Lucas capitulo 22
La Biblia de las Américas
1 Se acercaba la fiesta de los panes sin levadura, llamada la Pascua. 2Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo dar muerte a Jesús, pues temían al pueblo.
3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce; 4y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo se lo entregaría. 5Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. 6El aceptó, y buscaba una oportunidad para entregarle, sin hacer un escándalo.
7 Llegó el día de la fiesta de los panes sin levadura en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua. 8Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id y preparad la Pascua para nosotros, para que la comamos. 9Ellos le dijeron: ¿Dónde deseas que la preparemos? 10Y El les respondió: He aquí, al entrar en la ciudad, os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle a la casa donde entre. 11Y diréis al dueño de la casa: “El Maestro te dice: ‘¿Dónde está la habitación, en la cual pueda comer la Pascua con mis discípulos?’” 12Entonces él os mostrará un gran aposento alto, dispuesto; preparadla allí. 13Entonces ellos fueron y encontraron todo tal como El les había dicho; y prepararon la Pascua.
14Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con El los apóstoles, 15y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; 16porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios. 17 Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros ; 18porque os digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios. 19Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros. 21 Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22Porque en verdad, el Hijo del Hombre va según se ha determinado, pero ¡ay de aquel hombre por quien El es entregado! 23Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer esto.
24Se suscitó también entre ellos un altercado, sobre cuál de ellos debería ser considerado como el mayor. 25 Y Jesús les dijo: Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos; y los que tienen autoridad sobre ellos son llamados bienhechores. 26Pero no es así con vosotros; antes, el mayor entre vosotros hágase como el menor, y el que dirige como el que sirve. 27Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve ? ¿No lo es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, entre vosotros yo soy como el que sirve. 28Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas ; 29y así como mi Padre me ha otorgado un reino, yo os otorgo 30que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino ; y os sentaréis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
31Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo; 32pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos. 33 Y Pedro le dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte. 34Pero Jesús le dijo: Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy hasta que tú hayas negado tres veces que me conoces.
35Y les dijo: Cuando os envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿acaso os faltó algo? Y ellos contestaron: No, nada. 36Entonces les dijo: Pero ahora, el que tenga una bolsa, que la lleve consigo, de la misma manera también una alforja, y el que no tenga espada, venda su manto y compre una. 37Porque os digo que es necesario que en mí se cumpla esto que está escrito: “Y CON LOS TRANSGRESORES FUE CONTADO ”; pues ciertamente, lo que se refiere a mí, tiene su cumplimiento. 38Y ellos dijeron: Señor, mira, aquí hay dos espadas. Y El les dijo: Es suficiente.
39Y saliendo, se encaminó, como de costumbre, hacia el monte de los Olivos ; y los discípulos también le siguieron. 40 Cuando llegó al lugar, les dijo: Orad para que no entréis en tentación. 41Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, 42diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa ; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43Entonces se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndole. 44Y estando en agonía, oraba con mucho fervor ; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra. 45Cuando se levantó de orar, fue a los discípulos y los halló dormidos a causa de la tristeza, 46y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación.
47 Mientras todavía estaba El hablando, he aquí, llegó una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos, y se acercó a Jesús para besarle. 48Pero Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? 49Y cuando los que rodeaban a Jesús vieron lo que iba a suceder, dijeron: Señor, ¿heriremos a espada ? 50Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. 51Respondiendo Jesús, dijo: ¡Deteneos! Basta de esto. Y tocando la oreja al siervo, lo sanó. 52Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra El: ¿Habéis salido con espadas y garrotes como contra un ladrón ? 53Cuando estaba con vosotros cada día en el templo, no me echasteis mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros.
54Habiéndole arrestado, se lo llevaron y le condujeron a la casa del sumo sacerdote ; mas Pedro le seguía de lejos. 55 Después de encender ellos una hoguera en medio del patio, y de sentarse juntos, Pedro se sentó entre ellos. 56Y una sirvienta, al verlo sentado junto a la lumbre, fijándose en él detenidamente, dijo: También éste estaba con El. 57Pero él lo negó, diciendo: Mujer, yo no le conozco. 58Un poco después, otro al verlo, dijo: ¡Tú también eres uno de ellos ! Pero Pedro dijo: ¡Hombre, no es cierto ! 59Pasada como una hora, otro insistía, diciendo: Ciertamente éste también estaba con El, pues él también es galileo. 60Pero Pedro dijo: Hombre, yo no sé de qué hablas. Y al instante, estando él todavía hablando, cantó un gallo. 61Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro. Y recordó Pedro la palabra del Señor, cómo le había dicho: Antes que el gallo cante hoy, me negarás tres veces. 62Y saliendo fuera, lloró amargamente.
