¿Qué significa Marcos 10:48?
Reprensión proviene de la raíz griega epitaimaō y significa "amonestar o censurar". Es la misma palabra que se usa para describir la manera en la que los discípulos les respondieron a las personas que llevaron a sus hijos a ver a Jesús (Marcos 10:13). No se nos dice exactamente quién reprende a Bartimeo; puede ser la gente que va con Jesús (Marcos 10:32), los lugareños de Jericó o los viajeros que se dirigen a Jerusalén para la Pascua. Samaria se encuentra entre Judea y Galilea, pero como los judíos odiaban a los samaritanos, los galileos que viajaban a Jerusalén cruzaban el río Jordán, pasaban por el lado este de Samaria y cruzaban hacia Judea por Jericó. Esto hacía que Jericó fuera un lugar muy popular para los viajeros."Misericordia" proviene de la raíz griega eleeō y significa "ayudar a algo o a alguien que necesita ser ayudado". Bartimeo ejemplifica el significado de ser "pobre de espíritu". A diferencia de Pedro, que le recuerda a Jesús sobre los sacrificios de los discípulos (Marcos 10:28) o Jacobo y Juan que piden lugares de honor en el reino de Jesús (Marcos 10:35–37), Bartimeo sabe que no hay nada en él que justifique Su atención; solo tiene fe en que el favor de Jesús no es algo que pueda o deba ganarse, sino que solo necesitaba acercarse con fe y preguntarle a Jesús.
Hoy en día, los titulares están llenos de relatos de personas que expresan sus necesidades y piden ayuda mientras el mundo descarta sus preocupaciones y les dice que se callen. Las personas necesitadas pueden ser amables, apasionadas, disruptivas o incluso criminales. Pero sean cuales sean las palabras que usen, cuando ignoramos su dolor, exhibimos el mismo egocentrismo que los viajeros que le dicen a Bartimeo que se calle. En la parábola de la viuda persistente, el juez malvado finalmente es justo con la viuda porque ella lo molesta continuamente, no porque a él le importe la justicia (Lucas 18:1–8). Jesús nos llama a personificar un estándar más alto. La compasión (Mateo 22:34–40), la misericordia (Mateo 5:7) y el amor por la justicia (Deuteronomio 10:18; 16:20) son los atributos que caracterizan a un seguidor o seguidora de Cristo, no el hecho de que se nos moleste cuando se nos pide ayuda, o el hecho de juzgar a las personas cuyos problemas nos presentan inconvenientes o incluso nos llegan a dar vergüenza.