Lucas capitulo 1
La Biblia de las Américas
1Por cuanto muchos han tratado de compilar una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas, 2tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, 3también a mí me ha parecido conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el principio, escribírtelas ordenadamente, excelentísimo Teófilo, 4para que sepas la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas.
5Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, que tenía por mujer una de las hijas de Aarón que se llamaba Elisabet. 6Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. 7No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.
8Pero aconteció que mientras Zacarías ejercía su ministerio sacerdotal delante de Dios según el orden indicado a su grupo, 9conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso. 10Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora de la ofrenda de incienso. 11Y se le apareció un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. 12Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. 13Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. 14Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento. 15Porque él será grande delante del Señor; no beberá ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre. 16Y él hará volver a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios. 17E irá delante de El en el espíritu y poder de Elías PARA HACER VOLVER LOS CORAZONES DE LOS PADRES A LOS HIJOS, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto.
18Entonces Zacarías dijo al ángel: ¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada. 19Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. 20Y he aquí, te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo. 21Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de su tardanza en el templo. 22Pero cuando salió, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo; y él les hablaba por señas, y permanecía mudo. 23Y cuando se cumplieron los días de su servicio sacerdotal, regresó a su casa.
24Y después de estos días, Elisabet su mujer concibió, y se recluyó por cinco meses, diciendo: 25Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres.
26Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David ; y el nombre de la virgen era María. 28Y entrando el ángel, le dijo: ¡Salve, muy favorecida ! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres. 29Pero ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste. 30Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. 31Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo ; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David ; 33y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que soy virgen ? 35Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios. 36Y he aquí, tu parienta Elisabet en su vejez también ha concebido un hijo; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril. 37Porque ninguna cosa será imposible para Dios. 38Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
39En esos días María se levantó y fue apresuradamente a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40y entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. 41Y aconteció que cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42y exclamó a gran voz y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 43¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44Porque he aquí, apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre. 45Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor.
46Entonces María dijo: Mi alma engrandece al Señor, 47y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. 48Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; pues he aquí, desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada. 49Porque grandes cosas me ha hecho el Poderoso; y santo es su nombre. 50Y DE GENERACION EN GENERACION ES SU MISERICORDIA PARA LOS QUE LE TEMEN. 51Ha hecho proezas con su brazo ; ha esparcido a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. 52Ha quitado a los poderosos de sus tronos; y ha exaltado a los humildes ; 53A LOS HAMBRIENTOS HA COLMADO DE BIENES y ha despedido a los ricos con las manos vacías. 54Ha ayudado a Israel, su siervo, para recuerdo de su misericordia 55tal como dijo a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre.
57Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. 58Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado su gran misericordia hacia ella; y se regocijaban con ella. 59Y al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre. 60Pero la madre respondió, y dijo: No, sino que se llamará Juan. 61Y le dijeron: No hay nadie en tu familia que tenga ese nombre. 62Entonces preguntaban por señas al padre, cómo lo quería llamar. 63Y él pidió una tablilla y escribió lo siguiente : Su nombre es Juan. Y todos se maravillaron. 64Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios. 65Y vino temor sobre todos los que vivían a su alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de Judea. 66Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Qué, pues, llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor ciertamente estaba con él.
68Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo, 69y nos ha levantado un cuerno de salvación en la casa de David su siervo, 70tal como lo anunció por boca de sus santos profetas desde los tiempos antiguos, 71salvación DE NUESTROS ENEMIGOS y DE LA MANO DE TODOS LOS QUE NOS ABORRECEN ; 72para mostrar misericordia a nuestros padres, y para recordar su santo pacto, 73el juramento que hizo a nuestro padre Abraham : 74concedernos que, librados de la mano de nuestros enemigos, le sirvamos sin temor 75en santidad y justicia delante de El, todos nuestros días. 76Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo ; porque irás DELANTE DEL SEÑOR PARA PREPARAR SUS CAMINOS ; 77para dar a su pueblo el conocimiento de la salvación por el perdón de sus pecados, 78por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que la Aurora nos visitará desde lo alto, 79PARA DAR LUZ A LOS QUE HABITAN EN TINIEBLAS Y EN SOMBRA DE MUERTE, para guiar nuestros pies en el camino de paz.
Nueva Biblia de las Américas
1Por cuanto muchos han tratado de poner en orden y escribir una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas (y hay plena convicción), 2tal como nos las dieron a conocer los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra (del evangelio), 3también a mí me ha parecido conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el principio, escribírtelas ordenadamente, excelentísimo Teófilo, 4para que sepas la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas (instruido oralmente).
