¿Qué significa Marcos 14:61?
En la profecía del Siervo Sufriente, Isaías escribe: "se verá angustiado y afligido, pero jamás emitirá una queja; será llevado al matadero, como un cordero; y como oveja delante de sus trasquiladores se callará y no abrirá su boca" (Isaías 53:7).Obviamente, Jesús dijo algunas cosas durante los distintos juicios, pero no en Su defensa. Cuando se le pregunta, Jesús insiste en que el testimonio debía provenir de testigos, no de él mismo (Juan 18:20–23). Jesús nunca se defiende ni hace ningún esfuerzo por evitar la cruz. Su testimonio tiene el único objetivo de confirmar Su identidad (Marcos 14:62; 15:2; Juan 18:33–38).
A lo largo de Su ministerio, Jesús ha silenciado a los demonios (Marcos 1:25) y a Sus seguidores (Marcos 8:29–30) para que no publicitaran que él era el Mesías. Las expectativas proféticas que existían en la época eran que el Mesías liberaría a los judíos y los conduciría hacia un futuro lleno de bendiciones. De hecho, una multitud de personas que supuso que Jesús podría ser el Mesías trató de apoderarse de él y hacerlo rey (Juan 6:15). Jesús no proclamó públicamente ser el Mesías si él sabía que ese camino lo llevaría hacia la victoria y el trono; sino que solo lo reconoció cuando se encontraba de camino hacia la cruz, donde se cumplirán todas las profecías y todo quedaría claro.
Las profecías del Mesías del Antiguo Testamento incluyen la descripción de David de su Señor en el Salmo 110:1 y la visión de Daniel del Hijo del Hombre en 7:13. "Cristo" viene de la palabra griega Christos y literalmente significa "el ungido". Cristo en griego significa "el Mesías judío", que es el ungido o elegido por Dios para redimir a Israel (Isaías 42:1; 61:1–3). "El Bendito" proviene de la raíz griega eulogetos, y se refiere a uno que es "bendecido o alabado" y "solo es usado por Dios". "Hijo de Dios" es una expresión que no solo se refiere al Mesías en las Escrituras Hebreas, aunque sí se refiere al Mesías en los escritos extrabíblicos. "Hijo de Dios" es alguien que se parece a Dios, ya sea metafísicamente o como uno a quien Dios ha elegido (éxodo 4:22; Oseas 11:1; Salmo 2:7–8). Sin embargo, Jesús ya ha dicho públicamente, en el pórtico de Salomón en el patio del templo, que él y el Padre son de una misma sustancia (Juan 10:30). En este contexto, ser identificado como el "Hijo de Dios" implica algo más que va más allá de ser solo un sirviente de Dios.
Con esta afirmación (Marcos 14:62), el Sanedrín tiene motivos para condenarlo y crucificarlo (aunque para crucificarlo, necesitaban el permiso de Roma). Una vez más, esto muestra que Jesús está completamente en control de la situación (Mateo 26:53). Los acontecimientos progresan porque él es el Mesías, y no por las acusaciones falsas o los planes de los que estaban allí presentes.