63Los hombres que tenían a Jesús bajo custodia, se burlaban de El y le golpeaban ; 64y vendándole los ojos, le preguntaban, diciendo: Adivina, ¿quién es el que te ha golpeado ? 65También decían muchas otras cosas contra El, blasfemando.
66Cuando se hizo de día, se reunió el concilio de los ancianos del pueblo, tanto los principales sacerdotes como los escribas, y llevaron a Jesús ante su concilio, diciendo: 67Si tú eres el Cristo, dínoslo. Pero El les dijo: Si os lo digo, no creeréis; 68y si os pregunto, no responderéis. 69Pero de ahora en adelante, EL HIJO DEL HOMBRE ESTARA SENTADO A LA DIESTRA del poder DE DIOS. 70Dijeron todos: Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios ? Y El les respondió: Vosotros decís que yo soy. 71Y ellos dijeron: ¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? Pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca.
Nueva Biblia de las Américas
1Se acercaba la Fiesta de los Panes sin Levadura, llamada la Pascua. 2Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo dar muerte a Jesús, pero temían al pueblo.
3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce apóstoles. 4Y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo entregarles a Jesús. 5Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. 6El aceptó, y buscaba una oportunidad para entregar a Jesús sin hacer un escándalo.
7 Llegó el día de la Fiesta de los Panes sin Levadura en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua. 8Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: “Vayan y preparen la Pascua para nosotros, para que la comamos.” 9“¿Dónde deseas que la preparemos?” Le preguntaron.
10Y El les respondió: “Miren, al entrar en la ciudad, les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo a la casa donde entre. 11Y dirán al dueño de la casa: ‘El Maestro te dice: “¿Dónde está la habitación, en la cual pueda comer la Pascua con Mis discípulos?”’ 12Entonces él les mostrará un gran aposento alto, dispuesto; prepárenla allí.” 13Ellos fueron y encontraron todo tal como El les había dicho; y prepararon la Pascua.
14Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa, y con El los apóstoles, 15y les dijo: “Intensamente he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer; 16porque les digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios.”
17 Y tomando una copa, después de haber dado gracias, dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes; 18porque les digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.”
19Y tomando el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: “Esto es Mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mí.” 20De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que es derramada por ustedes.
21 Pero, vean, la mano del que Me entrega está junto a Mí en la mesa. 22Porque en verdad, el Hijo del Hombre va según se ha determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien El es entregado!” 23Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer esto.
24Surgió también entre ellos una discusión, sobre cuál de ellos debía ser considerado como el mayor.
25 Y Jesús les dijo: “Los reyes de los Gentiles se enseñorean de ellos; y los que tienen autoridad sobre ellos son llamados bienhechores. 26Pero no es así con ustedes; antes, el mayor entre ustedes hágase como el menor, y el que dirige como el que sirve. 27Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No lo es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, entre ustedes Yo soy como el que sirve.
28“Ustedes son los que han permanecido junto a Mí en Mis pruebas; 29y así como Mi Padre Me ha otorgado un reino, Yo les otorgo 30que coman y beban a Mi mesa en Mi reino; y se sentarán en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
31“Simón, Simón (Pedro), mira que Satanás los ha reclamado a ustedes para zarandearlos como a trigo; 32pero Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos.”
33 Y Pedro Le dijo: “Señor, estoy dispuesto a ir adonde vayas, tanto a la cárcel como a la muerte.” 34Pero Jesús le dijo: “Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy hasta que tú hayas negado tres veces que Me conoces.”
35Y El les dijo a todos: “Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿acaso les faltó algo?” “No, nada,” contestaron ellos. 36Entonces les dijo: “Pero ahora, el que tenga una bolsa, que la lleve consigo, de la misma manera también una alforja, y el que no tenga espada, venda su manto y compre una. 37Porque les digo que es necesario que en Mí se cumpla esto que está escrito: ‘Y CON LOS TRANSGRESORES FUE CONTADO;’ pues ciertamente, lo que se refiere a Mí, tiene su cumplimiento.”