5Hubo en los días de Herodes (el Grande), rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, que tenía por mujer una de las hijas de Aarón que se llamaba Elisabet. 6Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. 7No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.
8Pero aconteció que mientras Zacarías ejercía su ministerio sacerdotal delante de Dios según el orden indicado a su grupo, 9conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso. 10Toda la multitud del pueblo estaba afuera orando a la hora de la ofrenda de incienso. 11Y se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. 12Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él.
13Pero el ángel le dijo: “No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. 14Tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán por su nacimiento, 15porque él será grande delante del Señor. No beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre, 16y hará volver a muchos de los Israelitas al Señor su Dios. 17El irá delante del Señor en el espíritu y poder de Elías PARA HACER VOLVER LOS CORAZONES DE LOS PADRES A LOS HIJOS, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto.”
18Entonces Zacarías dijo al ángel: “¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada.” 19El ángel le respondió: “Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. 20Así que te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo.”
21El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de su tardanza en el templo. 22Pero cuando salió, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo. El les hablaba por señas y permanecía mudo. 23Cuando se cumplieron los días de su servicio sacerdotal, regresó a su casa.
24Después de estos días, Elisabet su mujer concibió, y se recluyó por cinco meses, diciendo: 25“Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres.”
26Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27a una virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. 28Y entrando el ángel, le dijo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor está (sea) contigo; bendita eres tú entre las mujeres.”
29Ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste. 30Y el ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. 31Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y Le pondrás por nombre Jesús (el Señor salva). 32Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios Le dará el trono de Su padre David; 33y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su reino no tendrá fin.”
34Entonces María dijo al ángel: “¿Cómo será esto, puesto que soy virgen?” 35El ángel le respondió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios. 36Tu parienta Elisabet en su vejez también ha concebido un hijo; y éste es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril. 37Porque ninguna cosa será imposible para Dios.” 38Entonces María dijo: “Aquí tienes a la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.” Y el ángel se fue de su presencia.
39En esos días María se levantó y fue apresuradamente a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40y entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. 41Cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42y exclamó a gran voz: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 43¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44Porque apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre. 45Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor.”
46Entonces María dijo: “Mi alma engrandece al Señor, 47Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. 48Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; Pues desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada. 49Porque grandes cosas me ha hecho el Poderoso; Y santo es Su nombre. 50Y DE GENERACION EN GENERACION ES SU MISERICORDIA PARA LOS QUE LE TEMEN. 51Ha hecho proezas con Su brazo; Ha esparcido a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. 52Ha quitado a los poderosos de sus tronos; Y ha exaltado a los humildes; 53A LOS HAMBRIENTOS HA COLMADO DE BIENES Y ha despedido a los ricos con las manos vacías. 54Ha ayudado a Israel, Su siervo, Para recuerdo de Su misericordia 55Tal como dijo a nuestros padres, A Abraham y a su descendencia (simiente) para siempre.”
57Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. 58Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado (engrandecido) Su gran misericordia hacia ella, y se regocijaban con ella. 59Al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre. 60“No, sino que se llamará Juan,” respondió la madre. 61Y le dijeron: “No hay nadie en tu familia que tenga ese nombre.” 62Entonces preguntaban por señas al padre, cómo lo quería llamar. 63El pidió una tablilla y escribió lo siguiente: “Su nombre es Juan.” Y todos se maravillaron.
64Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios. 65Y vino temor sobre todos los que vivían a su alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de Judea. 66Todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: “¿Qué, pues, llegará a ser este niño?” Porque la mano del Señor ciertamente estaba con él.
68“Bendito sea el Señor, Dios de Israel, Porque nos ha visitado y ha traído redención para Su pueblo, 69Y nos ha levantado un cuerno de salvación En la casa de David Su siervo, 70Tal como lo anunció por boca de Sus santos profetas desde los tiempos antiguos, 71Salvación (Liberación) DE NUESTROS ENEMIGOS Y DE LA MANO DE TODOS LOS QUE NOS ABORRECEN; 72Para mostrar misericordia a nuestros padres, Y para recordar Su santo pacto, 73El juramento que hizo a nuestro padre Abraham: 74Concedernos que, librados de la mano de nuestros enemigos, Le sirvamos sin temor, 75En santidad y justicia delante de El, todos nuestros días. 76Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo; Porque irás DELANTE DEL SEÑOR PARA PREPARAR SUS CAMINOS; 77Para dar a Su pueblo el conocimiento de la salvación Por el perdón de sus pecados, 78Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que la Aurora nos visitará desde lo alto, 79PARA DAR LUZ A LOS QUE HABITAN EN TINIEBLAS Y EN SOMBRA DE MUERTE, Para guiar nuestros pies en el camino de paz.”
