¿Qué significa Marcos 12:38?
Jesús ha elogiado a un escriba de los fariseos por entender que amar a Dios y a los demás es más importante que seguir la ley mosaica reglamentada. Incluso dice que el escriba está cerca de encontrar el reino de Dios (Marcos 12:28–34). Poco después, Jesús usa las Escrituras y la lógica para probar que, aunque el Mesías es el Hijo de David, Su autoridad para gobernar viene directamente de Dios (Marcos 12:35–37). Ahora Jesús va al ataque, por así decirlo.Marcos simplemente menciona "saludos", pero Mateo explica que a los escribas les gusta que los llamen "rabinos" (Mateo 23:7). Jesús dice que buscar el título de rabino, padre o maestro es peligroso. Tales posiciones invitan mucho al escrutinio de Dios (Santiago 3:1) y buscar esta aprobación y atención muestra lo opuesto al corazón de siervo que Jesús quiere que Sus seguidores tengan (Marcos 9:33–37; 10:35–45).
Los escribas están muy bien informados, pero su vanidad y el orgullo de su pericia en la Ley los lleva a desviarse de la verdad sobre el Mesías. Incluso la forma en la que se visten está destinada a atraer la adoración de la gente. A diferencia de las túnicas utilitarias que la mayoría usa, los líderes religiosos prefieren el lino blanco con flecos o borlas de gran tamaño. Las borlas son un recordatorio ordenado por Dios de la ley mosaica (Números 15:38), pero la longitud excesiva sólo sirve para vanagloriarse (Mateo 23:5). Jesús respeta las ofrendas que le ofrecemos a Dios más que el tamaño que cualquier borla pudiera tener (Marcos 12:41–44).
Marcos destaca solo un puñado de ofensas que cometen los fariseos, pero Mateo enumera aún más. Los fariseos afirman poseer el camino al cielo, pero solo lideran a los demás hacia el infierno (Mateo 23:13–15); valoran lo que las personas hacen y ofrecen más que al Dios al que sirven (Mateo 23:16–22). A pesar de la insistencia del escriba anterior de que el amor es más importante que la ley, los escribas viven como si la ceremonia de la ley fuera más grande que la justicia, la misericordia y la fidelidad (Mateo 23:23–24). Si bien insisten en que habrían aceptado las palabras de los profetas del Antiguo Testamento, Jesús profetiza que perseguirán e incluso matarán a los "profetas" que están por venir (Mateo 23:29–36).