39Saliendo Jesús, se encaminó, como de costumbre, hacia el Monte de los Olivos; y los discípulos también Lo siguieron. 40 Cuando llegó al lugar, les dijo: “Oren para que no entren en tentación.”
41Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, 42diciendo: “Padre, si es Tu voluntad, aparta de Mí esta copa; pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya.” 43Entonces se apareció un ángel del cielo, que Lo fortalecía. 44Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y Su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra.
45Cuando se levantó de orar, fue a los discípulos y los halló dormidos a causa de la tristeza, 46y les dijo: “¿Por qué duermen? Levántense y oren para que no entren en tentación.”
47 Mientras todavía estaba El hablando, llegó una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce apóstoles, iba delante de ellos, y se acercó para besar a Jesús. 48Pero Jesús le dijo: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?” 49Cuando los que rodeaban a Jesús vieron lo que iba a suceder, dijeron: “Señor, ¿heriremos a espada?”
50Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. 51Pero Jesús dijo: “¡Deténganse! Basta de esto.” Y tocando la oreja al siervo, lo sanó. 52Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra El: “¿Como contra un ladrón han salido con espadas y palos? 53Cuando estaba con ustedes cada día en el templo, no Me echaron mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son de ustedes.”
54Después de arrestar a Jesús, se Lo llevaron y Lo condujeron a la casa del sumo sacerdote; y Pedro los seguía de lejos. 55 Después que encendieron una hoguera en medio del patio, y de sentarse juntos, Pedro se sentó entre ellos. 56Una sirvienta, al verlo sentado junto a la lumbre, fijándose en él detenidamente, dijo: “También éste estaba con El.” 57Pero él lo negó, diciendo: “Mujer, yo no Lo conozco.”
58Un poco después, otro al verlo, dijo: “¡Tú también eres uno de ellos!” “¡Hombre, no es cierto!” le dijo Pedro. 59Pasada como una hora, otro insistía, diciendo: “Ciertamente éste también estaba con El, pues él también es Galileo.” 60Pero Pedro dijo: “Hombre, yo no sé de qué hablas.” Al instante, estando él todavía hablando, cantó un gallo.
61El Señor se volvió y miró a Pedro. Entonces Pedro recordó la palabra del Señor, de cómo le había dicho: “Antes que el gallo cante hoy, Me negarás tres veces.” 62Y saliendo fuera, lloró amargamente.
63Los hombres que tenían a Jesús bajo custodia, se burlaban de El y Lo golpeaban; 64Le vendaron los ojos, y Le preguntaban: “Adivina, ¿quién es el que Te ha golpeado?” 65También decían muchas otras cosas contra El, blasfemando.
66Cuando se hizo de día, se reunió el Concilio (Sanedrín) de los ancianos del pueblo, tanto los principales sacerdotes como los escribas, y llevaron a Jesús ante su Concilio, diciendo: 67“Si Tú eres el Cristo (el Mesías), dínoslo.” Pero El les dijo: “Si se lo digo, no creerán; 68y si les pregunto, no responderán. 69Pero de ahora en adelante, EL HIJO DEL HOMBRE ESTARA SENTADO A LA DIESTRA del poder DE DIOS.”
Nueva Versión Internacional
1Se aproximaba la fiesta de los Panes sin levadura, llamada la Pascua. 2Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley buscaban algún modo de acabar con Jesús, porque temían al pueblo. 3Entonces entró Satanás en Judas, uno de los doce, al que llamaban Iscariote. 4Este fue a los jefes de los sacerdotes y a los capitanes del templo para tratar con ellos cómo les entregaría a Jesús. 5Ellos se alegraron y acordaron darle dinero. 6Él aceptó, y comenzó a buscar una oportunidad para entregarles a Jesús cuando no hubiera gente.
10?Miren —contestó él—: al entrar ustedes en la ciudad les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa en que entre, 11y díganle al dueño de la casa: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la sala en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” 12Él les mostrará en la planta alta una sala amplia y amueblada. Preparen allí la cena.
15Entonces les dijo: ?He tenido muchísimos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer, 16pues les digo que no volveré a comerla hasta que tenga su pleno cumplimiento en el reino de Dios.
