Job capitulo 16
La Biblia de las Américas
2He oído muchas cosas como éstas; consoladores gravosos sois todos vosotros. 3¿No hay fin a las palabras vacías ? ¿O qué te provoca para que así respondas? 4Yo también hablaría como vosotros, si vuestra alma estuviera en lugar de mi alma. Podría hilvanar palabras contra vosotros, y mover ante vosotros la cabeza. 5Os podría alentar con mi boca, y el consuelo de mis labios podría aliviar vuestro dolor.
6Si hablo, mi dolor no disminuye, y si callo, no se aparta de mí. 7Pero ahora El me ha agobiado ; tú has asolado toda mi compañía, 8y me has llenado de arrugas que en testigo se han convertido ; mi flacura se levanta contra mí, testifica en mi cara. 9Su ira me ha despedazado y me ha perseguido, contra mí El ha rechinado los dientes ; mi adversario aguza los ojos contra mí. 10Han abierto contra mí su boca, con injurias me han abofeteado ; a una se aglutinan contra mí. 11Dios me entrega a los impíos, y me echa en manos de los malvados. 12Estaba yo tranquilo, y El me sacudió, me agarró por la nuca y me hizo pedazos ; también me hizo su blanco. 13Me rodean sus flechas, parte mis riñones sin compasión, derrama por tierra mi hiel. 14Abre en mí brecha tras brecha ; arremete contra mí como un guerrero. 15Sobre mi piel he cosido cilicio, y he hundido en el polvo mi poder. 16Mi rostro está enrojecido por el llanto, y cubren mis párpados densa oscuridad, 17aunque no hay violencia en mis manos, y es pura mi oración.
18¡Oh tierra, no cubras mi sangre, y no haya lugar para mi clamor! 19He aquí, aun ahora mi testigo está en el cielo, y mi defensor está en las alturas. 20Mis amigos son mis escarnecedores ; mis ojos lloran a Dios. 21¡Ah, si un hombre pudiera argüir con Dios como un hombre con su vecino! 22Porque cuando hayan pasado unos pocos años, me iré por el camino sin retorno.
Nueva Biblia de las Américas
2“He oído muchas cosas como éstas; Consoladores molestos son todos ustedes. 3¿No hay fin a las palabras vacías? ¿O qué te provoca para que así respondas? 4Yo también hablaría como ustedes, Si yo estuviera en su lugar. Podría recopilar palabras contra ustedes, Y mover ante ustedes la cabeza. 5Les podría alentar con mi boca, Y el consuelo de mis labios podría aliviar su dolor.
6Si hablo, mi dolor no disminuye, Y si callo, no se aparta de mí. 7Pero ahora El me ha agobiado; Tú has asolado toda mi compañía, 8Y me has llenado de arrugas Que en testigo se han convertido; Mi flacura se levanta contra mí, Testifica en mi cara. 9Su ira me ha despedazado y me ha perseguido, Contra mí El ha rechinado los dientes; Mi adversario aguza los ojos contra mí. 10Han abierto contra mí su boca, Con injurias me han abofeteado; A una se han juntado contra mí. 11Dios me entrega a los impíos, Y me echa en manos de los malvados. 12Estaba yo tranquilo, y El me sacudió, Me agarró por la nuca y me hizo pedazos; También me hizo Su blanco. 13Me rodean Sus flechas, Parte mis riñones sin compasión, Derrama por tierra mi hiel. 14Abre en mí brecha tras brecha; Me ataca como un guerrero. 15Sobre mi piel he cosido cilicio, Y he hundido en el polvo mi poder (mi cuerno). 16Mi rostro está enrojecido por el llanto, Y cubren mis párpados densa oscuridad, 17Aunque no hay violencia en mis manos, Y es pura mi oración.
18¡Oh tierra, no cubras mi sangre, Y no deje de haber lugar para mi clamor! 19Aun ahora mi testigo está en el cielo, Y mi defensor está en las alturas. 20Mis amigos son mis escarnecedores; Mis ojos lloran a Dios. 21¡Ah, si un hombre pudiera discutir con Dios Como un hombre con su vecino! 22Pues cuando hayan pasado unos pocos años Me iré por el camino sin regreso.
Nueva Versión Internacional
1A esto, Job contestó: 2«Cosas como estas he escuchado muchas; ¡valiente consuelo el de todos ustedes! 3¿No habrá fin a sus peroratas? ¿Qué les irrita tanto que siguen contendiendo? 4¡También yo podría hablar del mismo modo si estuvieran ustedes en mi lugar! ¡También yo pronunciaría bellos discursos en su contra, meneando con sarcasmo la cabeza! 5¡Les infundiría nuevos bríos con la boca; les daría consuelo con los labios!
6»Si hablo, mi dolor no disminuye; si me callo, tampoco se me calma. 7Ciertamente Dios me ha destruido; ha exterminado a toda mi familia. 8Me tiene acorralado, y da testimonio contra mí; mi deplorable estado se levanta y me condena.
