¿Qué significa Marcos 1:34?
Jesús enseñó durante Su último encuentro con las masas (Lucas 5:1–3), pero no se menciona ninguna curación. Ahora, horas después de curar a un hombre poseído por un demonio y a una mujer enferma (Marcos 1:21–31), el lugar se llena de una ciudad entera que quiere ser sanada, y Jesús responde. La enfermedad y la posesión demoníaca no son necesariamente resultados directos del pecado (Juan 9:1–3), pero en última instancia están relacionados de alguna manera. La enfermedad es el resultado del pecado original de Adán y Eva que hace que nuestros cuerpos sean frágiles y que nuestro mundo sea mortal. La posesión demoníaca se debe a la rebelión de Satanás contra Dios. Jesús ciertamente vino a rescatarnos de los resultados del pecado, pero no necesariamente de esta manera. En su gracia, Jesús sanaba a los enfermos, pero esta no era Su prioridad. A la mañana siguiente, les dirá a sus discípulos "vayamos a las aldeas vecinas, para que también allí predique, porque para esto he venido" (Marcos 1:38). Jesús vino a sanarnos permanentemente a través de la restauración de nuestra relación con Dios. Este es el evangelio que Jesús vino a predicar; esa es la esencia del evangelio.Jesús no solo expulsó a los demonios de sus víctimas, sino que impidió que esos demonios hablaran. Aquí encontramos tres observaciones interesantes. Primero, los demonios pueden hablar, o al menos controlar el discurso de sus víctimas. Segundo, estos demonios sabían quién era Jesús. Tercero, Jesús no permitía que los demonios hablaran cuando estaban a Su alrededor. Los demonios buscaban interrumpir Sus planes, algo que Jesús no les permitiría. Los demonios no apoyaban el plan de Jesús de revelarse como el Mesías, Dios y el Hijo de Dios. Una de las herramientas favoritas de Satanás es distorsionar la verdad para conseguir sus propios fines. Sin embargo, Jesús no permitió que los demonios pudieran distorsionar la verdad en ningún momento.