17Luego tomó la copa, dio gracias y dijo: ?Tomen esto y repártanlo entre ustedes. 18Les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.
20De la misma manera tomó la copa después de la cena, y dijo: ?Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes. 21Pero sepan que la mano del que va a traicionarme está con la mía, sobre la mesa. 22A la verdad el Hijo del hombre se irá según está decretado, pero ¡ay de aquel que lo traiciona!
25Jesús les dijo: ?Los reyes de las naciones oprimen a sus súbditos, y los que ejercen autoridad sobre ellos se llaman a sí mismos benefactores. 26No sea así entre ustedes. Al contrario, el mayor debe comportarse como el menor, y el que manda como el que sirve. 27Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. 28Ahora bien, ustedes son los que han estado siempre a mi lado en mis pruebas. 29Por eso, yo mismo les concedo un reino, así como mi Padre me lo concedió a mí, 30para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
31»Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. 32Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos».
36?Ahora, en cambio, el que tenga un monedero, que lo lleve; así mismo, el que tenga una bolsa. Y el que nada tenga, que venda su manto y compre una espada. 37Porque les digo que tiene que cumplirse en mí aquello que está escrito: “Y fue contado entre los transgresores”. En efecto, lo que se ha escrito de mí se está cumpliendo.
39Jesús salió de la ciudad y, como de costumbre, se dirigió al monte de los Olivos, y sus discípulos lo siguieron. 40Cuando llegaron al lugar, les dijo: «Oren para que no caigan en tentación». 41Entonces se separó de ellos a una buena distancia, se arrodilló y empezó a orar: 42«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya». 43Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. 44Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.
45Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza. 46«¿Por qué están durmiendo? —les exhortó—. Levántense y oren para que no caigan en tentación».
52Luego dijo a los jefes de los sacerdotes, a los capitanes del templo y a los ancianos, que habían venido a prenderlo: ?¿Acaso soy un bandido, para que vengan contra mí con espadas y palos? 53Todos los días estaba con ustedes en el templo, y no se atrevieron a ponerme las manos encima. Pero ya ha llegado la hora de ustedes, cuando reinan las tinieblas.
54Prendieron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro los seguía de lejos. 55Pero luego, cuando encendieron una fogata en medio del patio y se sentaron alrededor, Pedro se les unió.
60?¡Hombre, no sé de qué estás hablando! —replicó Pedro. En el mismo momento en que dijo eso, cantó el gallo. 61El Señor se volvió y miró directamente a Pedro. Entonces Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: «Hoy mismo, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces». 62Y saliendo de allí, lloró amargamente.
Reina-Valera 1960
1Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la pascua. 2Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarle; porque temían al pueblo.
3Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce; 4y éste fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría. 5Ellos se alegraron, y convinieron en darle dinero. 6Y él se comprometió, y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo.
7Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. 8Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la pascua para que la comamos. 9Ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que la preparemos? 10Él les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare, 11y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? 12Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí. 13Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua.
14Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. 15Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! 16Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. 17Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; 18porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. 19Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. 21Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado! 23Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto.
24Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. 25Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; 26mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. 27Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.
28Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. 29Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, 30para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
31Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. 33Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. 34Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
35Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, sin alforja, y sin calzado, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada. 36Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una. 37Porque os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y fue contado con los inicuos; porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento. 38Entonces ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: Basta.
39Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. 40Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. 41Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. 45Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; 46y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.
47Mientras él aún hablaba, se presentó una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba al frente de ellos; y se acercó hasta Jesús para besarle. 48Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? 49Viendo los que estaban con él lo que había de acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada? 50Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. 51Entonces respondiendo Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó. 52Y Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos? 53Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas.
54Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos. 55Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos. 56Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él. 57Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. 58Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy. 59Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo. 60Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. 61Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. 62Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
63Y los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de él y le golpeaban; 64y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿quién es el que te golpeó? 65Y decían otras muchas cosas injuriándole.
66Cuando era de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio, diciendo: 67¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeréis; 68y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis. 69Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios. 70Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy. 71Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
Biblia del Jubileo
1Y estaba cerca el día de la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la Pascua. 2Y los príncipes de los sacerdotes y los escribas procuraban cómo matarle; mas tenían miedo del pueblo. 3Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce; 4y fue, y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los capitanes, de cómo se lo entregaría. 5Los cuales se alegraron, y concertaron de darle dinero. 6Y prometió, y buscaba oportunidad para entregarle a ellos a espaldas del pueblo.
