Job capitulo 6
La Biblia de las Américas
2¡Oh, si pudiera pesarse mi sufrimiento, y ponerse en la balanza junto con mi calamidad ! 3Porque pesarían ahora más que la arena de los mares: por eso mis palabras han sido precipitadas. 4Porque las flechas del Todopoderoso están clavadas en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu, y contra mí se juntan los terrores de Dios. 5¿Acaso rebuzna el asno montés junto a su hierba, o muge el buey junto a su forraje? 6¿Se come sin sal lo insípido, o hay gusto en la clara del huevo ? 7Mi alma se niega a tocar estas cosas; son para mí alimento repugnante.
8¡Quién me diera que mi petición se cumpliera, que Dios me concediera mi anhelo, 9que Dios consintiera en aplastarme, que soltara su mano y acabara conmigo ! 10Mas aún es mi consuelo, y me regocijo en el dolor sin tregua, que no he negado las palabras del Santo. 11¿Cuál es mi fuerza, para que yo espere, y cuál es mi fin, para que yo resista ? 12¿Es mi fuerza la fuerza de las piedras, o es mi carne de bronce? 13¿Es que mi ayuda no está dentro de mí, y está alejado de mí todo auxilio ?
14Para el abatido, debe haber compasión de parte de su amigo; no sea que abandone el temor del Todopoderoso. 15Mis hermanos han obrado engañosamente como un torrente, como las corrientes de los arroyos que se desvanecen, 16que a causa del hielo están turbios y en los que la nieve se derrite. 17Cuando se quedan sin agua, están silenciosos, cuando hace calor, desaparecen de su lugar. 18Serpentean las sendas de su curso, se evaporan en la nada y perecen. 19Las caravanas de Temán los buscaron, los viajeros de Sabá contaban con ellos. 20Quedaron frustrados porque habían confiado, llegaron allí y fueron confundidos. 21Ciertamente, así sois vosotros ahora, veis algo aterrador y os espantáis. 22¿Acaso he dicho: “Dadme algo”, “De vuestra riqueza ofrecedme un soborno”, 23“Libradme de la mano del adversario”, o: “Rescatadme de la mano de los tiranos”?
24Instruidme, y yo callaré ; mostradme en qué he errado. 25¡Cuán dolorosas son las palabras sinceras! Pero ¿qué prueba vuestro argumento? 26¿Pensáis censurar mis palabras, cuando las palabras del desesperado se las lleva el viento ? 27Aun echaríais suerte sobre los huérfanos, y especularíais con vuestro amigo. 28Y ahora, tratad de mirarme y ved si miento en vuestra cara. 29Desistid, por favor; que no haya injusticia; sí, desistid; en ello está aún mi justicia. 30¿Acaso hay injusticia en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir calamidades ?
Nueva Biblia de las Américas
2“¡Oh, si pudiera pesarse mi sufrimiento, Y ponerse en la balanza junto con mi calamidad! 3Porque pesarían ahora más que la arena de los mares; Por eso mis palabras han sido precipitadas. 4Porque las flechas del Todopoderoso (Shaddai) están clavadas en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Contra mí se juntan los terrores de Dios. 5¿Acaso rebuzna el asno montés junto a su hierba, O muge el buey junto a su forraje? 6¿Se come sin sal lo insípido, O hay gusto en la clara del huevo? 7Mi alma se niega a tocar estas cosas; Son alimento repugnante para mí.
8¡Quién me diera que mi petición se cumpliera, Que Dios me concediera mi anhelo, 9Que Dios consintiera en aplastarme, Que soltara Su mano y acabara conmigo! 10Pero aún tengo consuelo, Y me regocijo en el dolor sin tregua, Que no he negado las palabras del Santo. 11¿Cuál es mi fuerza, para que yo espere, Y cuál es mi fin, para que yo resista? 12¿Es mi fuerza la fuerza de las piedras, O es mi carne de bronce? 13¿Es que mi ayuda no está dentro de mí, Y está alejado de mí todo auxilio?