9»En su enojo Dios me desgarra y me persigue; rechina los dientes contra mí; mi adversario me clava la mirada. 10La gente se mofa de mí abiertamente; burlones, me dan de bofetadas, y todos juntos se ponen en mi contra. 11Dios me ha entregado en manos de gente inicua; me ha arrojado en las garras de los malvados. 12Yo vivía tranquilo, pero él me destrozó; me agarró por el cuello y me hizo pedazos; ¡me hizo blanco de sus ataques! 13Sus arqueros me rodearon. Sin piedad me perforaron los riñones, y mi hígado se derramó por el suelo. 14Abriéndome herida tras herida, se lanzaron contra mí como un guerrero.
15»El luto es parte de mi cuerpo; en el polvo tengo enterrada la frente. 16De tanto llorar tengo enrojecida la cara, profundas ojeras tengo en torno a los ojos; 17pero mis manos están libres de violencia, y es pura mi oración.
18»¡Ah, tierra, no cubras mi sangre! ¡No dejes que se acalle mi clamor! 19Ahora mismo tengo en los cielos un testigo; en lo alto se encuentra mi abogado. 20Mi intercesor es mi amigo, y ante él me deshago en lágrimas 21para que interceda ante Dios en favor mío, como quien apela por su amigo. 22Pasarán solo unos cuantos años antes de que yo emprenda el viaje sin regreso.
Reina-Valera 1960
1Respondió Job, y dijo: 2Muchas veces he oído cosas como éstas; Consoladores molestos sois todos vosotros. 3¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿O qué te anima a responder? 4También yo podría hablar como vosotros, Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; Yo podría hilvanar contra vosotros palabras, Y sobre vosotros mover mi cabeza. 5Pero yo os alentaría con mis palabras, Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.
6Si hablo, mi dolor no cesa; Y si dejo de hablar, no se aparta de mí. 7Pero ahora tú me has fatigado; Has asolado toda mi compañía. 8Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro. 9Su furor me despedazó, y me ha sido contrario; Crujió sus dientes contra mí; Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo. 10Abrieron contra mí su boca; Hirieron mis mejillas con afrenta; Contra mí se juntaron todos. 11Me ha entregado Dios al mentiroso, Y en las manos de los impíos me hizo caer. 12Próspero estaba, y me desmenuzó; Me arrebató por la cerviz y me despedazó, Y me puso por blanco suyo. 13Me rodearon sus flecheros, Partió mis riñones, y no perdonó; Mi hiel derramó por tierra. 14Me quebrantó de quebranto en quebranto; Corrió contra mí como un gigante. 15Cosí cilicio sobre mi piel, Y puse mi cabeza en el polvo. 16Mi rostro está inflamado con el lloro, Y mis párpados entenebrecidos, 17A pesar de no haber iniquidad en mis manos, Y de haber sido mi oración pura.
18¡Oh tierra! no cubras mi sangre, Y no haya lugar para mi clamor. 19Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas. 20Disputadores son mis amigos; Mas ante Dios derramaré mis lágrimas. 21¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, Como con su prójimo! 22Mas los años contados vendrán, Y yo iré por el camino de donde no volveré.
Biblia del Jubileo
1Y respondió Job, y dijo: 2Muchas veces he oído cosas como estas; consoladores molestos sois todos vosotros. 3¿Tendrán fin las palabras ventosas? O ¿qué es lo que te anima a responder? 4También yo hablaría como vosotros. Deseo que vuestra alma estuviera en lugar de la mía, que yo os tendría compañía en las palabras, y sobre vosotros movería mi cabeza. 5Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios detendría el dolor. 6Mas si hablo, mi dolor no cesa; y si dejo de hablar, no se aparta de mí. 7Pero ahora me ha fatigado; has tú asolado toda mi compañía. 8Tú me has arrugado; el testigo es mi magrez, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro. 9Su furor me arrebató, y me ha sido contrario; crujió sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mi enemigo. 10Abrieron contra mí su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra mí se juntaron todos. 11Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo temblar. 12Próspero estaba, y me desmenuzó; y me arrebató por la cerviz, y me despedazó, y me puso por blanco suyo. 13Me cercaron sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra. 14Me quebrantó de quebranto sobre quebranto; corrió contra mí como un gigante. 15Yo cosí saco sobre mi piel, y cargué mi cabeza de polvo. 16Mi rostro está enlodado con lloro, y mis párpados entenebrecidos; 17a pesar de no haber iniquidad en mis manos, y de haber sido limpia mi oración. 18¡Oh tierra! No cubras mi sangre, y no haya lugar donde se esconda mi clamor. 19Por cierto aún ahora en los cielos está mi testigo, y mi testigo en las alturas. 20Mis disputadores son mis amigos; mas a Dios destilarán mis ojos. 21¡Deseo que pudiese disputar el hombre con Dios, como puede con su prójimo! 22Mas los años contados vendrán, y yo andaré el camino por donde no volveré.