¿Qué significa Marcos 1:3?

Marcos 1:2 describe esta breve sección como una cita del profeta Isaías. Aunque la primera mitad fue en realidad de Malaquías, Marcos 1:3 se cita directamente de Isaías 40:3. Esta declaración en particular de Marcos, es la parte más conocida de su cita y es el argumento principal que vincula a Juan el Bautista con el mensajero profetizado en el Antiguo Testamento. Es por eso por lo que Marcos dice que esta cita pertenece al libro de Isaías.

La raíz de la palabra traducida "clama", boao, puede referirse a un grito de alegría o dolor, una llamada de ayuda, o simplemente las palabras de una voz firme; por lo tanto, todo esto se puede aplicar aquí. A diferencia de Jesús, Juan enseñó voluntariamente en el desierto alrededor del río Jordán, lejos de las sinagogas establecidas y los líderes judíos, quienes eran extremadamente estrictos.

El pasaje de Isaías que se cita aquí es una promesa de consuelo para el pueblo de Dios. Isaías 40:2 dice: "¡Hablen al corazón de Jerusalén! ¡Díganle a voz en cuello que ya se ha cumplido su tiempo, que su pecado ya ha sido perdonado; que ya ha recibido de manos del Señor el doble por todos sus pecados!". Aquí se habla de una promesa que indica que la relación de Israel con Dios será restaurada y sus pecados serán perdonados. Isaías 40:3–4 continúa diciendo que la "voz" en el desierto "enderezará en el páramo una calzada a nuestro Dios". Este mismo pasaje profético promete que los valles y las colinas serán igualados para que Dios y Su pueblo puedan estar juntos más fácilmente.

Juan literalmente encarna a Isaías 40:1–4 en el sentido de que él es la voz (un profeta) que clama (predica) en el desierto (los campos de Judea), sentando las bases para el ministerio venidero de Jesús. Este es el mismo desierto donde Jesús será tentado durante cuarenta días en preparación para Su propio ministerio público (Marcos 1:12–13). El mensaje de Juan sobre que la gente debe alejarse de sus pecados es la verdad espiritual detrás de la metáfora geográfica: su llamada al arrepentimiento preparó espiritualmente a los judíos para la llegada del Mesías. Del mismo modo, al rechazar nuestros pecados y buscar el perdón de Dios, nosotros también allanamos el camino para que nuestros corazones reciban a Dios y el perdón que tanto necesitamos.