Nueva Versión Internacional
1Muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros, 2tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos presenciales y servidores de la palabra. 3Por lo tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, 4para que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron.
5En tiempos de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, miembro del grupo de Abías. Su esposa Elisabet también era descendiente de Aarón. 6Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor. 7Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril; y los dos eran de edad avanzada.
8Un día en que Zacarías, por haber llegado el turno de su grupo, oficiaba como sacerdote delante de Dios, 9le tocó en suerte, según la costumbre del sacerdocio, entrar en el santuario del Señor para quemar incienso. 10Cuando llegó la hora de ofrecer el incienso, la multitud reunida afuera estaba orando. 11En esto un ángel del Señor se le apareció a Zacarías a la derecha del altar del incienso. 12Al verlo, Zacarías se asustó, y el temor se apoderó de él.
13El ángel le dijo: ?No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. 14Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento, 15porque él será un gran hombre delante del Señor. Jamás tomará vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde su nacimiento. 16Hará que muchos israelitas se vuelvan al Señor su Dios. 17Él irá primero, delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y guiar a los desobedientes a la sabiduría de los justos. De este modo preparará un pueblo bien dispuesto para recibir al Señor.
19?Yo soy Gabriel y estoy a las órdenes de Dios —le contestó el ángel—. He sido enviado para hablar contigo y darte estas buenas noticias. 20Pero, como no creíste en mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo, te vas a quedar mudo. No podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda.
21Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías y les extrañaba que se demorara tanto en el santuario. 22Cuando por fin salió, no podía hablarles, así que se dieron cuenta de que allí había tenido una visión. Se podía comunicar solo por señas, pues seguía mudo.
23Cuando terminaron los días de su servicio, regresó a su casa. 24Poco después, su esposa Elisabet quedó encinta y se mantuvo recluida por cinco meses. 25«Esto —decía ella— es obra del Señor, que ahora ha mostrado su bondad al quitarme la vergüenza que yo tenía ante los demás».
26A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, 27a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María.
30?No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. 31Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, 33y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.
35?El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. 36También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. 37Porque para Dios no hay nada imposible.
39A los pocos días María emprendió viaje y se fue de prisa a un pueblo en la región montañosa de Judea. 40Al llegar, entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. 41Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces Elisabet, llena del Espíritu Santo,
42exclamó: ?¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz! 43Pero ¿cómo es esto, que la madre de mi Señor venga a verme? 44Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre. 45¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!
46Entonces dijo María: ?Mi alma glorifica al Señor, 47y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, 48porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, 49porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre! 50De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen. 51Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios. 52De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes. 53A los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los despidió con las manos vacías. 54 54-55 Acudió en ayuda de su siervo Israel y, cumpliendo su promesa a nuestros padres, mostró su misericordia a Abraham y a su descendencia para siempre. 55
57Cuando se le cumplió el tiempo, Elisabet dio a luz un hijo. 58Sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había mostrado gran misericordia, y compartieron su alegría.
62Entonces le hicieron señas a su padre, para saber qué nombre quería ponerle al niño. 63Él pidió una tablilla, en la que escribió: «Su nombre es Juan». Y todos quedaron asombrados. 64Al instante se le desató la lengua, recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. 65Todos los vecinos se llenaron de temor, y por toda la región montañosa de Judea se comentaba lo sucedido. 66Quienes lo oían se preguntaban: «¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del Señor lo protegía.
67Entonces su padre Zacarías, lleno del Espíritu Santo, profetizó: 68«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo. 69Nos envió un poderoso salvador en la casa de David su siervo 70(como lo prometió en el pasado por medio de sus santos profetas), 71para librarnos de nuestros enemigos y del poder de todos los que nos aborrecen; 72para mostrar misericordia a nuestros padres al acordarse de su santo pacto. 73Así lo juró a Abraham nuestro padre: 74nos concedió que fuéramos libres del temor, al rescatarnos del poder de nuestros enemigos, para que le sirviéramos 75con santidad y justicia, viviendo en su presencia todos nuestros días.
76Y tú, hijito mío, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para prepararle el camino. 77Darás a conocer a su pueblo la salvación mediante el perdón de sus pecados, 78gracias a la entrañable misericordia de nuestro Dios. Así nos visitará desde el cielo el sol naciente, 79para dar luz a los que viven en tinieblas, en la más terrible oscuridad, para guiar nuestros pasos por la senda de la paz».
