Lucas capitulo 24
La Biblia de las Américas
1 Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado. 2Y encontraron que la piedra había sido removida del sepulcro, 3y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4Y aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes ; 5y estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos cómo os habló cuando estaba aún en Galilea, 7diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar. 8Entonces ellas se acordaron de sus palabras, 9y regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los once y a todos los demás. 10Eran María Magdalena y Juana y María, la madre de Jacobo ; también las demás mujeres con ellas referían estas cosas a los apóstoles. 11Y a ellos estas palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron. 12Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro; e inclinándose para mirar adentro, vio sólo las envolturas de lino ; y se fue a su casa, maravillado de lo que había acontecido.
13Y he aquí que aquel mismo día dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén. 14Y conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido. 15Y sucedió que mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. 16Pero sus ojos estaban velados para que no le reconocieran. 17Y El les dijo: ¿Qué discusiones son estas que tenéis entre vosotros mientras vais andando? Y ellos se detuvieron, con semblante triste. 18Respondiendo uno de ellos, llamado Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19Entonces El les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes le entregaron a sentencia de muerte y le crucificaron. 21Pero nosotros esperábamos que El era el que iba a redimir a Israel. Pero además de todo esto, este es el tercer día desde que estas cosas acontecieron. 22Y también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro, 23y al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que El vivía. 24Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a El no le vieron. 25Entonces Jesús les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho ! 26¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria ? 27Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a El en todas las Escrituras. 28Se acercaron a la aldea adonde iban, y El hizo como que iba más lejos. 29Y ellos le instaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos. 30Y sucedió que al sentarse a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. 31Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron ; pero El desapareció de la presencia de ellos. 32Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras ? 33Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos, 34que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. 35Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo le habían reconocido en el partir del pan.
36Mientras ellos relataban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. 37Pero ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu. 38Y El les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón? 39Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. 40Y cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies. 41Como ellos todavía no lo creían a causa de la alegría y que estaban asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer ? 42Entonces ellos le presentaron parte de un pescado asado. 43Y El lo tomó y comió delante de ellos.
44Y les dijo: Esto es lo que yo os decía cuando todavía estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, 46y les dijo: Así está escrito, que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día ; 47y que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48Vosotros sois testigos de estas cosas. 49Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre ; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto.
50Entonces los condujo fuera de la ciudad, hasta cerca de Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. 52Ellos, después de adorarle, regresaron a Jerusalén con gran gozo, 53y estaban siempre en el templo alabando a Dios.
Nueva Biblia de las Américas
1Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado. 2Encontraron que la piedra había sido removida del sepulcro, 3y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
4Aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes. 5Estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? 6No está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense cómo les habló cuando estaba aún en Galilea, 7diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar.”
8Entonces ellas se acordaron de Sus palabras, 9y regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los once apóstoles y a todos los demás. 10Eran María Magdalena y Juana y María, la madre de Jacobo (Santiago). También las demás mujeres con ellas decían estas cosas a los apóstoles. 11A ellos estas palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron. 12Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Inclinándose para mirar adentro, vio sólo las envolturas de lino, y se fue a su casa maravillado de lo que había acontecido.
13Aquel mismo día dos de los discípulos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén. 14Conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido. 15Y mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. 16Pero sus ojos estaban velados para que no Lo reconocieran.
17Y El les dijo: “¿Qué discusiones (palabras) son estas que tienen entre ustedes mientras van andando?” Y ellos se detuvieron, con semblante triste. 18Uno de ellos, llamado Cleofas, Le dijo: “¿Eres Tú el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han acontecido en estos días?” 19“¿Qué cosas?” les preguntó Jesús. Y ellos Le dijeron: “Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes Lo entregaron a sentencia de muerte y Lo crucificaron. 21Pero nosotros esperábamos que El era el que iba a redimir a Israel. Además de todo esto, éste es el tercer día desde que estas cosas acontecieron. 22Y también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro, 23y al no hallar Su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que El vivía. 24Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a El no lo vieron.”
