¿Qué significa Marcos 10:23?
La cuestión del dinero del joven rico es equivalente al sentimiento de superioridad espiritual de los fariseos. Jesús condena a los fariseos tres veces por hacer algo en público para recibir elogios de los demás (Mateo 6:2; 6:5; 6:16). Jesús explica que la alabanza que reciben de los hombres es su única recompensa y que no recibirán recompensa en el cielo. Del mismo modo, los ricos se abastecen de la tierra. Por mucho que el joven rico desee la vida eterna, le resulta difícil "(poner) la mira en las cosas del cielo, y no en las de la tierra," cuando las cosas en la tierra son tan agradables para él (Colosenses 3:2). Es difícil elegir sufrir por el evangelio cuando el sufrimiento en general es algo que no estamos acostumbrados a experimentar.En realidad, es muy difícil dejar de confiar en las cosas del mundo. Incluso uno de los discípulos de Jesús, Judas, cae en esa misma trampa. Cuando María de Betania unge los pies de Jesús con un perfume caro, Judas se burla de ella por haberlo desperdiciado, pero él está realmente molesto porque si ella hubiera donado el dinero, él podría haberlo robado (Juan 12:1–6). Poco después, por supuesto, Judas les entrega a Jesús a los principales sacerdotes por treinta piezas de plata (Mateo 26:14–16). Judas considera el atractivo del dinero mucho más fuerte que su devoción por Jesús, y esto lo conduce hacia la muerte (Mateo 27:3–10). Muchos ricos a lo largo de la historia también han luchado contra su amor por el mundo.
Sin embargo, hay algo de esperanza mientras lidiamos con este problema. Zaqueo es un recaudador de impuestos jefe y muy rico. Después de un encuentro con Jesús, Zaqueo se ofrece como voluntario para regalar la mitad de sus posesiones y devolverles a las personas a las que había defraudado cuatro veces la cantidad que les había robado. Zaqueo hace esto mientras se somete voluntariamente a la autoridad de Jesús, y Jesús responde diciendo: "hoy ha llegado la salvación a esta casa" (Lucas 19:1–10). La clave no es que la gente rica tenga que darles a otros todas sus posesiones mundanas para salvarse. Zaqueo, por ejemplo, no dio todo su dinero. Más bien, todos deberíamos amar y seguir a Jesús tanto que las posesiones ya no sean lo más importante de nuestras vidas.