Visión general de Juan
Tipo de libro: El cuarto libro de los cuatro evangelios; el cuarto libro del Nuevo Testamento; el libro número cuarenta y tres de la Biblia.
Autor: Al igual que con los otros Evangelios, este libro no nombra específicamente a su autor. Sin embargo, la evidencia interna y la tradición de la iglesia primitiva se lo atribuyen al discípulo Juan, quien también es el autor del libro de Apocalipsis y de las cartas 1, 2 y 3 de Juan. Entre los defensores de este punto de vista se encontraba el padre de la iglesia primitiva Policarpo, quien de hecho conoció a Juan personalmente.
Audiencia: El Evangelio de Juan fue escrito después de los otros tres Evangelios, y fue uno de los últimos libros de la Biblia en ser escrito. Parece como si Juan hubiera sido escrito para aquellos que ya estaban familiarizados con los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. En lugar de cubrir exactamente el mismo material, Juan añade algunos detalles extra.
En particular, Juan se enfoca en demostrar que Jesucristo es, de hecho, Dios, y que la gente debe creer en él (Juan 20:31).
Fecha: lo más probable es que el Evangelio de Juan se escribiera entre los años 85 y 90 d.C. Los primeros padres de la iglesia siempre se refirieron a este libro como "el cuarto Evangelio", y está claramente escrito por alguien que ya conocía los detalles que se comparten en los otros tres. La tradición también nos dice que Juan escribió este libro casi al mismo tiempo que el libro de Apocalipsis, cuando ya era un hombre muy anciano.
Resumen: El propósito principal de Juan es demostrar que Jesucristo es el Mesías, Dios encarnado, y Aquel en quien todas las personas deben creer. Las enseñanzas de Jesús sobre el significado de Su ministerio tienen un papel importante en este libro. Más en que los otros Evangelios, Juan se centra en el significado que hay más allá de los milagros.
Para lograr su propósito (Juan 20:31), Juan nos proporciona varias categorías de evidencia, cada una de las cuales se puede dividir en siete situaciones separadas.
El primer capítulo de Juan nos describe a Jesús usando siete nombres que resumen sus funciones tanto en las Escrituras como en la profecía. Estos son: la Palabra (Juan 1:1–2, 14), la Luz (Juan 1:4–13); el Hijo de Dios (Juan 1:14–28, 34, 49), el Cordero de Dios (Juan 1:29–36), el Mesías (Juan 1:35–42), el Rey de Israel (Juan 1:43– 49) y el Hijo del Hombre (Juan 1:50–51).
Juan hace especialmente hincapié en los siete milagros de Jesús, que Juan describe como si fueran señales que apuntan a algo más allá del propio milagro en sí. El propósito de incluirlos es demostrar que Dios aprueba las afirmaciones de Jesús y Su ministerio. Estas siete señales son: convertir el agua en vino (Juan 2:1–11), curar al hijo de un funcionario (Juan 4:46–54), curar a una persona que no podía andar en el estanque de Betesda (Juan 5:1–15), alimentar a 5000 personas cerca del Mar de Galilea (Juan 6:1–15), caminar sobre el agua (Juan 6:16–21), sanar a un persona que era ciega de nacimiento (Juan 9:1–7) y resucitar a Lázaro de entre los muertos (Juan 11:1–45).
Además, hay siete situaciones en el Evangelio de Juan durante las que Jesús es proclamado como el Mesías, el Hijo de Dios. Las personas que describen a Jesús de esta manera son Juan el Bautista (Juan 1:29), Natanael (Juan 1:49), Pedro (Juan 6:69), el ciego de nacimiento (Juan 9:35–38), Marta (Juan 11:27), Tomás (Juan 20:28) y Jesús mismo (Juan 5:25; 10:36).
Jesús también se refiere a sí mismo usando la frase "YO SOY", que se hace eco de la forma en que Dios se describió a sí mismo frente a Moisés en éxodo 3:14. Juan registra siete situaciones en las que Jesús usa ese mismo patrón, lo que a menudo provoca una gran controversia a su alrededor. En el Evangelio de Juan, Jesús usa "YO SOY" para describirse a Sí mismo como el Pan de Vida (Juan 6:35); la Luz del Mundo (Juan 8:12); la Puerta para las Ovejas (Juan 10:7–9); el Buen Pastor (Juan 10:11); la Resurrección y la Vida (Juan 11:25); el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6); y la Vid Verdadera (Juan 15:1). Al igual que con los otros evangelios, Juan nos brinda información sobre las enseñanzas de Jesús y su muerte a manos de los romanos. La descripción de Juan acerca de las oraciones y las conversaciones de Jesús durante ese último día vienen especialmente detalladas en su evangelio.
Versículos clave (RVC)
Juan 1:1, 14: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios…Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Juan 3:16–18: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Juan 5:39–40: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
Juan 8:12: Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 12:12–13: El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!
Juan 12:32: Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
Juan 13:34–35: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Juan 14:6: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 16:33: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 18:36–38: Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito.
Juan 19:18: Y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
Juan 20:19–20: Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
Juan 21:25: Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.