25Entonces Jesús les dijo: “¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26¿No era necesario que el Cristo (el Mesías) padeciera todas estas cosas y entrara en Su gloria?”
27Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a El en todas las Escrituras. 28Se acercaron a la aldea adonde iban, y El hizo como que iba más lejos. 29Y ellos Le insistieron, diciendo: “Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado.” Y entró a quedarse con ellos. 30Al sentarse a la mesa con ellos, Jesús tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. 31Entonces les fueron abiertos los ojos y Lo reconocieron; pero El desapareció de la presencia de ellos. 32Y se dijeron el uno al otro: “¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?”
33Levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos, 34que decían: “Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.”
37Pero ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu. 38Y El les dijo: “¿Por qué están turbados, y por qué surgen dudas en sus corazones? 39Miren Mis manos y Mis pies, que Yo mismo soy; tóquenme y vean, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que Yo tengo.”
40Cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies. 41Como ellos todavía no lo creían a causa de la alegría y porque estaban asombrados, les dijo: “¿Tienen aquí algo de comer?”
42Ellos Le presentaron parte de un pescado asado, 43y El lo tomó en las manos y comió delante de ellos.
45Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, 46y les dijo: “Así está escrito, que el Cristo (el Mesías) padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; 47y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48Ustedes son testigos de estas cosas. 49Por tanto, Yo enviaré sobre ustedes la promesa de Mi Padre; pero ustedes, permanezcan en la ciudad hasta que sean investidos con poder de lo alto.”
50Entonces Jesús los condujo fuera de la ciudad, hasta cerca de Betania, y alzando Sus manos, los bendijo. 51Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. 52Ellos, después de adorar a Jesús, regresaron a Jerusalén con gran gozo, 53y estaban siempre en el templo alabando a Dios.
Nueva Versión Internacional
1El primer día de la semana, muy de mañana, las mujeres fueron al sepulcro, llevando las especias aromáticas que habían preparado. 2Encontraron que había sido quitada la piedra que cubría el sepulcro 3y, al entrar, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4Mientras se preguntaban qué habría pasado, se les presentaron dos hombres con ropas resplandecientes.
5Asustadas, se postraron sobre su rostro, pero ellos les dijeron: ?¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive? 6No está aquí; ¡ha resucitado! Recuerden lo que les dijo cuando todavía estaba con ustedes en Galilea: 7“El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, pero al tercer día resucitará”.
8Entonces ellas se acordaron de las palabras de Jesús. 9Al regresar del sepulcro, les contaron todas estas cosas a los once y a todos los demás. 10Las mujeres eran María Magdalena, Juana, María la madre de Jacobo, y las demás que las acompañaban. 11Pero a los discípulos el relato les pareció una tontería, así que no les creyeron. 12Pedro, sin embargo, salió corriendo al sepulcro. Se asomó y vio solo las vendas de lino. Luego volvió a su casa, extrañado de lo que había sucedido.
13Aquel mismo día dos de ellos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. 14Iban conversando sobre todo lo que había acontecido. 15Sucedió que, mientras hablaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos; 16pero no lo reconocieron, pues sus ojos estaban velados.
19?¿Qué es lo que ha pasado? —les preguntó. ?Lo de Jesús de Nazaret. Era un profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo. 20Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron; 21pero nosotros abrigábamos la esperanza de que era él quien redimiría a Israel. Es más, ya hace tres días que sucedió todo esto. 22También algunas mujeres de nuestro grupo nos dejaron asombrados. Esta mañana, muy temprano, fueron al sepulcro, 23pero no hallaron su cuerpo. Cuando volvieron, nos contaron que se les habían aparecido unos ángeles quienes les dijeron que él está vivo. 24Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.
25?¡Qué torpes son ustedes —les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas! 26¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria?
29Pero ellos insistieron: ?Quédate con nosotros, que está atardeciendo; ya es casi de noche. Así que entró para quedarse con ellos. 30Luego, estando con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. 31Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció.
