¿Qué significa Marcos 11:17?
La primera mitad de la cita de Jesús viene de Isaías 56:7. Isaías 56:3–8 profetiza acerca de los gentiles que adorarán a Dios y cómo Dios les será fiel. Dios promete aceptar a los no-judíos y llevarlos hacia Su montaña, darles gozo y aceptar Sus sacrificios. Esto se cumplirá por completo durante el reino milenial, pero el propósito de Dios para Israel siempre incluyó bendecir a los gentiles (Isaías 42:6).La segunda mitad de la condena de Jesús viene de Jeremías 7:11: "¿acaso esta casa, donde se invoca mi nombre, es para ustedes una cueva de ladrones?" El patio en el que los gentiles adoraban a Dios ahora está lleno de cambistas, comerciantes de aves y lugareños que lo consideran un lugar como otro cualquiera; están "robándoles" a los gentiles el espacio que estaba dedicado a la oración y la adoración de Dios; incluso están robándoles a los clientes económicamente, subiendo los precios de lo que vendían y aprovechándose de la situación.
Jesús no se está concentrándose en las ofrendas que los sacerdotes debían recibir. La Biblia establece que los sacerdotes merecen ser apoyados por los israelitas (Deuteronomio 18:1) al igual que los maestros cristianos merecen ganarse la vida con su trabajo para el reino (1 Corintios 9:8–12). Jesús les está hablando a los laicos que abusan de la devoción de los adoradores de Dios para su propio beneficio. Desafortunadamente, este hábito nunca se ha detenido. En la edad temprana de la iglesia, los cazadores de reliquias vendían cosas como huesos de un dedo, los cuales le pertenecían supuestamente a un santo. En la actualidad, hay estafadores vendiendo aceite de unción especial o paños de oración, y convierten artículos que se usaban durante el tiempo de la iglesia primitiva en ídolos falsos y ganan dinero mientras lo hacen.
Cristo también se dirige a los adoradores de Dios que valoran la conveniencia y las apariencias por encima de una piedad genuina o la preocupación por los demás. Estas cosas pasan también en la actualidad: hay personas que se aprovechan de espacios que están destinados a ser usados por personas discapacitadas, y también hay lugares de culto que acaban siendo lugares de almacenamiento. Los creyentes no podemos ignorar nuestra responsabilidad de darles la bienvenida a las personas necesitadas, a personas con discapacidades físicas y a extranjeros dentro del cuerpo de nuestra iglesia, ni elegir el oportunismo y la conveniencia por encima del evangelio. Debemos ser como Cristo y valorar a los más necesitados. (Marcos 9:35–37; 10:13–16).