14Para el abatido, debe haber compasión de parte de su amigo; No sea que abandone el temor (la reverencia) del Todopoderoso. 15Mis hermanos han obrado engañosamente como un torrente, Como las corrientes de los arroyos que se desvanecen, 16Que a causa del hielo están turbios Y en los que la nieve se derrite. 17Cuando se quedan sin agua, están silenciosos, Cuando hace calor, desaparecen de su lugar. 18Serpentean las sendas de su curso, Se evaporan en la nada y perecen. 19Las caravanas de Temán los buscaron, Los viajeros de Sabá contaban con ellos. 20Quedaron frustrados porque habían confiado, Llegaron allí y fueron confundidos. 21Ciertamente, así son ustedes ahora, Ven algo aterrador y se espantan. 22¿Acaso he dicho: ‘Denme algo, De su riqueza ofrézcanme un soborno, 23Líbrenme de la mano del adversario,’ O: ‘Rescátenme de la mano de los tiranos’?
24Instrúyanme, y yo me callaré; Muéstrenme en qué he errado. 25¡Cuán dolorosas son las palabras sinceras! Pero ¿qué prueba el argumento de ustedes? 26¿Piensan censurar mis palabras, Cuando las palabras del desesperado se las lleva el viento? 27Aun echarían suerte sobre los huérfanos, Y especularían con su amigo. 28Y ahora, traten de mirarme, Y vean si miento en sus propias caras. 29Desistan, por favor; que no haya injusticia; Sí, desistan; en ello está aún mi justicia. 30¿Acaso hay injusticia en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir calamidades?
Nueva Versión Internacional
1A esto Job respondió: 2«¡Cómo quisiera que mi angustia se pesara y se pusiera en la balanza, junto con mi desgracia! 3¡De seguro pesarían más que la arena de los mares! ¡Por algo mis palabras son tan impetuosas! 4Las saetas del Todopoderoso me han herido, y mi espíritu absorbe su veneno. ¡Dios ha enviado sus terrores contra mí! 5¿Rebuzna el asno salvaje si tiene hierba? ¿Muge el buey si tiene forraje? 6¿Puede comerse sin sal la comida desabrida? ¿Tiene algún sabor la clara de huevo? 7Mi paladar se niega a probarla; ¡esa comida me enferma!
8»¡Ah, si Dios me concediera lo que pido! ¡Si Dios me otorgara lo que anhelo! 9¡Ah, si Dios se decidiera a destrozarme por completo, a descargar su mano sobre mí, y aniquilarme! 10Aun así me quedaría este consuelo, esta alegría en medio de mi implacable dolor: ¡el no haber negado las palabras del Dios Santo!
11»¿Qué fuerzas me quedan para seguir esperando? ¿Qué fin me espera para querer vivir? 12¿Tengo acaso la fuerza de la roca? ¿Acaso tengo piel de bronce? 13¿Cómo puedo valerme por mí mismo, si me han quitado todos mis recursos?
14»Aunque uno se aparte del temor al Todopoderoso, el amigo no le niega su lealtad. 15Pero mis hermanos son arroyos inconstantes; son corrientes desbordadas: 16se enturbian cuando el hielo se derrite, se ensanchan al derretirse la nieve, 17pero dejan de fluir durante las sequías, ¡en pleno calor desaparecen de sus lechos! 18Las caravanas se apartan de sus rutas; se encaminan al desierto, y allí mueren. 19Las caravanas de Temá van en busca de agua, los mercaderes de Sabá abrigan esperanzas. 20Se desaniman, a pesar de su confianza; llegan allí y se quedan frustrados. 21Lo mismo pasa con ustedes: ¡ven algo espantoso, y se asustan! 22¿Quién les ha pedido que me den algo, o que paguen con su dinero mi rescate? 23¿Quién les ha pedido que me libren de mi enemigo, o que me rescaten de las garras de los tiranos?
24»Instrúyanme, y me quedaré callado; muéstrenme en qué estoy equivocado. 25Las palabras justas no ofenden, ¡pero los argumentos de ustedes no prueban nada! 26¿Me van a juzgar por mis palabras, sin ver que provienen de un desesperado? 27¡Ustedes echarían suertes hasta por un huérfano, y venderían a su amigo por cualquier cosa!