33Al instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron a los once y a los que estaban reunidos con ellos. 34«¡Es cierto! —decían—. El Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón».
38?¿Por qué se asustan tanto? —les preguntó—. ¿Por qué les vienen dudas? 39Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tóquenme y vean; un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo.
42Le dieron un pedazo de pescado asado, 43así que lo tomó y se lo comió delante de ellos. Luego les dijo:
46?Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, 47y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. 48Ustedes son testigos de estas cosas. 49Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto.
Reina-Valera 1960
1El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. 2Y hallaron removida la piedra del sepulcro; 3y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, 7diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. 8Entonces ellas se acordaron de sus palabras, 9y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. 10Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. 11Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. 12Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
13Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. 14E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. 16Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. 17Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? 18Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. 21Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. 22Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; 23y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. 24Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. 25Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? 27Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
28Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. 29Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. 30Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. 31Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. 32Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? 33Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, 34que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
36Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. 37Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. 38Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? 39Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? 42Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. 43Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
44Y les dijo: Éstas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; 46y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
Biblia del Jubileo
1Y el primero de los sábados, muy de mañana, vinieron al monumento, trayendo las drogas aromáticas que habían aparejado, y algunas otras mujeres con ellas. 2Y hallaron la piedra revuelta de la puerta del sepulcro. 3Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5y como tuviesen ellas temor, y bajasen el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6No está aquí, mas ha resucitado; acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, 7diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea colgado en un madero, y resucite al tercer día. 8Entonces ellas se acordaron de sus palabras, 9y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. 10Y eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás que estaban con ellas, las que dijeron estas cosas a los apóstoles. 11Mas a ellos les parecía como locura las palabras de ellas, y no las creyeron. 12Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio sólo los lienzos allí echados; y se fue maravillado entre sí de lo que había sucedido.
13Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea que estaba de Jerusalén sesenta estadios, llamada Emaús. 14E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acaecido. 15Y aconteció que yendo en comunión entre sí, y preguntándose el uno al otro, el mismo Jesús se llegó, e iba con ellos juntamente. 16Mas los ojos de ellos eran detenidos, para que no le conociesen. 17Y les dijo: ¿Qué pláticas son éstas que tratáis entre vosotros andando, y estáis tristes? 18Y respondiendo el uno, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Tú solo peregrino eres en Jerusalén, y no has sabido las cosas que en ella han acontecido estos días? 19Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20y cómo le entregaron los príncipes de los sacerdotes y nuestros príncipes a condenación de muerte, y le colgaron de un madero. 21Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora sobre todo esto, hoy es el tercer día que esto ha acontecido. 22Aunque también unas mujeres de los nuestros nos han espantado, las cuales antes del día fueron al sepulcro; 23y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, los cuales dijeron que él vive. 24Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho; más a él no le vieron. 25Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara (así) en su gloria? 27Y comenzando desde Moisés, y de todos los profetas, les declaraba esto en todas las Escrituras que eran de él. 28Y llegaron a la aldea a donde iban; y él hizo como que iba más lejos. 29Mas ellos le detuvieron por fuerza, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Y entró con ellos. 30Y aconteció, que estando sentado con ellos a la mesa, tomando el pan, bendijo, y partió, y les dio. 31Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron; mas él se desapareció de los ojos de ellos. 32Y decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? 33Y levantándose en la misma hora, tornáronse a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos. 34Que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo había sido conocido de ellos en el partir el pan.
36Y entre tanto que ellos hablaban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz sea a vosotros. 37Entonces ellos espantados y asombrados, pensaban que veían algún espíritu. 38Mas él les dice: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos a vuestros corazones? 39Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; que un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41Y no creyéndolo aún ellos de gozo, y maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? 42Entonces ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel. 43Lo cual él tomó, y comió delante de ellos. 44Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos. 45Entonces les abrió el sentido, para que entendiesen las Escrituras; 46y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49Y he aquí, yo enviaré al Prometido de mi Padre sobre vosotros; mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto.