. 19Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo. 20O digan éstos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, 21a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros.
22Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de este Camino, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto. 23Y mandó al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad, y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él.
24Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. 25Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. 26Esperaba también con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él. 27Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo.
Biblia del Jubileo
1Y cinco días después descendió el príncipe de los sacerdotes, Ananías, con algunos de los ancianos, y un cierto Tértulo, orador; y comparecieron delante del gobernador contra Pablo. 2Y citado que fue, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como por causa tuya vivamos en gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, 3siempre y en todo lugar lo recibimos con todo hacimiento de gracias, oh excelentísimo Félix. 4Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu clemencia. 5Porque hemos hallado que este hombre es pestilencial, y levantador de sediciones a todos los judíos por todo el mundo, y príncipe de la sediciosa secta de los nazarenos; 6el cual también intentó violar el Templo; y prendiéndole, le quisimos juzgar conforme a nuestra ley; 7mas interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos, 8mandando a sus acusadores que viniesen a ti; del cual tú mismo juzgando, podrás entender todas estas cosas de que le acusamos. 9Y contendían también los judíos, diciendo ser así estas cosas. 10Entonces Pablo, haciéndole el gobernador señal que hablase, respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres gobernador de esta nación, con buen ánimo satisfaré por mí. 11Porque tú puedes entender que no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; 12y ni me hallaron en el Templo disputando con ninguno, ni haciendo concurso de multitud, ni en sinagogas, ni en la ciudad; 13ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. 14Pero esto te confieso, que conforme a aquel Camino que ellos llaman secta, así sirvo al Dios de mi patria, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; 15teniendo esperanza en Dios que ha de haber la resurrección de los muertos, así de justos como de injustos, que ellos esperan. 16Y por esto, procuro yo tener siempre conciencia sin remordimiento acerca de Dios y acerca de los hombres. 17Pero pasados muchos años, vine a hacer limosnas a mi nación, y ofrendas, 18cuando me hallaron purificado en el Templo (no con multitud ni con alboroto) unos judíos de Asia; 19los cuales debieron comparecer delante de ti, y acusarme, si contra mí tenían algo. 20O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando yo estuve en el concilio, 21si no sea que, estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy hoy juzgado de vosotros. 22Entonces Félix, oídas estas cosas, les puso dilación, diciendo: Al estar más informado de este camino, cuando descendiere el tribuno Lisias acabaré de conocer de vuestro negocio. 23Y mandó al centurión que Pablo fuese guardado, y aliviado de las prisiones; y que no vedase a ninguno de los suyos servirle, o venir a él. 24Y algunos días después, viniendo Félix con Drusila, su mujer, la cual era judía, llamó a Pablo, y oyó de él la fe que es en el Cristo. 25Y disertando él de la justicia, y del dominio propio, y del juicio venidero, espantado Félix, respondió: Ahora vete, mas cuando tenga oportunidad te llamaré. 26Esperando también con esto, que de parte de Pablo le serían dados dineros, para que le soltase; por lo cual, haciéndole venir muchas veces, hablaba con él. 27Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix ganar la gracia de los judíos, dejó preso a Pablo.