¿Qué significa Marcos 10:36?
La petición de Jacobo y Juan no carece de precedentes. Jabés era un hombre de la tribu de Judá que oró para que Dios lo protegiera del dolor y ensanchara sus fronteras; quizás, lo que le pidió a Dios fue un área geográfica donde pudiera cultivar o alimentar a sus ovejas, pero probablemente también deseaba tener más poder e influencia. De hecho, se sabía que Jabés era un hombre honorable y Dios respondió a su oración (1 Crónicas 4:9–10).Años más tarde, Dios se acercó al hijo de David, Salomón, con una oferta: "pídeme lo que quieras que yo te conceda" (1 Reyes 3:5). Salomón le pidió sabiduría a Dios, y Dios bendijo su humilde petición convirtiéndolo también en el rey más rico, honrado y terrateniente de la historia de Israel (1 Reyes 3:3–14).
A Dios no le importa los momentos en los que le pedimos cosas, ya que nos dio la capacidad de desear cosas. A veces, nuestros deseos son exactamente lo que él quiere para nosotros en ese momento, como María de Betania cuando unge a Jesús con perfume (Juan 12:1–8). A veces, nuestros deseos forman parte del plan de Dios, pero todavía no es el momento adecuado, como el deseo de Pablo de visitar la iglesia en Roma (Romanos 1:9–10). Otras veces, nuestros deseos no son malos, simplemente no son lo que Dios tiene en mente para nosotros; o Dios simplemente tiene en mente a otras personas, como cuando Pablo intentó predicar el evangelio en Asia (Hechos 16:6).
Incluso nuestros deseos más egoístas nos brindan oportunidades para crecer, tal y como lo experimentan Jacobo y Juan aquí. Jesús les pregunta lo que quieren, y una vez que son honestos acerca de lo que quieren, Jesús les enseña que sus deseos siempre se deben ajustar a la voluntad de Dios, algo que quizás les sería difícil de entender en ese momento. No importa el tipo de deseo que podamos tener, cuando nos acercamos a Dios honestamente con las cosas que deseamos, Dios puede usar esos deseos para hacernos madurar espiritualmente.