7Y vino el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario matar el cordero de la pascua. 8Y envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, aparejadnos el cordero de la pascua para que comamos. 9Y ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que aparejemos? 10Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare, 11y decid al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer el cordero de la pascua con mis discípulos? 12Entonces él os mostrará un gran cenáculo aderezado; aparejad allí. 13Fueron pues, y lo hallaron todo como les había dicho; y aparejaron el cordero de la pascua. 14Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los doce apóstoles. 15Y les dijo: En gran manera he deseado comer con vosotros este cordero de la pascua antes que padezca; 16porque os digo que no comeré más de él, hasta que sea cumplido en el Reino de Dios. 17Y tomando el vaso, habiendo dado gracias, dijo: Tomad esto, y partidlo entre vosotros; 18Porque os digo, que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el Reino de Dios venga. 19Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20Asimismo también tomó y les dio el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este vaso es el Nuevo Testamento en mi sangre, que por vosotros se derrama. 21Con todo eso, he aquí la mano del que me entrega, conmigo en la mesa. 22Y a la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por el cual es entregado! 23Ellos entonces comenzaron a preguntar entre sí, cuál de ellos sería el que había de hacer esto.
24Y hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía que había de ser el mayor. 25Entonces él les dijo: Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos; y los que sobre ellos tienen potestad, son llamados bienhechores; 26mas vosotros, no así; antes el que es mayor entre vosotros, sea como el más joven; y el que es príncipe, como el que sirve. 27Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve. 28Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones. 29Yo pues os ordeno el Reino, como mi Padre me lo ordenó a mí, 30para que comáis y bebáis en mi mesa en mi Reino, y os sentéis sobre tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
31Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32mas yo he rogado por ti que tu fe no falte; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos. 33Y él le dijo: Señor, aparejado estoy a ir contigo aun a cárcel y a muerte. 34Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
35Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada. 36Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada. 37Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fue contado; porque lo que está escrito de mí, su cumplimiento tiene. 38Entonces ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: Basta.
39Y saliendo, se fue, como solía, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron. 40Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. 41Y él se apartó de ellos como a un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43Y le apareció un ángel del cielo confortándole. 44Y estando en agonía, oraba más intensamente; y fue su sudor como gotas de sangre que caían hasta la tierra. 45Y cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; 46y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.
47Estando él aún hablando, he aquí una multitud; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos; y llegó a Jesús para besarlo. 48Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con beso entregas al Hijo del hombre? 49Y viendo los que estaban con él lo que había de acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a cuchillo? 50Y uno de ellos hirió al siervo del príncipe de los sacerdotes, y le quitó la oreja derecha. 51Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó. 52Y Jesús dijo a los que habían venido a él, a los príncipes de los sacerdotes, y a los capitanes del Templo, y a los ancianos: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con bastones? 53Habiendo estado con vosotros cada día en el Templo, no extendisteis las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas.
54Y prendiéndole le trajeron, y le metieron en casa del príncipe de los sacerdotes. Y Pedro le seguía de lejos. 55Y habiendo encendido fuego en medio de la sala, y sentándose todos alrededor, se sentó también Pedro entre ellos. 56Y cuando una criada le vio que estaba sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: Y éste con él estaba. 57Entonces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco. 58Y un poco después, viéndole otro, dijo: Y tú de ellos eras. Y Pedro dijo: Hombre, no soy. 59Y como una hora pasada otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo. 60Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y luego, estando él aún hablando, el gallo cantó. 61Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. 62Y saliendo fuera Pedro, lloró amargamente.
63Y los hombres que tenían a Jesús, se burlaban de él hiriéndole; 64y cubriéndole, herían su rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza quién es el que te hirió. 65Y decían otras muchas cosas blasfemándole.
66Y cuando fue de día, se juntaron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y le trajeron a su concilio, 67diciendo: ¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeríais; 68y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis; 69mas desde ahora el Hijo del hombre se sentará a la diestra de la potencia de Dios. 70Y dijeron todos: ¿Luego tú eres Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros lo decís que YO SOY. 71Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio deseamos? Porque nosotros lo hemos oído de su boca.