Reina-Valera 1960
1Respondió entonces Job, y dijo: 2¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza! 3Porque pesarían ahora más que la arena del mar; Por eso mis palabras han sido precipitadas. 4Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y terrores de Dios me combaten. 5¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto? 6¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo? 7Las cosas que mi alma no quería tocar, Son ahora mi alimento.
8¡Quién me diera que viniese mi petición, Y que me otorgase Dios lo que anhelo, 9Y que agradara a Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y acabara conmigo! 10Sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo. 11¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia? 12¿Es mi fuerza la de las piedras, O es mi carne de bronce? 13¿No es así que ni aun a mí mismo me puedo valer, Y que todo auxilio me ha faltado? 14El atribulado es consolado por su compañero; Aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. 15Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; Pasan como corrientes impetuosas 16Que están escondidas por la helada, Y encubiertas por la nieve; 17Que al tiempo del calor son deshechas, Y al calentarse, desaparecen de su lugar; 18Se apartan de la senda de su rumbo, Van menguando, y se pierden. 19Miraron los caminantes de Temán, Los caminantes de Sabá esperaron en ellas; 20Pero fueron avergonzados por su esperanza; Porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos. 21Ahora ciertamente como ellas sois vosotros; Pues habéis visto el tormento, y teméis. 22¿Os he dicho yo: Traedme, Y pagad por mí de vuestra hacienda; 23Libradme de la mano del opresor, Y redimidme del poder de los violentos?
24Enseñadme, y yo callaré; Hacedme entender en qué he errado. 25¡Cuán eficaces son las palabras rectas! Pero ¿qué reprende la censura vuestra? 26¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento? 27También os arrojáis sobre el huérfano, Y caváis un hoyo para vuestro amigo.
Biblia del Jubileo
1Y respondió Job y dijo: 2¡Oh, si pesasen al justo mi queja y mi tormento, y se alzasen igualmente en balanza! 3Porque mi tormento pesaría más que la arena del mar; y por tanto mis palabras son cortadas. 4Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten. 5¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto? 6¿Por ventura se comerá lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo? 7Las cosas que mi alma no quería tocar antes, ahora por los dolores son mi comida. 8¡Quién me diese que viniese mi petición, y que Dios me diese lo que espero; 9y que quisiera Dios quebrantarme; y que soltase su mano, y me despedazase! 10Y en esto crecería aún consolación, si me asase con dolor sin haber misericordia; no que haya contradicho las palabras santas. 11¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida? 12¿Es mi fortaleza la de las piedras? O mi carne, ¿es de acero? 13¿No me ayudo cuanto puedo, y con todo eso el poder me falta del todo? 14El atribulado es consolado de su compañero; pero se ha abandonado el temor del Omnipotente. 15Mis hermanos me han mentido como arroyo; se pasaron como las riberas impetuosas, 16que están escondidas por la helada, y encubiertas con nieve. 17Que al tiempo del calor son deshechas, y en calentándose, desaparecen de su lugar; 18apártanse de las sendas de su camino, suben en vano y se pierden. 19Las miraron los caminantes de Temán, los caminantes de Saba esperaron en ellas; 20pero fueron avergonzados por su esperanza; porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos. 21Ahora ciertamente vosotros sois como ellas; que habéis visto el tormento, y teméis. 22¿Os he dicho yo: Traedme, y pagad por mí de vuestra hacienda; 23y libradme de la mano del angustiador, y redimidme del poder de los violentos? 24Enseñadme, y yo callaré; y hacedme entender en qué he errado. 25¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el argumento de vosotros? 26¿No estáis pensando las palabras para reprender, y echáis al viento palabras perdidas? 27También os arrojáis sobre el huérfano, y hacéis hoyo delante de vuestro amigo. 28Ahora pues, si queréis, mirad en mí, y ved si mentiré delante de vosotros. 29Tornad ahora, y no haya iniquidad; volved aún a mirar por mi justicia en esto. 30Si hay iniquidad en mi lengua; o si mi paladar no discierne los tormentos.