¿Qué significa Marcos 16:13?
Los testigos de la resurrección se enumeran en un nivel de experiencia y confiabilidad legal cada vez mayor. Primero, las mujeres les dicen a los discípulos que la tumba está vacía y un ángel les dice que Jesús está vivo (Mateo 28:1–8). En la mayoría de los casos, a las mujeres no se les permitía dar testimonio legalmente, así que los siguientes en comprobarlo son Pedro y Juan, quienes confirman que Jesús no está en la tumba (Juan 20:3–8; Lucas 24:12). Los discípulos todavía no lo entienden del todo (Juan 20:9). A continuación, Jesús se le aparece a María Magdalena en persona (Juan 20:11–18). Una vez más, como es una mujer, no la creen. Entonces Jesús se les aparece a dos hombres, Cleofas y otro seguidor (Lucas 24:13–35). Según Lucas 24:34, Jesús también se le apareció a Pedro.Marcos 16:9–20 no se encuentra en los manuscritos más antiguos y confiables, pero todas, salvo unas pocas frases, se pueden corroborar en los otros evangelios o en el libro de Hechos. Lucas 24:33–35 afirma que Cleofas y su amigo regresaron a Jerusalén y les dijeron a los discípulos que habían visto a Jesús. El hecho de que los discípulos no les creyeron no se afirma específicamente en ningún otro texto. Cuando los dos hombres regresan de Emaús, se encuentran a los Once y a otros reunidos, y les dicen: "¡en verdad el Señor ha resucitado, y se le ha aparecido a Simón!". (Lucas 24:34). Dicho esto, parece que todavía había cierto nivel de incredulidad, tal y como se infiere de sus reacciones cuando Jesús se revela al grupo.
Mientras Cleofás y su amigo se lo están contando a todos los seguidores de Cristo, Jesús mismo se les aparece (Lucas 24:36–43). Los allí presentes se espanta y creen que Jesús es un espíritu. "Atemorizar" proviene de la raíz griega ptoeō, que se relaciona con la palabra "volar", más o menos diciendo que esto sería como tener el impulso de salir corriendo. Emphobos, la raíz griega de la que se toma "asustado", significa "estar aterrorizado". Esta no es la primera vez que los discípulos piensan que Jesús era un espíritu. Después de que alimentara a los cinco mil que estaban fuera de Betsaida y se retirara a las montañas para orar, pasó caminando sobre las aguas junto a los discípulos que estaban en una barca tratando de cruzar el mar de Galilea (Marcos 6:30–52). Marcos dice: "…pero ellos, al verlo caminar sobre las aguas, pensaron que era un fantasma y comenzaron a gritar…" (Marcos 6:49).
Hasta que Jesús no les enseña Sus manos y Sus pies perforados, los discípulos no creen plenamente (Juan 20:20, 26–27). Los discípulos se han caracterizado por tener corazones duros e ideas preconcebidas que los ciegan a discernir el verdadero propósito de Jesús. En realidad, nosotros no somos quienes para juzgarlos; somos afortunados de tener el Espíritu Santo, el cual nos guiará hacia la verdad (Juan 16:13) y testificará en nuestros corazones sobre quién es Jesús (Juan 15:26).