Visión general de Malaquías
Tipo de libro: Profético; Libro trigésimo noveno del Antiguo Testamento.
Autor: Malaquías, literalmente Mal'akiy, que significa "mi Mensajero". Malaquías 1:1 es el único lugar en las Escrituras en el que aparece este nombre. Por lo tanto, quizás esto podría ser un título en lugar del nombre de una persona específica.
Audiencia: La nación de Israel. A diferencia de la mayoría de los otros profetas del Antiguo Testamento, Malaquías no incluye ninguna advertencia en particular acerca de otras naciones además de Israel.
Fecha: Entre el 500 y el 400 a.C., probablemente justo antes del regreso de Esdras (460 a.C.), o posiblemente alrededor del comienzo del segundo mandato de Nehemías como gobernador (435 a.C.).
Resumen: Malaquías nos presenta la última profecía que Dios le entregó a Israel antes de los 400 años de silencio. El próximo profeta de Dios no vendría hasta que Juan el Bautista comenzara a proclamar la llegada del Mesías.
En este punto de la historia, Israel se encuentra en el fondo de un largo y lento declive espiritual. Los primeros libros proféticos, como Oseas, describen a Israel como una esposa infiel pero arrepentida. Más tarde, en Ezequiel, los pecados de Israel se han vuelto horribles y el pueblo no muestra signos de arrepentimiento. Para el tiempo de Malaquías, el pueblo escogido de Dios está lejos de haber alcanzado el nivel espiritual deseado: no solo son infieles y desobedientes, sino que están amargados con Dios debido a las circunstancias difíciles por las que estaban pasando.
Malaquías se escribió mientras Israel aún estaba bajo el control de Babilonia. Se les había permitido regresar a Jerusalén y reconstruir el templo; y, sin embargo, todavía estaban siendo dominados por una nación pagana. Este también era un momento difícil económicamente hablando. En lugar de buscar las promesas de Dios, tal y como aparecen en la Ley, Israel fue desobediente, estaba amargado y no tenía fe. No obstante, culpaban a Dios debido a sus problemas, en lugar de culparse a ellos mismos por los errores que estaba cometiendo.
Malaquías utiliza una estructura sutil que se puede entender como una serie de ondas u olas. La división moderna de capítulos y versículos no ayudan a vislumbrar esta estructura que aparece en el texto. Hay tres mensajes principales, y cada uno se dirige a un grupo en particular. El primero se dirige al sacerdocio. El segundo está dirigido a los hombres de Israel. El tercero es para la nación en su conjunto. Cada uno de estos mensajes se compone de dos "profecías", y finalmente suman seis. Cada pareja de profecías es una imagen de la siguiente pareja de profecías, de modo que los temas fluyen hacia un punto principal y luego retroceden a través de esos mismos temas.
Cada una de las profecías de Malaquías va acompañada de algunas acusaciones específicas. En un estilo conversacional único, Dios acusa a Israel de haber cometido un error. Israel, como casi en todos los casos, responde con incredulidad y duda. Las principales acusaciones incluyen sacrificios inapropiados, divorcios desenfrenados, matrimonios mixtos paganos e irreverencia espiritual.
El mensaje triple de Malaquías se centra en la fidelidad que Dios siente hacia Israel, a pesar de sus errores. El pueblo no debería desobedecer a Dios y luego culparlo racionalmente por las consecuencias de sus propios pecados. Independientemente del fracaso humano, Dios promete enviar mensajeros para preparar el camino del Mesías. El sacerdocio será purificado, todas las naciones glorificarán a Dios y la gente malvada será derrotada para siempre.
Versículos clave (RVC)
Malaquías 1:2–3: Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, 3 y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto.
Malaquías 1:8: Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.
Malaquías 1:10–11: ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. 11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.
Malaquías 1:13: Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová.
Malaquías 2:11: Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado el santuario de Jehová que él amó, y se casó con hija de dios extraño.
Malaquías 2:16: Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.
Malaquías 3:1: He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Malaquías 3:6: Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
Malaquías 4:1: Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.
Malaquías 4:5–6: He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. 6 él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.