Reina-Valera 1960
1Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 2tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, 3me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, 4para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.
5Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. 6Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. 7Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. 8Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, 9conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. 10Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. 11Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 12Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. 13Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. 14Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; 15porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. 16Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. 17E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. 18Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. 19Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. 20Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. 21Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario. 22Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. Él les hablaba por señas, y permaneció mudo. 23Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa.
24Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 25Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.
26Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 28Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería ésta. 30Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 37porque nada hay imposible para Dios. 38Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
39En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. 41Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.
46Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; 47Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. 48Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 49Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, 50Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen. 51Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. 52Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. 53A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. 54Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia 55De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre.
57Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. 58Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella. 59Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; 60pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan. 61Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre. 62Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. 63Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. 64Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios. 65Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. 66Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
67Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: 68Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, 69Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, 70Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; 71Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; 72Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; 73Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder 74Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos 75En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. 76Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; 77Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados, 78Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, 79Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz.
Biblia del Jubileo
1Habiendo muchos tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 2tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra; 3me ha parecido también a mí, después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, oh buen Teófilo, 4para que conozcas la seguridad de las cosas en las cuales has sido enseñado.
5Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabet. 6Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor. 7Y no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran avanzados en días. 8Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios por el orden de su vez, 9conforme a la costumbre del sacerdocio, salió en suerte a poner el incienso, entrando en el Templo del Señor. 10Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. 11Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 12Y se turbó Zacarías viéndolo, y cayó temor sobre él. 13Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te engendrará un hijo, y llamarás su nombre Juan. 14Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento. 15Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. 16Y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos. 17Porque él irá delante de él con el Espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo preparado. 18Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días. 19Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y soy enviado a hablarte, y a darte este evangelio. 20Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creiste a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. 21Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se maravillaban de que él se detuviese en el Templo. 22Y saliendo, no les podía hablar; y entendieron que había visto visión en el Templo; y él les hablaba por señas, y quedó mudo. 23Y fue, que cumplidos los días de su oficio, se vino a su casa. 24Y después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo: 25Porque el Señor me ha hecho así en los días en que miró para quitar mi afrenta entre los hombres.
26Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la Casa de David; y el nombre de la virgen era María. 28Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese ésta. 30Entonces el ángel le dice: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios. 31Y he aquí, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. 32Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y le dará el Señor Dios el trono de David su padre; 33y reinará en la Casa de Jacob por siempre; y de su Reino no habrá fin. 34Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Porque no conozco varón. 35Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por lo cual también lo Santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes a ella que era llamada la estéril; 37porque ninguna cosa es imposible para Dios. 38Entonces María dijo: He aquí la criada del Señor; cúmplase en mí conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
39En aquellos días levantándose María, fue a la montaña con prisa, a una ciudad de Judá; 40y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. 41Y aconteció, que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44Porque he aquí, cuando llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor. 46Entonces María dijo: engrandece mi alma al Señor; 47Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salud, 48porque miró a la bajeza de su criada; Porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 49Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su Nombre. 50Y su misericordia de generación a generación a los que le temen. 51Hizo valentía con su brazo; esparció los soberbios del pensamiento de su corazón. 52Quitó los poderosos de los tronos, y levantó a los humildes. 53A los hambrientos colmó de bienes; y a los ricos envió vacíos. 54Recibió a Israel su criado, acordándose de la misericordia. 55Como habló a nuestros padres, a Abraham y a su simiente para siempre. 56Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.
57Y a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo. 58Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron con ella. 59Y aconteció, que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías. 60Y respondiendo su madre, dijo: No; sino Juan será llamado. 61Y le dijeron: ¿Por qué? Nadie hay en tu parentela que se llame con este nombre. 62Y hablaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. 63Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. 64Y luego fue abierta su boca y su lengua, y habló bendiciendo a Dios. 65Y hubo temor sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas. 66Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
67Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: 68Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo, 69y nos alzó el cuerno de salud en la Casa de David su siervo, 70como habló por boca de los santos que fueron desde el principio, sus profetas: 71Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron; 72para hacer misericordia con nuestros padres, y acordándose de su santo testamento; 73del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos había de dar, 74que sin temor librados de nuestros enemigos, le serviríamos 75en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida. 76Y tú, niño: profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor, para aparejar sus caminos; 77dando conocimiento de salud a su pueblo, para remisión de sus pecados, 78por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto el amanecer, 79para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz. 80Y el niño crecía, y era confortado del Espíritu; y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel.