¿Qué significa Marcos 15:47?

María Magdalena y otra María, la madre de Jacobo el menor y José, estaban con varias otras mujeres durante la crucifixión, y siguieron a José de Arimatea y Nicodemo (Juan 19:39) para ver dónde finalmente colocarían el cuerpo de Jesús. Aunque Nicodemo ha traído setenta y cinco libras de mirra y áloe (Juan 19:39), las mujeres tienen la intención de regresar y preparar adecuadamente a Jesús para el entierro (Lucas 23:56).

Es por eso por lo que María Magdalena, la otra María, Salomé (Marcos 16:1) y Juana, con otras, regresan al sepulcro después del sábado (Lucas 24:10). Se preguntan cómo quitarán la piedra y, por supuesto, se encuentran con una tumba vacía y un ángel que les explica que Jesús ha resucitado de entre los muertos (Marcos 16:2–6). El ángel les dice que se lo dijeran a los discípulos. Finalmente lo hacen (Marcos 16:6–7; Mateo 28:1–8), y Pedro y Juan corren para ver la tumba vacía (Lucas 24:1–12; Juan 20:2–10). Se van de nuevo, pero María Magdalena regresa, angustiada porque el cuerpo de Jesús no está (Juan 20:11–18). Jesús se acerca a ella, tan curado y renovado de Su terrible experiencia que ella no lo reconoce.

La primera persona con la que Jesús habla es una de estas mujeres, una mujer de quien Jesús había expulsado siete demonios (Lucas 8:2). Ahora, sin embargo, ella y una amiga observan cómo José de Arimatea (Marcos 15:46) y Nicodemo (Juan 19:39) hacen rodar la piedra sobre la tumba del que se suponía que era un rey.