¿Qué significa Marcos 1:40?
Este versículo presenta el primer relato específico de Marcos sobre la obra de Jesús en Galilea fuera de Cafarnaún. No tenemos claro qué significa exactamente "lepra" tal y como se menciona en la Biblia. La enfermedad de Hansen, que se observó en la India ya en el año 600 a.C., ataca el sistema nervioso y desfigura la piel y los huesos de la víctima; pero el concepto bíblico de la lepra abarca una serie de condiciones que incluyen "una hinchazón, una erupción o una mancha blanca" (Levítico 13:2) e incluso moho en la tela (Levítico 13:47). Cualesquiera que sean los detalles, sus consecuencias eran desastrosas. Si se confirmaba que una persona tenía lepra después de ser examinada por un sacerdote, el sacerdote tenía que rasgarse la ropa, soltarse el pelo, cubrirse el labio superior y gritar "impuro, impuro", dondequiera que fuera. Además, esta persona tenía que vivir fuera de las áreas pobladas para evitar que la enfermedad se propagara aún más.Por muy doloroso o inconveniente que la enfermedad física hubiera sido, el estigma social era peor todavía. El judaísmo enumera una gran cantidad de formas en que las personas podrían ser "impuras", pero la mayoría de ellas tenían una fecha límite. Por lo general, una persona se consideraba "limpia" esa misma noche después del baño, aunque se estipularon períodos más largos para el parto. Si una persona padeciera de una afección de la piel que fuera identificada como la lepra, esta persona se consideraba impura hasta que la afección se curara; los impuros no podían adorar con otros, ni tampoco podían ir al templo. Si la condición era incurable, su estado impuro era permanente.
La noticia del poder sanador de Jesús ha llegado hasta este hombre, quien vivía fuera de las ciudades, y el hombre responde con humildad y fe, arrodillándose ante Jesús y reconociendo que lo único que se interpone entre él y la curación es la voluntad de Jesús. El hombre no solo está pidiendo alivio de la condición de su piel, sino que también pide ser purificado; esto ciertamente incluía el ser sanado físicamente, pero también el hecho de poder vivir y adorar con junto a otros.
Hoy en día no tenemos restricciones tan fuertes con respecto a la adoración, sin embargo, a veces seguimos buscando excusas para no ir a la iglesia. Por supuesto, ir a la iglesia con una enfermedad altamente contagiosa no es una buena idea, pero si nuestra prioridad fuera adorar a Dios con otros creyentes, cualquier inconveniente menor no nos mantendría en casa.